dijous, 14 d’octubre del 2021

EL DESCONORT. EL DESCONSUELO.

EL DESCONSUELO.

Es el Desconsuelo uno de los poemas más inspirados y espontáneos que haya escrito Lulio. Treinta años de viajes, de penalidades, de instancias y de alternativas; treinta años de la más ardorosa fé en sus proyectos y de solemnes promesas, sin que pudiera conseguir la realización de sus constantes aspiraciones, no habían logrado arrancar del corazón del laborioso Raimundo la esperanza firme que abrigaba de ver un día entronizada su doctrina por todo el orbe, dispuesta la predicación del catolicismo por entre las numerosas hordas agarenas, y puesta en pie la cruzada que debía restaurar el trono cristiano en la ciudad santa. Mas cuando en 1295 no encontró en Roma más respuesta a sus ardientes súplicas que la mofa y el escarnio de los poderosos; más apoyo a su ciencia que el indiferentismo de la ignorancia, incapaz de comprender las concepciones de su espíritu privilegiado; no es extraño que aquella incontrastable firmeza cayese en el desaliento, y que preñados los ojos de lágrimas, y lleno el corazón de amargura, buscara su alivio el desengañado Lulio en la reconcentración de su alma y en las íntimas y solitarias fruiciones del saber y de la poesía. Hijo de este estado interior de nuestro poeta es la obra de que nos ocupamos. Bello es el exordio con que da principio a su melancólico desahogo, describiendo la flaqueza de su corazón, el duelo de su alma, y el triste desamparo de los hombres que le obligaba a mirar a Dios como al único amigo capaz de consolarle. Bellos los recuerdos que dedica a los desvíos de su juventud y a la beatífica aparición que le apartó del camino de la culpa; y sentidos los versos en que hace alusión al estado del mundo, al poco fruto que alcanzara de sus trabajos, a las lágrimas que estos pensamientos arrancaban a sus ojos, y a lo poco que Dios escucha a veces a los justos y a los pecadores que anhelan verle honrado y ensalzado. Después empieza un interesante diálogo con un ermitaño que se le aparece en el bosque y que le exhorta a que abra su corazón para socorrerle con la suavidad y eficacia de su doctrina; diálogo tierno y patético en verdad, cuando en él se duele de la poca atención que a sus palabras se prestaba, del concepto pobre en que la ignorancia de su tiempo le tenía, del menosprecio que por premio de sus afanes alcanzara de los que podían ayudarle en sus empresas, y de la superficialidad con que juzgaban su célebre Arte en que tanta fé tenía; después de haberse privado de su familia y de su hacienda por el bien del género humano, de haber vuelto la espalda a las seducciones mundanales, y de haber corrido todas las naciones del orbe conocido, sin encontrar compañero que participara de su santo ardor. El ermitaño a su vez procura enjugar sus lágrimas con toda la ternura del alma cristiana, discurriendo ambos sobre el orden del mundo, sobre la exaltación de la fé católica, y conversión de los infieles; y tocando con alta sabiduría profundas cuestiones de moral y ciencia teológica. Sin embargo empero de la suavidad evangélica que fluye de todas las páginas de este inspirado poema, y del espíritu eminentemente católico que le caracteriza, fue una de las obras que escogieron violentos censores y adversarios de la doctrina luliana, para llevar a cabo su persistente y encarnizada idea de hacer ver al mundo que el venerable Lulio era autor de máximas heréticas y anti-cristianas, valiéndose de la calumnia, de la falsía y de la impostura. Indigna ver la superficialidad con que interpretaban y analizaban los tiernos conceptos del poeta, y la mala fé con que, en defecto de razones, tergiversaban y alteraban el sentido de los textos originales, si es que originales alguna vez los vieron. El encono de los adversarios de Lulio, nacido en su mayor parte de la ardorosa defensa que hizo del misterio de la Inmaculada Concepción de María, llegó a tan alto grado, que acudían hasta a los medios más reprobados para empañar con absurdas ficciones la pureza de su vida; valiéndose ya de una palabra mal sonante de los traductores del gran maestro, sin cuidarse de acudir a los textos lemosines para su comprobación, ya de los mismos sofismas que Lulio ponía en boca de los antagonistas del dogma católico en sus libros dialogados de polémica, que truncaban a su antojo, para regalar al venerable mártir el dictado de hereje. La publicación empero del original lemosin (lemosín) es la mejor vindicación de tan injustas como apasionadas diatribas; y en obsequio a la obra añadimos una traducción castellana, que hemos arreglado sobre la que hizo el célebre profesor de la doctrina luliana D. Nicolás de Pax, especial amigo del cardenal Cisneros; cuya traducción demostrará a los que no estén versados en la lectura del lemosin, con cuanta injusticia se cebaban los adversarios de Lulio sobre el más dulce, el más tierno y el más sentido de los desahogos de su alma verdaderamente grande, y nos dispensará al mismo tiempo de extendernos en citar sus pasajes más notables, como hemos hecho con respecto a las demás composiciones; pues en verdad ¿cómo no trascribir el poema entero cuando se trata de hacer ver las bellezas de que está sembrado? ¿Cómo citar un pasaje sin hacer agravio a los que pasáramos eo silencio? ¿Qué estrofa hay que no sea interesante, ya por uno ya por otro concepto?

En este poema, escrito en Roma hacia el año 1295, o sea diez años después de haber dejado Lulio aquella ciudad para residir en París, Montpeller, Génova, Túnez y Nápoles, se hace mención de los Cien nombres de Dios, obra que cita también en otros tratados, sin duda por ser uno de los que su autor más apreciaba, prueba evidente y otro de los muchos ejemplos que la historia nos ofrece, de lo que se engañan los escritores en el juicio de sus propias obras: - "¡Oh ermitaño! dice, cansado estoy de tratar con la corte romana, sin que ninguna cosa haya podido alcanzar, y si vos queréis trabajar por la santa causa de nuestro Señor Jesucristo en la metrópoli, y en ella hacer despacio y con diligencia cuanto os sea dado, quizás este negocio llegára a su fin, si os quieren escuchar el santo Padre y los cardenales; o sino haceos juglar en la corte y cantad los Cien nombres de Dios, que escribí en rimas para que cantar se pudiesen. Aunque bien mirado no os doy este consejo, porque no hagáis menospreciar los libros que Dios me hizo concebir." -

Por fortuna podemos ofrecer al lector el texto original de este poema con mayor corrección que el de los anteriores, lo cual se debe a las muchas copias que hemos tenido ocasión de consultar. Además de las modernas que han llegado a nuestras manos, y de un códice del siglo XV y otro del XVI o principios del XVII que tenemos a la vista, hemos examinado la copia hecha por mano de D. Nicolás de Pax, existente en la biblioteca del Instituto Balear, y la que forma parte del antiguo códice que perteneció a la librería del convento de dominicos de Palma y que dejamos citado al hacernos cargo de la anterior composición sobre la Alquimia. Con la minuciosa comparación de todos estos códices hemos logrado restablecer el sentido de un crecido número de pasajes que aparecía dudoso, y dejar más correcto el lenguaje, alterado en algunos puntos, y más exacta la medida de los versos.

Notaráse sin duda alguna diferencia en la ortografía, entre este poema y los demás que van trascritos, principalmente el de los Cien nombres de Dios. Los copistas muchas veces, si eran exactos en la conservación de los vocablos anticuados, no lo eran en lo que atañía a la parte ortográfica de las palabras: así es que en las copias más modernas encontramos muy notables diferencias en el modo de escribirlas. Si se mira con alguna detención el poema de los Cien nombres de Dios, se conocerá que el códice de donde lo hemos tomado es de fecha posterior al que nos ha servido para la publicación de las otras composiciones; y si en la que nos ocupa se observan algo más anticuados algunos vocablos, débese a la circunstancia de haber podido hacer comparaciones con códices de más remota fecha, y a que, como era natural, nos ha merecido siempre más fé lo que más se acerca a la época en que floreciera el autor. Así no debe extrañar el lector ver escrito con frecuencia en este poema eyl por éll, fayliment por falliment, con por com, aqueyls o aceyls por aquells, foylament por follament, esperital o spirital por espiritual, nuyl por null, ceyl por cell, y así de otras muchas palabras que fuera prolijo enumerar.


EL DESCONORT.

Aquest es lo Desconort que mestre RAMON LULL feu en sa vellessa, com viu que lo papa ne los altres senyors del mon, no volgueren metre orde en convertir los infaels, segons que éll los requerí moltes e diverses vegades.


I.


Deus, ab vostra virtut, començ est desconort,

Lo qual fas en xantant, per ço que m' en conort,

E que ab eyl recompte lo fayliment e 'l tort

Que hom fá en vers vos qui ‘ns jutjats en la mort.

E con mays mi conort e menys hay lo còr fort (1),

Car d' Ira e dolor faç mon coratge port;

Perque el conort me torna en molt gran desconort;

Per ayçó eu estich en trebayl e en deport,

E no hay nuyl amich qui negun gaug m' aport,

Mas tansolament vos, per qu' eu lo fax aport,

En casent e levant, e suy say en tal port,

Que res no veyg ne aug d' on me vinga confort.



EL DESCONSUELO.

Este es el Desconsuelo que RAIMUNDO LULIO compuso en su vejez, al ver que el papa y los señores de la tierra se negaban a acceder a sus reiteradas súplicas en orden a la conversión de los infieles.

I.

Dios, con vuestra virtud, comienzo este desconsuelo, el cual canto para consolarme, y para publicar la grande sinrazón y el agravio que los hombres os hacen a vos, Señor, que en el angosto paso de la muerte nos juzgáis. Y cuanto, más me consuelo, mayor flaqueza siento en mi corazón, porque hago mi alma puerto de enojo y dolor; por lo cual el consuelo se me trueca en muy grande desconsuelo; y así estoy en placer de una parte y de otra en trabajo. No tengo amigo que me consuele, sino vos sólo, Señor, por quien sufro este gran peso; y ora cayendo, ora levantándome, hállome de manera que no veo ni oigo cosa que pueda darme aliento.


