Una aproximación parcial a las clases subalternas, mediante el seguimiento de una variopinta gama de acciones de soslayada protesta social, constituye el objeto de este libro. Las ordenanzas reglamentista del Consell municipal, los sermones de ardorosos predicadores, y la acción procesal o punitiva del Justícia Criminal constituyen las fuentes de información utilizadas para recomponer algunos testimonios humanos de una ciudad cosmopolita. Valencia a finales del Trescientos experimentaba un increíble crecimiento en el plano demográfico, urbanístico y económico, coincidiendo con la consolidación de un patriciado en los órganos de gobierno local. Precisamente entonces el municipio creaba, organizaba, fomentaba y explotaba un burdel ciudadano –siguiendo el ejemplo de toda la Europa urbanizada– destinado a sufragar las perentorias necesidades de un interminable aluvión inmigrado. Las indefinidas turbulencias de un anónimo e inestable pueblo, escasamente integrado en la comunidad laboral y vecinal, tan propenso a los disturbios y violencias como poco respetuoso con los representantes del poder, no cesaban de alterar de forma peligrosa el apacible y bienquerido orden ciudadano. Los textos de los más aclamados moralistas - obras tan costumbristas como políticas bajo su inevitable discurso cristianizante – nos presenta una población poco proclive a respetar las normas de una ética ciudadana, que desde los poderes públicos pretendía influir en el comportamiento de los hombres pautando un código de urbanidad medieval.