II.


Quant fuy grans e sentí del mon sa vanitat,

Comencey a far mal e entrey en peccat,

Oblidam lo ver Deus seguent carnalitat;

Mas plach a Jesu-Christ per sa gran pietat

Qu' es presentech a mi cinch vets crucificat,

Per ço qu' el remembrés e 'n fós enamorat,

Et que eu procurés com éll fós ben preycat

Per tot lo mon, e que fós dita veritat

De sa gran trinitat e com fó encarnat;

Per qu' eu suy inspirat e 'n tan gran volentat,

Que res als no amé mays que éll fos honrat:

lá donchs comença con lo servís de grat.


III.

Quant pris a consirar del mon son estament,

Com son pauchs christians e molts li descresent,

Adonchs en mon coratge haych tal conçebiment

Que anés a prelats e a reys exament

E a religioses, ab tal ordenament (2)

Que s' en seguís passatje e tal preycament,

Que ab ferre e fust e ab ver ergument

Se des a nostra fe tan gran exalçament,

Que 'ls infaels venguessen a ver convertiment (3).

Et eu hay ço tractat trenta anys, e verament (4)

No n' hay res obtengut perqu' eu n' estaig dolent

Tant, que 'n plore sovén e ‘n suy en languiment.


IV.

Dementra qu' eu axí estava en tristor,

E consirán sovén en la gran deshonor

Que Deus pren en lo mon per sofratxa d' amor,

Com a home irat qui fuyg a mal senyor,

Me 'n aney al boscatje, on estava ab plor

Tan fort desconortat, qu' el còr n' haich gran dolor;

Mas per ço car plorava e sentia dolçor,

E car ab Deus parlava faent a eyl clamor

Con tan pauch exauseix li just e 'l peccador,

Quant la horon e 'l creon en tractar sa honor;

Car si mays los donava d' ajuda è fervor,

Pus tost convertirien lo mon a sa valor.


II.
Cuando fui de edad crecida, sentí la vanidad del mundo, y empecé a hacer mal, y a entrar en pecado; y olvidado del Dios verdadero, seguí los carnales apetitos; pero Jesucristo por su gran piedad quiso cinco veces aparecérseme crucificado, para que me acordara de él, le amase y procurara fuese conocido por todo el mundo; y que la verdad infalible de la Santísima Trinidad y de la Encarnación gloriosa fuese predicada y enseñada: y así yo me sentí inspirado, y tuve tan grande amor a Dios, que jamás amé otra cosa, sino que él fuese honrado; y entonces empecé a servirle de buena voluntad.


III.
Cuando después consideré el estado del mundo, y cuán pocos son los cristianos y muchos los incrédulos e infieles, conmovido mi corazón me hizo concebir el pensamiento de acudir a los prelados, reyes y religiosos; demostrándoles los medios de pasar a los dominios de los moros y cómo con predicaciones, argumentos y armas se pudiera dar tal ensalzamiento a nuestra santa fé católica, que los infieles viniesen a verdadera conversión. En este santo negocio me he ocupado por espacio de treinta años, y en verdad que nada he podido alcanzar; y por eso estoy tan triste, y tan a menudo lloro, que me veo reducido a grande flaqueza.


IV.
Mientras que yo me abandonaba de esta manera a mis tristes pensamientos, considerando con frecuencia los grandes ultrajes que a Dios se hacen en el mundo por falta de amor, como hombre enojado y descontento que huye de su mal señor, fuíme al bosque, en donde me puse a llorar tan desconsolado, que estallaba de dolor mi corazón: mas llorando hablaba yo con Dios y hallaba en esto dulzura y remedio. Quejábame de que tan poco oiga a los justos y pecadores, cuando tratan de su honor divino; porque si más les ayudase y favoreciese, más pronto convertirían el mundo a la fé.


V.

Enaxí com estava ab malencolia,
A luny guardí e viu un home qui venia
Ab bastó en sa má; gran barba havía;
En son dors selici portech; pauch valia;
Segons son captener ermitá paria (5),
E quant fó pres de mí, dixme: - Qué havia,
Ne lo dòl qu' eu menava de hont me venia,
Ne s' eyl per nulla res ajudar m' en podia. -
E s' eu, las, resposli: - Que tan mal me sentia (6),
Que per éll ni altre no 'm consolaria;
Car segons que hom pert creix la fellonia,
E ço qu' eu perdut hay ¿e dar quiu poria?


VI.
- Ramon! dix l' ermitá, vos ¿qué havets perdut?
Perque nous consolats en lo Rey de salut,
Qui basta a tot çò qui per éyl es vengut?
Mas aquell qui éll pert no pòt haver virtut
En esser consolat, car tròp es abatut;
Et si vos no havets nuyl amich quius ajut,
Digatsme vostre còr ne que havets haút;
Car si flac còr havets, ne si sots deçebut,

Be 'n poria esser qu' eus fós acorregut
Per la mia doctrina, tant que si sots vençut,
Qu' eus mostrará a vençre vostre còr combatut
De ira e dolor ab qui Deus hi ajut.

VII.
- N' ermitá! s' eu pogués portar a compliment
La honor que eu tracta per Deu tan longuament,
No hagra re perdut ne 'n fará clamament,
Ans guasanyara tant, que a convertiment
Ne vengron li errat, e lo sanct moniment
Hagran los christians; mas per deffayliment
D' aqueyls a qui Deus ha donat mays d' honrament,
Qui no‘ m volen ausir, ans tenen a nient,
Mi é mes paraules con hom qui foylament,
Parla e res no fá, segons entendiment,
Perqu' eu per éyls pert tot lo procurament
Que fás per honrar Deu e d' homens salvament.


V.
Estando así abismado en honda melancolía, miré lejos, y vi llegar un hombre con un cayado (bastón) en la mano, luenga la barba y vestido de cilicio; y según su gesto parecíame ermitaño. Y acercándose a mí, díjome: - Qué causa era la de mi duelo y de mis lágrimas, y si en algo podíame ayudar. - Respondí, que yo tenía y sentía tal mal, que ni él, ni otro podían darme consuelo; porque el enojo es grande, a proporción de lo que perdemos; y dije, que nadie en el mundo podía darme ya lo que perdido había.


VI.
- Raimundo (Ramon)! dijo el ermitaño: ¿Qué habéis perdido? ¿por qué no os consoláis con Dios omnipotente, el cual a todas las criaturas es cumplimiento? Quien pierde a Dios, es quien no puede tener virtud de consolación, porque está muy perdido. Y si vos no tenéis amigos que os ayuden, abridme vuestro corazón y decidme lo que tenéis; porque si flaqueza de corazón o entendimiento es en vos, bien podrá ser que por mi doctrina seáis socorrido: y si os vence la pasión de ánimo, mostraros he, con la ayuda de Dios, a vencer vuestra alma combatida por el enojo y el dolor.

VII.
- ¡O ermitaño! si yo pudiese llevar a feliz término lo que respecto de Dios tan largamente he tratado, no perdiera yo cosa alguna, ni menos me quejara: antes ganaría tanto, que los que viven en las sombras del error vendrían a convertirse, y los cristianos poseerían el Santo Sepulcro de Jesucristo. Mas por culpa de aquellos a quienes Dios honra más, los que no sólo no quieren oírme, sino que me tienen a mí y a mis palabras en nada, como a hombre que habla néciamente y sin discreción, pierdo el trabajo que hago por honra de Dios y bien de las gentes.

VIII.
Encare 'us dich, que pòrt una Art general
Qui novament es dada per dó esperital,
Perque hom pòt saber tota res natural,
Segons qu' entendiment ateyn lo sensual;

Al dret e medicina e a tot saber val,
Et a theologia, la qual m' es mays coral:
A solre questions nuyla Art tant no val,
Ne errors destruir per raysó natural;
E tenchla per perduda, car quax a hom no ‘n cal,

Perqu' eu ne planch, e' n plor, e n' hay ira mortal:

Car nuyl hom qui perdés tan precios cabal,
No poria haver gaug may de res terrenal.


IX.
- Ramon, si vos fayts ço, que a vos se cové,
En procurar honor a Deus, e far gran bé,
E no sots escoltat ni ajuda nous vé
D' ayceyls qu' han lo poder, ges per ço nous cové
Qu' en siats despagat, car ceyl que tot ho vé
Vos n' ha aytant de grat com si es complís de sé
Tot çò que demandats; car hom qui bé es capté
A tractar sa honor, aconseguex en sé
Mèrit e esmenda, dó, pietat, e merce;
Perque fá gran peccat qui en son còr reté
Ira ne desconort faent a eyl Deus bé,
Qui 's concorda ab gaug, esperança e fé.


X.
Ramon, de vostre Art no siats consirós,
Ans ne siats alegre e estatsne joyós,
Car pus Deus l' haus ha dada, justicia e valors
La multiplicarán en leyals amadors;
E si vos en est temps ne sentits amargórs,
En altre temps meylor haurets ajudadors,
Tals, qui les apendrán, e' n vençrán les errors
D' aquest mon, e' n farán molt bon fayt cabalors;
Perqu' eus prech, mon amich, conort sia ab vos,
E duy may no plorets contra fayt virtuós;

Enants vos alegrats contra fayt viciós,
Et esperats de Deu gracia e secórs.


VIII.

Por eso os digo, ermitaño, que traigo una Arte general, que me fue inspirada por el Espíritu santo, por medio de la cual puede el hombre saber todas las cosas naturales, según la comprensión del entendimiento por los sentidos: sirve para aprender el derecho, la medicina y todas las ciencias; y asimismo para aprender la teología, ciencia para mí la más estimada. No hay otro Arte que tanto valga para resolver cuestiones, y para destruir errores por la razón natural; y téngola por perdida, porque casi nadie la entiende ni la aprecia, y por esto lloro, y estoy en mortal tristeza, porque cualquiera que perdiese caudal tan precioso, no podría gozar de cosa alguna de este mundo.

IX.
- Raimundo, si vos hacéis lo que os toca por la honra de Dios y por el bien del género humano, y no sois escuchado ni alcanzáis ayuda de aquellos que pueden ayudaros, por eso no debéis estar tan descontento. Quien todo lo ve os lo agradece, tanto como si de hecho se cumpliera lo que demandáis: porque el que bien procura que a Dios se honre, consigue en efecto mérito, piedad y merced. Y por esto peca mucho el que guarda enojo en su corazón y se entrega al pesar y al desconsuelo, cuando Dios le hace gracia de un bien que tanto se aviene con el gozo, la fé y la esperanza.

X.
Raimundo, de vuestra Arte no tengáis cuidado; antes alegraos de ella, que pues Dios os la dio, justicia y esfuerzo la multiplicarán en leales amadores. Y si vos ahora por ella sentís adversidades, vendrá otro tiempo mejor en que tengáis ayudadores tales que la estudien y aprendan, y en que con ella venzan los errores de este mundo, y hagan muchos actos provechosos. Por esto os ruego, amigo mío, que os consoléis, que enjuguéis vuestras lágrimas y que os alegréis contra los vicios, esperando de Dios merced y socorro.


XI.
Ramon, ¿per qué plorats e no 'm fayls béll semblant?
¿E com no 'us conortats del vostre mal talant?
Per aquesta raysó me fayts estar dubtant
Que stiats en peccat mortal tan mal estant,
Perque siats indigne a far res ben estant;
Car Deus no' s vòl servir per nuyl hom en peccant,
Et si no vé a fí ço que desirats tant,
No es colpa d' aqueyls de qui 'us anats clamant;
Car no vol Deus que vostre fayt vaja en avant (7)
Si estats en peccat; car de bé tant ni quant
No pòt hom peccador, d' éyl esser començant,
Car lo bé e 'l peccat en res no han semblant.


XII.

- N'ermitá, no m' escús que no haja peccat

Mortalment mantes vets, de qu' em som confessat:

Mas depuys Jesu-Christ a mi 's fó revelat

En la crotz, segons que desus vos hay contat,

Et haguí en s' amor mon voler confermat,

No pequí a scient en nuyl mortal peccat;

Mas poria esser en ço qui es passat

Quant era cech del mon amant sa vanitat,

Que no ‘m sia per Christ en far bé ajudat;

Empero si no ‘u era, tòrt faria e peccat,

Si éyl no mi ajudava depuys qu' el hay amat,

E per la sua amor lo mon desamparat,


XIII.

- Ramon, hom negligent no sab bé procurar,

Estant si negligent; car molt no vòl membrar

Ço qu' enten acabar, perqu' em fayts molt dubtar

Que lo púbblich negoci que volets acabar,

Ab los molt grans senyors qui no 'us volen aydar;

Car ab paucha amor gran fayt no 's pot menar;

E si est pererós de tú ‘t deus rancurar,

Et de ton fayliment no deus altre encolpar.

Ne tu estant occiós no 't deus desconortar,

Per altre, mas per tú qui no ‘t vòls esforçar,

En far tot ton poder com Deus puschas honrar.


XI.
Raimundo, ¿por qué lloráis y no me mostráis alegre y sereno el rostro? ¿Cómo no os consoláis en vuestro mal? Dudar me hacéis si por ventura estando vos en pecado mortal, seáis indigno de hacer cosa buena, porque Dios no quiere ser servido por hombre culpable. Y si no veis realizados vuestros deseos no es por falta de aquellos contra los cuales dirigís vuestros clamores. Si en culpa estáis no querrá Dios que vaya adelante vuestro negocio, pues hombre pecador no puede ser principio de tanto bien; porque el bien y el mal nunca concuerdan.

XII.
- Ermitaño, no digo que no haya pecado mortalmente muchas veces, pero heme confesado de ello. Desde la hora en que Jesucristo se me apareció crucificado, según tengo dicho, y confirmó mi querer con su amor, no caí jamás a sabiendas en pecado mortal. Puede ser que por lo que hice siendo ciego y amante de las vanidades del mundo, no me vea ahora ayudado por Jesucristo en el bien que proyecto: empero injuria me haría Dios si no me ayudase, porque le amo, y por su amor he dejado el mundo.

XIII.
- Raimundo, el hombre negligente no es buen procurador, si de lo que quiere acabar se olvida. Por eso me hacéis dudar del éxito del negocio que tratáis de llevar adelante con los grandes señores, que por otra parte se niegan a ayudaros; porque con poco fervor no se puede tratar de tan alta empresa. Si vos sois flojo, quejaos de vos mismo, y no culpéis a los demás. Y andando, vos, tan remiso, no os debéis desconsolar por la falta ajena, sino por la vuestra, que no queréis esforzaros en hacer cuanto os es dable por la honra de Dios.


XIV.
- N' ermitá, vos vejats si eu suy occiós
En tractar púbblich bé de justs et peccadors (8),
Car muller n' hay lexada, fills e possessiós,
Et n' hay estat trenta anys en trebayls e langors (9),
E cinch vets en la cort am mies messiós (10)
N' hay estát, e encare ab los Presicadors,
A generals capitols tres e enquer als Menors
Altres tres generals capitols; e si vos
Sabiets que n' hay dit a reys et a senyors,
Ne com hay trebaylat, no seriets dubtós
En mí que sia estát en est fayt pererós,
Ans n' hauriets pietat si sots hom piadós.


XV.

- Ramon, tot hom qui vol adur a compliment

Algun fayt que sia de molt gran estament,

Cové qu' el sapia tractar discretament;

Mas si vos no sots hom discret ni entenent,

Segons que al fayt cové e 'n fayts rancurament,

Rancurastvos a tòrt e sotsne reprendent

D' aqueyls qui son discrets e fan saviament,

Ço qui ‘n fayt vos cové e al exalçament

De la fe christiana; perque 'us conseyl breument

Qu' estiats consolat en vostre fayliment,

Consirant que no sots en lo fayt covinent,

Et estats entre vos humil e pascient.


XVI.
- N' ermitá, s' eu no ço d' aytal discreció
Qu' en fayt tant cabalós no abast ma raysó,
E si eu ignorant vas éyl fas faylió,
Per soffratxa d' entendre e car discret no só,
Segons que 'l fayt, es gran, per ço vuyl companyó
Qui m' ajut a complir; mas no 'm val pauch ni pró
Requerir companya, ans suy sols abandó;
Com los guart en la cara e 'ls vuyl dir ma raysó,
No‘ m volon escoltar, ans disen que fat só,
Los dames, per ço car los dich aytal sermó:
Pero parrá 'l judici qui haurá discreció,
Ne qui de sos peccats atrobará perdó.

XIV.

- Ermitaño, mirad si cuando se trata del bien público, del bien de justos y pecadores, soy en algo negligente: sabed que dejé por esto esposa, hijos y heredades, y que pasé treinta años de trabajos y congojas. Cinco veces fui a la corte romana a mis expensas: he asistido a tres capítulos generales de Predicadores, y otros a tres capítulos generales de Menores: y si supieseis lo que he dicho a reyes y a grandes señores, y cuánto he trabajado, no dudarais de mi constancia, ni me tuvierais por negligente en este negocio; antes me compadecierais, si es que seáis hombre piadoso.

XV.
- Raimundo, el hombre que quiere llevar a feliz término una empresa de tanta importancia, conviene que con discreción la haga comprender. Mas si vos no sois tan discreto y sabio como el negocio requiere, y al mismo tiempo venís con quejas; con injusticia os quejáis de los que obrando con prudencia y sabiduría, hacen lo que pertenece y lo que conviene a la exaltación de la fé cristiana. Por eso brevemente os aconsejo, que os consoléis con vuestra falta, pensando que a tal empresa no sois bastante; y habed en vos humildad y paciencia.

XVI.
- Ermitaño, si tan poco discreto soy, que mi razón no baste a cosa tan provechosa; si yo en mi ignorancia, falto por defecto de entendimiento y discreción, por eso demando compañeros que me ayuden en la empresa; mas no los puedo hallar ni pequeños ni grandes, antes me encuentro solo y desamparado. Y cuando les miro cara a cara, y les quiero exponer mis razones, no me quieren escuchar, y los más me dicen que soy necio cuando les explico mi proyecto. Mas en el día del juicio se verá quién habrá sido discreto y quién alcanzará perdón de sus pecados.


XVII.

- Ramon, l' hom qui 's avar e vol alcun fayt far,

Ço que vòl no ho pòt complir ni acabar;

Hon si vos sots avar e no volets donar

Del vostre, per ço que Deus ne façats honrar,

De vostre cobeytat vos deuriets clamar;

Car ella vos empatxa lo bon fayt procurar.

O si dar no podets, paupertat pòt estar

Contra vostre negoci, e deuriets pensar

Qu' els senyors mays s' enclinon per dar que per preycar,

E los prechs qu' hom los fá; perqu' eus vuyl consellar

Que si donar podets, pensets tost del anar;

Car per donar porets, tota res acabar.


XVIII.

N' ermitá, cert siats que hanc mays cobeytat

De diners ne d' honors en mí no ha habitat;

Et en aquest negoci de mon patrimonat

May tota vets despes e hay tant larguejat,

Que tuyt li meu infant n' estan en paupertat;

D' hon de avaricia no' n dey esser reptat,

Ne donar eu no pusch a los homens de grat,

Car no suy home rich ne senyor de ciutat;

Perque no m' encolpets, ans m' hajats escusat;

Be 'us dich, s' eu fós senyor d' emperi o regnat

Tant del meu hi donara trò que fós acabat;

Mas home qui pauch dona no es bé escoltat.


XIX.

- Ramon, gloria vana fá hom a sí amar,

Et per ço que hom faça las gents de sí parlar

Dient de hom lausors, per ço qu' els sia car,

E que l' amén e l' honren en soven nomenar;

Hon si vos trebaylats per vos mateix lausar,

Erguyl, gloria vana vos fan tant menysprear,

Que no 'us denyen veser ne' us volen escoltar (11),

Car nuyl fayt tan honrat vil hom no deu menar:

Et tot home es vil e está en peccar,

Qui mays que no li' n tayn se vuyla far honrar;

Perque de vostre tòrt vuylats nuyl encolpar.


XVII.
- Raimundo, hombre avaro no puede dar cumplimiento a lo que quiere: por esto si vos sois codicioso, y no consentís en dar de lo vuestro por honra de Dios, quejaros debéis tan sólo de vuestra avaricia; porque ella os impide hacer la buena obra. Y si nada podéis dar, la pobreza puede contrariar vuestro intento, porque habéis de tener presente que los grandes señores más se inclinan por dádivas, que por palabras o por ruegos. Por esto os digo que si tenéis algo que dar, vivid persuadido que presto será la ida, porque dando podréis llevar a cabo cuanto quisiereis.


XVIII.
- Ermitaño, estad seguro de que codicia de dinero y de honra en mí nunca halló cabida; muy al contrario, he siempre gastado en este negocio de mi caudal con tanta largueza, que por esto mis hijos quedan empobrecidos, por lo que no debéis calificarme de avaro. Ni podría yo dar mucho a los hombres, porque no soy rico, ni soy señor de villas ni de ciudades. Así pues, no me inculpéis, antes tenedme por excusado. Y os aseguro que si empuñaran mis manos cetro de reino o de imperio, no dejaría de dar hasta que fuese acabada la empresa. Pero hombre que poco da no es oído.


XIX.
- Raimundo, la vanagloria hace tener al hombre mucho amor propio y le hace trabajar para que de él se hable y pregone la fama sus alabanzas, y le estimen y honren, y le tengan las gentes en su memoria. Si vos pues trabajáis por honra propia, la soberbia y la vanagloria tanto os rebajan que ni se dignarán miraros las gentes, ni escucharos, porque hombre vil no debe tratar cosa de tanta honra. Y vil es y está en pecado, quien más gloria quiere que la que le pertenece. Por esto, de vuestra sinrazón no queráis a nadie culpar.


XX.

- N' ermitá, eu no say per qual entenció

Vos havets de mí tanta mala estimació;

Car ans deu hom haver bona presumpció

D' home qui no coneix, que mala oppinió.

¿Et perque no ‘us pensats que a fayt qui es tan bò

Se puscha tot donar home qui pauch ni pro (12)

Ne vayla en lo fayt? Car si eu tot mal so

Segons que ho requer natura e raysó,

Tractara lo contrari. E si Deus mi perdó,

Hanch mays en mon coratje entenció no fó

Que per haver lausors parles d' aytal sermó;

Car en hom peccador nuyl laus pòt esser bò.


XXI.

- Ramon, per aventura vos no sots conegut,

Et per ço podets esser en lo fayt desçebut;

Car nuyl tresor qui sia en terra abscondut

No cové ges que sia desirat ni volgut;

Hon si vostre sauber no es aperçebut

Cous pensats, que per ço ne siats cresegut:

Mas mostrats que saubets per ço que vos ajut

Vostra Art e sauber; car hom desconegut

No há per ignorar honrament ne virtut;

E si vos, mon amich, amats d' homens salut

E de Deus honrament e no sia perdut,

Fayts que vostre sauber sia bé conegut.


XXII.
- N' ermitá, ¿cous pensats qu' eu tal sauber çelás
Ab lo qual nostra fe tant forment se provás,
Als homens qui errats son, per ço que 'ls salvás
Deus, lo qual tant desir que tot home l' amás?
Ans siats ben segúr que en demostrar son las:
Mas si hom en mos libres forment estudiás, (fortment; forment : trigo candeal)
Et per altre sauber en re no 'ls oblidás,
Yo 'n fóra conegut; mas si com gat qui pas
Tost per brases los ligen, perque ab eyls no fás
Quax res de mon negoci; mas si fos qui ‘ls membrás
Et qui be 'ls entenés e en res no duptás,
Pogra hom per mos libres metre el mon en bon cas.


XX.
- Ermitaño, yo no sé por cuál intención me tenéis vos en tan mal concepto: porque de hombre no conocido, antes se debe presumir bien que mal. Pero ¿por qué no creéis que para hecho tan bueno se pueda encontrar hombre de mucho valer? Si según imagináis, yo fuese mal hombre en todo, razón y naturaleza me aconsejaran lo contrario de lo que hago. Así Dios me perdone, como nunca en mí hubo intención de hablar de este negocio por alabanza mía, la cual no parece bien en hombre pecador como yo.

XXI.
- Raimundo, por ventura vos no sois bastante conocido, y por eso en el negocio pudierais ser engañado. Ningún tesoro oculto debajo de la tierra puede ser deseado ni querido; por eso, si no conocen las gentes vuestra ciencia, nunca se os tendrá por lo que sois. Mostrad lo que sabéis; mostrad vuestra Arte y ciencia, y os darán ayuda, porque hombre no conocido, no es honrado ni reputado; y si vos, mi amigo, amáis la honra de Dios y la salud de los hombres, haced que vuestra ciencia se extienda a fin de que no se pierda.

XXII.
- Ermitaño, ¿cómo pensáis que yo esconda tal ciencia, cuando con ella se puede incontestablemente probar nuestra fé? ¿Cómo pensáis que la oculte a los hombres errados, que por mi saber pueden alcanzar la salvación de Dios, a quien quisiera tanto amasen? Aseguroos que estoy cansado ya de enseñar; y si los hombres muy de veras estudiasen en mis libros, y por otra doctrina no los olvidaran, yo fuera conocido; pero léenlos algunos como gato que pasa por brasas encendidas; por eso casi nada alcanzo con ellos en este negocio. más si hubiese algunos que de mi Arte se acordasen y la comprendiesen, y en nada de ella quedasen dudosos, podríase por mis libros poner el mundo en buen estado.

XXIII.
- Ramon, ço que dich fas per vos aconortar;
Mas perque no 'us volets asbtenir de plorar, (abstenir)
Porá esser ben leu que me' n vulla hujar;
Empero escoltats e vejats si 's pòt fár
Ço que vos demandats al papa; car no par
Que sia possible la nostra fe provar,

Ne que home pogués aytals homens trobar,
Que si mateixs donesson a greu marturiar

Als malvats sarrahins per eyls a presicar.

On per aço, amich, no ‘us devets maravellar,

Si ‘l papa e 'ls cardenals nous volon atorgar

Ço que los demandats, pus que no si pòt fár.


XXIV.

- N' ermitá, si la fé hom no pogués provar,

Donchs Deus als christians no pográ encolpar

Si a los infaels no la volon mostrar;

Els infaels se pogren de Deus per dret clamar;

Car major veritat no lax argumentar,

Perque l' entendiment ajut a nostra amar,

Con mays am trinitat e de Deus l' encarnar,

E a la falsetat mays puscha contrastar;

Escrit hay lo passatje on hay mostrat tot clar,

Com lo molt Sant Sepulcre se puscha recobrar,

Et con hom atrop homens qui vajon presicar

La fe sens pahor de mòrt e qui ho saubra fár.


XXV.
- Ramon, si hom pogués demostrar nostra fé,
Hom perdera mèrit; e per ço no 's cové
Qu' es puscha demostrar; pus que s' en perdés bé;
Car en perdre lo bé, fóre lo mal de se
Causa al demostrar, qui contra el mèrit vé,
Lo qual hom ha per creure veritat, qui no 's vé
Per força d' argument, ans solament per fé,
Encara qu' el humá entendre no conté,

Tota virtut de Deu qu' infinida es manté,
Tant, que causa finida tota ella no té;
Perque vostra raysó no par que vayla re,
E car no 'us consolats, fayts ço qui 's descové.


XXIII.
- Raimundo, dígoos lo que os digo para consolaros, mas si no queréis dar fin a vuestro llanto, no es extraño que me canse. Escuchad, y mirad bien si lo que demandáis al sumo Pontífice puede llevarse adelante; porque imposible me parece demostrar con razones nuestra fé, y que se hallasen hombres de tanta abnegación que se ofrecieran a padecer el cruel martirio que los malvados infieles les dieran en su predicación. Por esto, amigo mío, no os debéis maravillar, si el Papa y los cardenales no os quieren conceder lo que pedís, puesto que es imposible.

XXIV.
- Ermitaño, si no fuese posible probar nuestra fé, pudiera Dios culpar a los cristianos si no la demostrasen a los infieles, los cuales se podrían quejar justamente de Dios, si no permitiera que la mayor verdad se probase, para que el entendimiento ayude a amar la santa Trinidad, la Encarnación, y los otros artículos; y entendiéndolos puede el hombre mejor resistir a la falsedad. Escrito tengo además y demostrado claramente el modo como el Santo Sepulcro se puede recobrar y el medio de hallarse hombres que supieran predicar la santa fé sin temor de la muerte.

XXV.
- Raimundo, si el hombre pudiese demostrar nuestra fé, perdería el mérito de la fé: y por eso no conviene que se pueda demostrar, pues perdería aquel bien; y perdiéndose aquel bien, sería tal demostración causa de mal, contrario al mérito que se gana creyendo la verdad, no por fuerza de argumentos, sino por la fé. Y aún más os digo, que el entendimiento humano no comprende todas las verdades de Dios, las cuales son infinitas; pues cosa finita no las puede contener todas; por lo cual vuestra razón es nula, y no consolándoos, hacéis lo que no es debido.


XXVI.

- N' ermitá, si hom fós a sí mateix creat,

Ço qu' entenets provar contengra veritat;

Mas car Deus crea home, per qu' en sia honrat,

Qui es pus noble fí, e ha mays d' altetat,

Que la fí que hom ha en esser gloriat:

D' hon no val tal raysó, e já es demunt provat,

Que la fé 's pòt provar, si bé havets membrat;

E si bé 's pòt provar, no 's segueix que creat

Contengua e comprena trestòt l' ens increat;

Mas qu' en enten aytant, com en éyl s' en es dat;

Per ço que hom haja de Deus plena bontat,

Son membrar, e entendre, poder e volentat.


XXVII.

- Ramon, ¿com vos pensats, que hom per presicar

Pogués los sarrahins adur a batejar (13),

Car segons Mafumet ha volgut ordonar,

Qui diu mal de sa ley, no puscha escapar (14),

E que aytals raysons no vuylan disputar.

Perque a mí no par utilitat lo anar (15);

Enquer qu' hom no saubria la lur lengua parlar (16),

Qui es lenguatje arabich; e per enterpretar

No poria ab éyls negun bé enantar (17).

Si hom apremia 'l lenguatje poria tròp tardar;

Perqu' eus dó de conseyl, que anets Deus pregar

En un' alta muntanya e ab mí Deus contemplar.


XXVIII.
- N' ermitá, els sarrahins son en tal estament,

Que cells qui son savis, per força d' argument
No creen Mafumet; ans tenen a nient
L' Alcorá, per ço car no visch honestament;
Perque aqueyls vendrian tost a convertiment,
Si hom ab eyls estava en gran disputament,
Et la fe los mostrava per força d' argument;
Et aqueyls convertits, convertrian la gent;
Et en apendre lur lenguatje hom no está longuament (18);
Ne no cal qu' hom blastom Mafumet mantinent.
Et qui fá ço que pòt, lo Sanct Spirament
Fa ço que a éyl cové donant lo compliment.


XXVI.
- Ermitaño, si el hombre fuese criado para sí mismo, fuera verdad lo que decís; mas como Dios crió al hombre para que le honrase, lo cual es más noble y más alto fin que la gloria que el mortal anhela procurarse; síguese que vuestra razón nada vale. Y tengo ya manifestado, que la fé se puede probar, si lo recordáis; y aunque se puede probar, no se deduce de aquí que la cosa creada contenga ni comprenda la cosa increada; pero entiéndese tanto cuanto le es concedido, para que el hombre reciba de Dios plena gracia en el entender, memorar, poder y querer.

XXVII.
- Raimundo, ¿cómo pensáis que por la predicación pudiese el hombre conducir los moros al bautismo? Según la ley que Mahoma dejó escrita, les está prohibido disputar con los cristianos, y debe ser penado quien mal dijere de la ley mahometana; y por eso me parece que no fuera muy útil ir allá. Además, no sería fácil encontrar hombres que supiesen el idioma arábigo, y poco se alcanzaría si tuviesen que valerse de intérpretes.
Si algunos hubiera que quisiesen aprender aquella lengua, tardarían mucho en saberla; por lo mismo os aconsejo, que nos vayamos los dos a una alta montaña para contemplar a Dios.

XXVIII.
- Ermitaño, en tal estado se hallan los moros, que muchos de sus sabios por razón natural no creen en Mahoma, antes hacen muy poco aprecio del Alcorán, porque Mahoma vivió deshonestamente. Por este motivo no fuera difícil la conversión de aquellos, si les patentizasen con buenos argumentos las verdades de nuestra fé; y después los convertidos reducirían el vulgo a la misma creencia. Ni es cierto además que se necesite mucho tiempo para aprender la lengua arábiga, ni es necesario decir desde luego mal de Mahoma. Y a quien hace lo que puede, el Espíritu santo lo ayuda, y da cumplimiento a su buen propósito.


XXIX.
- Ramon, quant Deus volrá qu' el mon sia convertit,
Lavors dará lenguatges per lo Sanct Sperit,
A convertir lo mon, segons que havets ausit
De Christ, e d' els apostols, d' hon es fayt mant escrit;
Lo qual convertiment será p' el mon sentit,
Tant, que en una fe serán tot li home unit;
La qual may no será en est mon departit;
Aqueyl será nostre e per Deus departit;
Et jamay nuyl peccat no ‘y será consentit;
Et car en aquest temps cascun hom ha faylit
Tan forment, que no vòl que sia exausit.


XXX.

- N' ermitá, en tots temps ama Deus veritat,

Et vòl esser per home conegut, et amat;

Et per ço en tots temps ha home libertat

En far bé e no mal; e seria forçat,

Si en est temps hon som no havia potestat

En tractar honrament a Deus e charitat

A son prohisme, ver perqu' eu no son pagat

De ço que dit havets; d' hon havets gran peccat

En ço que affermats, que tot ens es ligat;

E ‘n est temps hom no pòt convertir li errat,

Ni per Deu pòt esser a sa honor ajudat;

Perqu' en vostre parlar estich desconsolat.


XXXI
- Ramon, molt meylor seny es qui sap retenir (19)
Ço que es guasanyat, que anar convertir (20)
Los sarrahins malvats, pus no volon ausir;
Perque als christians deu hom tant de bé dir
De Deus en preycant, qui 'ls faça Deus servir;
Encara qu' hom no sap si bé se pòt seguir
D' anar als sarrahins; car poria y faylir,
En tant que eyls volguesen hom axí destruir;
Et aço que mays es no poden devenir
Nuyl temps bons christians; car no 's poden partir
D' aço qu' han costumat: perqu' eus playa jaquir
Vostra ira, e mudats aylor vostre desir (21).

XXIX.
- Raimundo, cuando Dios quiera la entera conversión del mundo, entonces dará las lenguas por el Espíritu Santo para predicar, así como sucedió con los apóstoles de Jesucristo, según queda escrito; y será oída la predicación por todo el orbe, y todos los hombres estarán unidos en una misma fé, la cual jamás será en este mundo disipada, y jamás el pecado consentido. Mas ahora no hay hombre mortal que no tenga faltas, por eso Dios no los quiere oír.

XXX.
- Ermitaño, Dios siempre quiere que el hombre le ame y conozca la verdad. Por esto le ha dado el libre albedrío, así para hacer el bien, como para dejar de practicar el mal; y forzado obrara si en nuestros tiempos no pudiese amar a su prójimo, y a Dios, procurando su honra. Así pues, lo que decís no me satisface, antes pecáis mucho al asegurar que todas las cosas están ligadas, que en la actualidad no es posible la conversión de los infieles, y que Dios no puede ayudarles en el negocio de su honra: por lo cual vuestro hablar mucho me desconsuela.

XXXI.
- Raimundo, mucho mejor es conservar lo que se ha ganado, que ir a convertir a los malvados sarracenos que no quieren entrar en razón. Por eso vale más que cuidemos de los cristianos, manifestándoles las excelencias de Dios por medio de la predicación del Evangelio, a fin de que quieran hacerse sus leales servidores. Además, ¿quién sabe si se lograría el bien que pensáis con respecto a los infieles? ¿Quién sabe si ellos pervirtieran a los que les predicasen? Y lo peor es, que nunca fueran ellos buenos cristianos; porque no es fácil que se olvidasen de su creencia y de sus costumbres. Así pues, dejad vuestro enojo y trocad ese deseo en cosa mejor.

XXXII.

- N' ermitá, si fóssen pauch li presicador,

Et li clergue setglar et li frayre menor,

Et encara li monge, tant abat e prior,

Ço que vos havets dit fóre conseyl meylor.

Mas car en nostra fe ha mant hom de valor

Qui desiren morir per far a Deus honor,

Et qui poren bastar a tuyt nos e a llor;

Per ço hay desplaser, car ceyls qui son major

No fan ço que deven en dar a Deu lausor;

Si 'ls payres convertits no han la fe en cor,

Hauranle lurs enfans; e disets gran follor,

Car nuyl hom res no pèrt si mor pe ‘l Creador.

XXXIII.
- Ramon, segons qu' aug dir, mant home es anat
Presicar als sarrahins et han pauch avançat (22),
Et encara als tartres, d' hon son maravellat
Com axí estats forts en vostra volentat;
Car de tot fayt que hom se sia fadigat,
Et majorment com vets que tants l' an asajat,
Bé deu hom departir pus sia assenat (23),
Et si no s' en parteix, fás hom tenir per fat;
Perqu' eus conseyl, germá, que hajats pietat.
De vostre còrs mateix que tant havets hujat;
Et estats en un loch hon siats repausat (24),
Et dels vostres dampnatges estiats consolat.


XXXIV.
- N' ermitá, ceyl qui vòl molt servir e honrar

Son bòn senyor, no l' deu per nuyla res lexar,

Ne d' eyl bé a servir no 's deu may anujar;

Mas car en vostre còr ha fretura d' amar,

No saubets vos mateix ne altre consolar;

Car si hom en un temps no pòt fayt acabar,

En altre ho porá far, si bé lo sab menar;

Et qui bon fayt comença no‘ l ha a començar;

E si 'ls primers fan pauch, altres porán molt far,

Perqu' eus prech per mercé que mi lexets estar;

Car no 'm par que ab vos pogués res guasanyar,

Ans hon mays me disets, mays mi fayts entristar.


XXXII.
- Ermitaño, si los religiosos, predicadores, menores, clérigos, seglares, monjes, abades y priores fuesen pocos, sería más prudente y acertado lo que me decís; mas en nuestra santa religión cristiana hay muchos hombres valerosos, dispuestos a morir por la honra de Dios; y ellos bastan para nosotros, y para los infieles: por esto duélome de que los príncipes de la fé cristiana, no hagan lo que deben por la gloria del Supremo Ser.
Si los moros convertidos no tienen fé verdadera y de corazón, sus hijos la tendrán.
Así pues, errado andáis, porque nada pierde quien muere por su Criador.

XXXIII.
- Raimundo, oigo decir que muchos han ido a predicar a los moros y a los tártaros, y han aprovechado poco. Maravíllome pues, de que tan recio persistáis en vuestro propósito; porque en cosa por otros tentada, y de que se han fatigado, no debe el hombre empeñarse; y si permanece firme en su propósito, da pruebas de poco juicio. Por esto, suplícoos, hermano, que de vuestro mismo cuerpo tan cansado hayáis piedad, y retiraos en un lugar donde podáis reposar y os remediéis de los daños que habéis experimentado.

XXXIV.
- Ermitaño, el que de veras quiere servir y honrar a su buen señor, por ninguna cosa debe dejarse, ni cansarse de bien servirle. Por la falta de amor que hay en vuestro corazón, no os sabéis consolar a vos mismo, ni a otro. Lo que no es dable en un tiempo llevar a cabo, si bien se sabe gestionar, en otro se podrá hacer: a quien empieza buena obra, no le queda por hacer tanto: y si los primeros hacen poco, los otros podrán hacer más. Así pues, os ruego por merced, que me dejéis, ya que en vos no puedo cosa alguna alcanzar; que mayor tristeza me causáis, cuanto más me decís.


XXXV.

Ramon s' enfayloní, et no volia ausir

L' ermitá, qui ‘l pregava còm se degués jaquir

Del gran dòl que menava, et començet a dir:

- Senyor Deus gloriós! ¿Ha al mon tal martír

Com aquest que sostench, còm tú no puix servir,

Et no hay qui m'ajut? ¿Cóm puscha romanir

Esta Art que m' has dada, d' hon tant bé es pòt seguir,

La qual tem que es perdra aprés lo meu finir?

Car nuyl hòm no la sab bé segons mon albir,

Ne eu no pusch forçar nuyl hom de la ausir.

¡Ay, las! ¿Si ella 's pèrt a tú qué poray dir

Qui la m' has comanada per ella enantir?


XXXVI.

- Ramon, li philosoph qui fòren antigament,

De esta Art que tú has, no fóren conexent,

Perque apar no sia de gran profitament;

Car si ella fós vera, fóre al començament

Per éyls atrobada; car lur entendiment

Fó pus alt que lo teu; empero si eu ment

Et que l' hages haúda de Deus, fas fayliment,

Com tems qu' aprés ta mòrt ella vayla nient;

Car tot ço que Deus dóna ve a bon compliment,

Encara qu' els antichs, de mentre qu' eron vivent,

Las Arts que éyls fassion no hagren estament,

Enans son exalçades per li altre seguent. -


XXXVII.

- Consolar se vòl Ramon, empero felló fó,

Quant vé que l' ermitá havia oppinió

Qu' els philosophs antichs, en los quals fe no fó,

Sian estats començ de tot ço qui es bo,

Conexent Trinitat e Encarnació;

Car philosoph antich no hac oppinió

Que en Deus fós trinitat, et ab hom unió (25);

Ne l' obra que ha en si Deus per producció

No amet, ne conech; e donchs ¿per qual raysò

Li philosoph antich hagron mays d' avisó

En lur entendiment, que aquells qui pres só,

Que han lig e creença de resurecció?


XXXV.
Entonces Raimundo se enojó y no quería oír al ermitaño, que le rogaba se consolase en el dolor que le oprimía; y exclamó: - O Señor glorioso! ¿Hay en el mundo martirio como el que sufro, cuando veo que no os puedo servir, ni tengo quien me ayude? ¿Cómo quedará esta Arte que me disteis, de la cual puede seguirse tanto bien? Mucho temo que después de mi muerte, no se pierda; porque según veo, ningún hombre la sabe cual yo quisiera, sin que pueda obligar a que la oigan. ¡Ay triste de mí! Si ella se pierde, ¿qué os podré decir, Señor, a vos, que me la disteis, para que la extendiese?

XXXVI.
- Raimundo, los filósofos antiguos no tuvieron noticia de vuestra Arte, lo que prueba no ser ella de gran provecho; porque si ella fuese verdadera, la hubieran concebido, siendo como era su entendimiento más alto que el vuestro. Pero si la recibisteis de Dios, no hacéis bien en haber temor de que después de vuestros días se pierda: porque cuanto Dios da, viene a cumplido fin; y aún os digo, que, en vida de los autores, sus Artes fueron tan poco favorecidas, como después han sido ensalzadas. -

XXXVII.
Quería consolarse Raimundo; pero enojóse, viendo que el ermitaño opinaba que los antiguos filósofos, en los cuales no hubo fé, habían sido principio de todo lo que es bueno, para conocer la santa Trinidad y la Encarnación: siendo así que ellos no creyeron que Dios fuese trino en personas, ni que se quisiese humanar; ni conocieron la producción que Dios tiene en sí; luego ¿por cuál razón los filósofos antiguos tuvieron mayor aviso en su entendimiento que los que después fueron, los cuales tuvieron ley y creencia de resurrección?


XXXVIII.
- Ramon, no pusch dir res d' hon sias consolat;
Entén estas raysós et no sias irat (26),
¿En que n' es Deus si l' mon no es en bòn estat?
Car no leva ne baxa a éyl quant es creat,
Com sia en sí complit, no havent necessitat
De nuyla creatura, d' hon deus esser pagat
Del compliment que Deus há en sí per sa bontat.
Et tú, foyl, estás trist quax si Deus fós mirvat
Per lo mal estament en qu' el mon es trobat:
¡Foyl! ¿cóm no t' alegras en plena deytat,
Et gita et no cura tot ço que es creat,
Per ço que ton còr bast Deus complit no mirvat?

XXXIX.
- N' ermitá, mal me fá lo vostre consolar,
E fó fòrt aycell punt hon vos poguí trobar;
Et si no fós que tem vergonya e mal estar,
De huy mays en avant ab vos volgra parlar;
Et donchs ¿còm podets dir qui 'm puscha consolar
En ver Deus a unir, no servir, ni membrar,
Conexer, ne amar? E si bé pòt bastar

Tot Deus per sí mateix, a mon còr per amar
No 'm basta, car no 'l vey molt forment bé honrar;
E car per tan vils causas lo vey tant menyspressar,
Estaig en desconort, e no' m pusch alegrar;
Mas en ço que Deus es estaig en confortar.

XL.
- Ramon, tot quant Deus fá tot ho fá justament,
Et si met en infern li malvat descresent,
No ‘n devets per tot ço haver desolament (27).
Et car vos sots ayrat, car Deus fá jutjament,
Vostra ira es peccat, e faylits malament
Contra Deu, e amats aqueyls qui falsament
Creen contra ver Deu estant desobeent;
Et si en vos fós bò ne leyal amament
Vos seriets pagat; car Deus dona turment
A ceyls qui tot dia fan vas eyl fayliment;
Car home qui bé am, no fá rancurament
De ço que fá l' amat pus que ho fá dretament.

XXXVII.
- Raimundo, ¿nada puedo decir con que podáis recibir consuelo? atended a esta razón, y no permanezcáis enojado. ¿Qué le importa a Dios si el mundo no está en buen orden? Cierto es que ninguna cosa criada realza ni rebaja a Dios; pues él es en sí cumplido, sin necesidad de la criatura. Por tanto debéis estar contento del cumplimiento que Dios tiene en sí mismo por su bondad. ¿Porqué, vos solo, habéis locamente de entristeceros de esto, como si Dios recibiese disminución por el mal estado del mundo? Insensato sois, cuando no os alegráis en la plenitud de bienes que Dios tiene. Echad la tristeza, y no curéis de lo criado; para que Dios, cumplido y no imperfecto, llene el deseo de vuestro corazón.

XXXIX.
- Ermitaño, mal me hace vuestra consolación. ¡Desdichada fue la hora en que me vi con vos! Y si no me refrenase temor de vergüenza, de hoy en adelante jamás volvería a hablaros. ¿Cómo podéis decirme que reciba consuelo, cuando veo que Dios no es oído, servido, acatado, conocido ni amado? Aunque Dios por sí mismo baste al amor de mi corazón, faltame verle honrado, en vez de verle en menosprecio por cosas tan viles, de lo cual estoy muy triste, sin poderme alegrar. Mas en lo que Dios es, estoy bien consolado.

XL.
- Raimundo, en todo cuanto Dios obra hay el sello de su divina justicia, y si condena a las penas del infierno a los incrédulos, no debéis por eso desconsolaros, así como no debéis enojaros de lo que Dios obra justamente; pues pecado es vuestro enojo, y con él erráis malamente contra Dios, amando aquellos que falsamente creen contra la verdad del Eterno, y le son inobedientes. Si en vos hubiera bueno y leal amor, no os descontentara que Dios dé tormentos a los que cada día le ofenden; porque el hombre que bien ama, no tiene cuidado ni pesar de lo que su amado hace, porque Dios obra siempre con justicia.

XLI.

- N' ermitá, eu no ‘m duyl per ço que fá 'l Senyor,
Ans en tot ço que fá lo laus be e l' aor;
Mas per ço car volria qu' hom li faés honor,
Et que sobre quant es hom li hagués amor,
Me duyl molt, e 'm complanch, e n' estich en tristor;
Et car vos no sabets d' hon vé ma greu dolor,
No saubets conortar ne dar negun secor;
Perqu' es bò que 'm lexets estar en ira e en plor,
Et aprendets com siats meylor consolador;
Car fòrt pauch ne saubets e já li peccador
Per vos mays no valrán, car no havets vas lor (28),
Caritat, com Deus sia d' eyls gran perdonador.

XLII. - Ramon, per ço car am que en gaug estiats
Et que ira ne dòl en nuyla res hajats,
Vos vuyl bé consolar e prechvos que augats
Deus soffer que lo mon sia axí malvats,
Per ço que éyl mils puscha perdonar a tots lats;
Car hon mays éyl perdona mays ha de pietats,
Et mays li 'n cové grat; perque segur siats (29)
Que Deus ha a son pobble tan alta caritats,
Que en quax tots los homens del mon serán salvats;
Car si mays no eran li salvats que 'ls dampnats,
Seria sa mercé sens gran caritats:
Perque 'en la gran mercé de Deu vos consolats.

XLIII.

- N' ermitá, tot dia me tenits en parlament,

Et no 'm lexats membrar mon engoxós turment,

Et fayts ho per ço com git a oblidament (30)

L' ira e l' desconort d' hon me vé languiment;

Mas res no acabats e fayts avocament,

Mays de gran pietat que de gran jutjament;

Perque 'en axò errats, car en Deu egualment

Son jutjar e perdonar, segons ordonament

De las suas virtuts; car nuyla no consent

Qu' en sa justicia haja nuyl minvament;

Perque deu peccador haver gran spavent,

Et es ço perqu' eu plor, car no ha honrament.


XLI. - Ermitaño, no me duele lo que mi Señor hace, antes le adoro y alabo en cuanto hace; mas como quisiera que le honrasen y amasen sobre todas las cosas, no dejo de lamentarme y de estar triste; y no me consoláis ni me socorréis, porque no sabéis de dónde viene el dolor mío. Por eso convendría que me dejaseis a solas con mi pesar y mis lágrimas. Aprended a ser mejor consolador; porque poco sabéis consolar con vuestras palabras. Jamás los pecadores os querrán, porque no tenéis caridad con ellos, estando como está Dios siempre dispuesto a perdonarles.

XLII. - Raimundo, pues por cuanto quisiera que os consolaseis y en nada recibieseis duelo y enojo, ruégoos que me oigáis. Dios sufre que el mundo sea malvado, como lo es, para que él pueda ejercer su misericordia y perdonar mejor por do quiera; pues cuanto más perdona, mayor piedad ejerce y más le es agradecido. Así, vivid en la persuasión de que Dios tiene tanta caridad con su pueblo, que casi todos los hombres del mundo lograrán la salvación; porque si no son más los salvados que los condenados, fuera su misericordia sin grandeza de caridad. Consuéleos pues la divina misericordia.


XLIII.
- Ermitaño, todo el día me entretenéis con palabras, y no me dejáis recordar mi hondo y angustioso pesar. Quizás lo hacéis para que destierre de mí el desconsuelo que tanto me acongoja; pero nada venís a conseguir, contando más con la gran misericordia de Dios que con su gran justicia. Andáis muy equivocado si creéis que la misericordia de Dios no ha de ser igual a su justicia, según el orden de sus dignidades, de las cuales ninguna consiente que la divina justicia sea diminuta. De esto el pecador debiera espantarse: y cuando veo que no se tributa a Dios el honor que le es debido, mis ojos se inundan de lágrimas.


XLIV.
- Ramon, aqueyls homens qui son predestinat,
Cové per gran força que élys sian salvat;
Car si no ho eron, poria esser mudat
Lo sauber que Deus ha en contrarietat;
En lo qual mudament no está possibilitat.
Car si estar hi podia, no seria acabat
Lo sauber que Deus há, e seria minvat;
Et car está complit, siats donchs consolat
En lo seu compliment, contr' el qual fayts peccat,
En quant no 'us conortats en ço qui 's ja jutgat,
E per voler de Deus en axí oltrejat,
Con ho sab son sauber e ho fá ver veritat.


XLV.
- N' ermitá, si fossets home prou ben letrat,
Mils sauberets parlar d' home predestinat;
Ne agrets en oblit de Deus sa libertat,
La qual ha en sí leix e en quant ha creat;
Per la qual ha a hòm donada libertat (31),
Col vuyla molt servir, no qu' en sia forçat,
Com Deus sia tan bò qu' es deu servir de grat;
Lo qual servir no pòt si de necessitat
Per hòm predestinat fós servit e amat,
Et fóre hom salvat et no fóre jutjat;
Car judici no pòt esser sens libertat,
Ne libertat constreyn precís ne predestinat.


XLVI.
- Ramon, si en vos fós molt gran sperança,
Si tot lo mon está en molt greu balança,
Del seu mal estament no hagrets malanança;
Car Deus qui es tot ple de gran pietança,
Aportara lo mon en breu en bonança,
Tant, que cascun home n' haurá alegrança,
Et que ayço sia ver hajats hi fiança;
Per ço car Deus doná a home començança,
Ab mercé e bondat que ha en sa semblança;
Et si vos per ayço no lexats la tristança,
No haurets ab bontat mercé ni confianza,
Et serets contra Deus e la sua amistança.

XLIV. - Raimundo, los predestinados de necesidad y conveniencia es que se salven: porque si no se salvasen el saber de Dios pudiera ser mudado por contrariedad, cuya mutación es imposible, porque si posible fuera, la sabiduría divina no fuera perfecta. Mas, siendo como es perfecta, consolaos en su cumplimiento, contra el cual pecáis si no recibís consuelo en lo que Dios ha ya juzgado, en lo que ha ordenado según su saber y albedrío, y en lo que su verdad pone en verdad.

XLV. - Ermitaño, si fueseis hombre entendido, supiérais hablar mejor de la predestinación del hombre, y no tuvierais en olvido la libertad que Dios tiene en sí y en las criaturas, por la cual dio al hombre el albedrío de poder servirle sin forzar su voluntad; porque Dios es tan bueno, que debe ser servido voluntariamente. Así, Dios no fuera servido de libre voluntad por el hombre predestinado, si este por necesidad le amase y sirviese. El hombre fuera salvado sin ser juzgado: y juicio no puede haber sin que el que es juzgado haya libertad, la cual no constriñe al prescrito ni al predestinado.

XLVI.
- Raimundo, si en vos hubiese gran esperanza, poco cuidado os diera que el mundo estuviese en mal estado, porque Dios tan piadoso como es, pondrá en breve el mundo en mejor camino, y todos los hombres se alegrarán de ello. Tened firme confianza de que esto acontecerá, porque el hombre tomó principio de Dios por gracia, piedad y bondad, semejantes a él. Y si por lo que os digo no dejáis la tristeza, demostráis desconfiar de su bondad y misericordia, y que sois contrario de Dios y de su amor.


XLVII.

- N' ermitá, ans qu' el mon sia ‘n bon estament,

Será fayt al ver Deu molt gran avilament;

Encara que no veyg far nuyl ordonament

Com lo temps sia pròp; car ço que en córt present,

Lo papa e 'ls cardenals no 'm prenen mantiment,

Ans ho van alongant, d' hon hay gran marriment,

Tant, que no 'n pusch haver negun consolament;

Car ço qu' eu los present, mostra tot clarament

L' ordonament del mon, qui 's pòt fár molt breument,

Et no 'u tenon a rè, ans s' en fan gaubament,

Com s' eu fós home fát qui parlás foylament (32); (aragonés: fato)

Perque d' aytals homens hay desesperament. -


XLVIII.

- Consirá l' ermitá si per res poria

Aconortar Ramon, qui tan fòrt playnia;

Per ço dix a Ramon: - Que sancta María,

Et ab eyla ensemps cascuna gerarchía

Dels ángels e los sancts, preguen nuyt e dia

A Jesu-Christ son fill, que per merce sia

Que en breu dó al mon ordonament e via,

En sí honrar, servir; per que ço ʻus deuria (33)

Vos consolar Ramon; car Jesu-Christ tota via

Fá ço d' hon es pregat per sa mayre pia,

Per los ángels e' ls sancts: perque 'us prech ço sia

Conort vostre, e gaug ab vos duy may estía.


XLIX.

- N' ermitá, quant consir que la dòna d' amor

Et dòna de valor, de just, de peccador,

Et cascú dels sancts, preguen nostro Senyor

Con tot lo mon faça a Jesu-Christ honor,

Et veig qu' el mon li fá tanta de deshonor,

Adonchs eu cuyt morir d' ira e de dolor;

Et car son tant indigne li malvat peccador,

Que Deus quax no sosté que hòm pregue per lor;

Et enaxí lo mon roman en sa error.

Et quax no es qui de Deus vuyla donar lausor,

Ans lausa sí mateix, son fill, et son austor;

Donchs ¿qui deurá haver nuyl gaug sino tristor?


XLVII.
- Ermitaño, antes que el mundo venga a buen estado, será hecha gran deshonra al Dios verdadero; mas os digo que no veo hacerse ordinacion que indique la proximidad de tal tiempo. Lo que yo suplico y expongo a la corte de Roma, al papa y a los cardenales no lo ejecutan, antes me lo dilatan; por esto siento tal dolor, que no puedo en cosa alguna alegrarme. En mis súplicas y peticiones les manifiesto el modo de poner el mundo en buen orden con brevedad; mas en tan poco me tienen que se burlan de mí como de un loco que habla neciamente; de manera que en tales hombres tengo ya perdida la esperanza.

XLVIII. Consideró el ermitaño si por alguna manera podría dar consuelo a Raimundo, que tan dolorosamente se plañía, y díjole: - Raimundo, no dudéis de que la virgen María y todas las jerarquías de los ángeles y de los santos ruegan de día y de noche a Jesucristo su único Hijo, para que por su misericordia ponga muy presto orden en el mundo y dé camino para que sea servido y honrado; y esto, Raimundo, os debe consolar, pues Jesucristo por su gran piedad hace siempre lo que le ruegan los ángeles, los santos y su piadosa Madre. Ruégoos por tanto que esto sea vuestro consuelo, y que de hoy en adelante os mostréis alegre.

XLIX.
- Ermitaño, cuando pienso que la Señora, llena de amor y valor, dueña de justos y de pecadores, y que todos los santos ruegan a nuestro Señor, para que todo el mundo honre a Jesucristo, y veo que el mundo le hace tanta deshonra; entonces me siento morir de pesar y tristeza. Imagino que por ser los hombres tan malvados e indignos, Dios casi no quiere ya que nadie ruegue por ellos; y de esta manera queda el mundo en su deplorable error; y no se halla apenas hombre alguno sobre la tierra que quiera alabar a Dios; antes cada uno se alaba solo a sí mismo, a su hijo, a su caballo, a su halcón y a sus cosas; ¿quién, pues, podrá alegrarse de cosa alguna? Quién podrá dejar de entristecerse?


L. - Ramon, a mi no par siats hòm pascient,
Per ço car no per rè volets consolament.
¿Et com no remembrats Job, qui tant fó perdent,
Et qui en sa persona sostench tant de turment;
Et esdevench tan paubre, que en sí no hac nient?
Empero consolás, e vos per res vivent
No ‘us volets consolar, e estats sanament,
Et havets heretat, diners e vestiment,
Infans e d' altres causes, d' hon hòm ha pagament (34);
Et car a Deus no plats home impacient,
No sosté que per vos venga a compliment
Lo seu fayt que menats, que haja honrament.

LI. - N' ermitá, no es molt si hom es consolat
En perdre sos infans, diners o heretat,
Et estar malalt, pus que a Deus vé de grat.
Mays ¿qui 's consolará, que Deus sia oblidat,
Meynspreat, blastomat, e tan fort ignorat,
Et com de tot ço sia Deus fortment despagat? 
Enquer que no saubets com eu suy meynspreat
Per Deu, ferit, maldit, e greument blastomat,
Et en perill de mòrt, e per barba tirat,
Et per virtut de Deus pascient suy estat.
Mays que Deus sia ‘l mon tant pauch grayt honrat,
No es hòm en lo mon qui m' en fés conortat.


LII.

- Ramon, segons que 'm par tú fás tot ton poder

Con Deus per tot lo mon honor pogués haver.

Perque Deus just t' en deu aytant de grat haver,

Com si 'l fayt se complía, per que' t deurá valer

Ayço aconsolar et ton dòl romaner.

Car mèrit n' haurás gran, et pòts n' haver esper

De molt gran guasardó, et gita a no ‘n caler

Lo fayliment dels foyls qui a Deus fán desplaer.

Et alegrat en tú et en ton captener

Et no sias tròp fòrts en ço que vols haver,

Ne en ço car los altres no fán a ton voler;

Et a tú abast Deus per amar et temer (35).


L. - Raimundo, paréceme que no sois hombre paciente, porque veo que por ninguna cosa os queréis aquietar. Acordaos de Job, que perdió tantas cosas, que sufrió en su persona tantos tormentos y vino a tanta pobreza, que no tuvo cosa alguna; y sin embargo aquel recibió consuelo, y vos por ninguna cosa del mundo os queréis consolar: y eso que estáis sano, tenéis heredades, dinero, vestidos, hijos y otras cosas de que los hombres reciben contentamiento. No place a Dios hombre impaciente, por eso no sufre que por medio vuestro venga a feliz término el negocio que tratáis en honra suya.

LI.
- Ermitaño, no es mucho sufrir resignado la pérdida de hijos, salud y fortuna cuando lo quiere Dios. Mas ¿quién podrá jamás consolarse al ver el olvido y el menosprecio en que a Dios se tiene, al oír blasfemado su nombre e ignorado su ser, cuando esto tanto le agravia? Y aún no sabéis vos lo mucho que por su amor fui escarnecido, golpeado, maldecido, tirado por las barbas y puesto en peligro de muerte; a todo lo cual por su virtud me he resignado. No hay hombre empero en el mundo que pueda consolarme, cuando veo lo poco que se le honra sobre la tierra.

LII.
- Raimundo, paréceme que vos hacéis cuanto está a vuestro alcance para que Dios sea honrado en todas partes, lo cual Dios justo os lo agradece, tanto como si lo que deseáis tuviese efecto; y esto os debiera consolar en vuestro duelo; y mérito en ello alcanzarais, y aun pudierais esperar galardón. No seáis pues como los necios que desplacen a Dios: alegraos en vuestro espíritu; no seáis porfiado en lo que queréis acabar, ni en lo que los otros no hacen a vuestro gusto; contentaos con amar y reverenciar al Criador.

LIII.
- N' ermitá, no es hòm creat principalment
Per ço que haja gran mèrit e gloriejament:
Ans es per ço que Deus haja gran honrament
En lo mon per son pobble, perqu' eu no suy jausent
Si hay gran gasardó, ne no estich dolent
Si n' hay pauch, car no es ço mon començament.
Ans es tota ma ira, e mon dòl e marriment,
Car no es en lo mon fayt tal ordonament
Com Deus fós mays amat e honrat per tota gent,
Et que tot home fós en fe de salvament.
Et car vos me volets donar consolament
D' aço d' hon nos pòt dar, parlatsme per nient.

LIV.
- Ramon, ¿qual es lo fayt que vos tant desirats
Per lo qual en lo mon fos Deus tant fòrt honrats?
Car poría bé esser qu' en lo fayt no siats,
Et que altre sia al fayt que vos procurats,
Per lo qual lo mon sia a bona fí menats.
Car si altre es lo fayt, per nient trebaylats,
E podets trebaylar si mil anys viviats,
Et no vendrets a fí d' aço hon trebaylats (36);
Car hòm no pòt complir fayts hon es dampnitats.
Perque 'us prech que lo fayt clarament me digats,
Et que ab duy vejam si 'l fayt hon vos estats,
Es aqueyl perque Deu pòt esser mays amats.

LV.
- N' ermitá, la manera com Deus fós mays amat,
Ja la 'us hay recomptada, si bé havets membrat;
Ço es, qu' el papa hagués mant valent hom letrat,
Qui volguesson per Deu esser marturiat,
Per ço que 'n tot lo mon fós entes et honrat;
Et a cascú d' aqueyls lenguatge fós mostrat,
Segons que a Miramar ha estat ordonat,
Et conciencia n' haja qui ho ha afoylat;
Et qu' es fés lo passatje e 'l desé hi fós dat
De tot quant possehissen li clergue e 'l prelat:
Et ayçó tant durás, trò que fos conquistat
Lo Sepulcre. D' ayço libre n' hay ordenat. (Concilio)


LIII.
- Ermitaño, no somos criados principalmente para alcanzar grandes méritos ni gloria; sino para que procuremos que Dios sea en el mundo honrado por su pueblo: y por esta razón no me alegro del premio que pueda alcanzar, ni me duelo de que sea escaso, porque no soy criado para ese fin; empero me pesa mucho de que no se haga ordenación, para que Dios sea más amado y honrado por todo el mundo, y para que todas las naciones abracen la fé salvadora. Y cuando vos me queréis consolar con lo que no puede dar consolación, habláis en vano.

LIV.
- Raimundo, ¿qué cosa es la que tanto deseáis, y por la cual en el mundo a Dios tanto se honrara? Pudiera acontecer que no fuese lo que vos procuráis lo que condujera el orbe a buen fin: pues no siendo lo que pensáis, trabajaríais en vano, y si mil años vivieseis no llegaríais tal vez a lo que queréis, porque nadie puede acabar cosa perjudicial y dañosa. Por eso os ruego que claramente me digáis el negocio, y que ambos miremos si aquello en que tanto perseveráis, es cosa tal, que con ella pueda Dios ser amado y servido.

LV.
- Ermitaño, ya os dije, si os acordáis, la manera con que Dios fuera más amado y servido; esto es, que el Sumo Pontífice buscase muchos hombres esforzados y entendidos que arrostrasen las penas del martirio por nuestro Señor, trabajando para que por todo el mundo fuese conocido y amado; y que cada cual le fuese enseñada la lengua de los infieles, así como en el colegio de Miramar estuvo ordenado (perdone Dios a quien después lo perturbó) y que el papa hiciese la expedición, dando para la conquista general, la décima (diezmo) de cuanto poseen los clérigos y prelados; y que esto durase hasta que el santo Sepulcro fuese conquistado. Sobre este asunto tengo escrito ya un libro.


LVI. - N' ermitá, es encara altre ordonament

Qui será al passatje molt gran enantiment (37),

A destruir l' error hon está mante gent;

Que lo papa faés que a son uniment

Venguesson cismátichs, per gran disputament;

Del qual bon disputar havem fayt tractament;

E 'ls cismátichs cobrats, qui son mant hòm vivent,

No es hom qui pogués contrastar malament

A l' esgleya, per ferre ne per nuyl argument;

Et del Temple e Espital fós fét un uniment,

Et que lur major fós Rey del sanct moniment;

Perque a honrar Deus no say tal tractament,

LVII.

- Consirá l' ermitá si Ramon deya veritat

Et entre sí mateix estech molt apensat,

Et no pòch atrobar pus profitós tractat,

Que ceyl qui diu Ramon d' hon li pres pietat;

Et penedís molt fòrt com tant l' hac trebaylat,

Ab Ramon vòlch esser trist e desconsolat,

E pregua ‘l carament que li fós perdonat,

En plorán, sospirán, e dix: - Ah veritat,

Devoció et caritat! ¿Et vays hon es anat

Lo hon grat que a Deu deuria esser donat? - (bon)

Quant Ramon l' ermitá viu ab sí acordat,

Adonchs lo va baysar: ensemps han molt plorat.


LVIII.

- Ramon, dix l' ermitá, ¿com poriem móver

Lo papa, e 'ls cardenals, et lo fayt obtener?

Car en tan nobble fayt vuyl totstemps romaner,

Et a éyl a tractar vuyl far tot mon poder;

Car fayt es perque l' hom porá molt mays valer;

Et car abans no 'l ví hayne molt gran desplaer:

Car si ans l' hagués vist res no ‘m pogra tener

Que no prengués arábich et lo vostre sauber,

Per anar als sarrahins per la fe mantener,

Sens pahor de la mòrt, et gran plaser haver

En morir per Jesus, honrar e cartener,

Car mays val per éyl morir que per sí vida haver.


LVI.
Ermitaño, otra ordenación pudiera hacerse todavía para llevar a cabo la expedición santa, y para destruir el error en que vive tanta gente: esto es, que el santo Padre hiciese que todos los cismáticos por medio de argumentos viniesen a convertirse y a aunarse con los fieles, sobre cuya razonada discusión tengo escrito un tratado; y ganados los cismáticos, que son muchos, no hubiera quien con armas ni con sofismas pudiese contrastar a la santa Iglesia. Y así mismo, que se hiciese una sola orden de las del Temple y de los Hospitalarios, y que su gran maestre fuese hecho rey del santo Sepulcro. En verdad, no sé cosa mejor para honrar a Dios. -

LVII.
Consideró el ermitaño si Raimundo tenía razón, reflexionó mucho consigo mismo, y no pudo hallar más provechoso negocio que el que Raimundo le exponía. Compadecióle, y arrepintióse mucho de haberle tanto enojado. Quiso dolerse y desconsolarse con Raimundo, y rogóle eficazmente que le perdonase; y con suspiros y lágrimas, dijo:
- Oh! verdad, devoción y caridad! ¿dónde está el agradecimiento que los hombres deberían tener a Dios? - Y cuando Raimundo vio al ermitaño consigo reconciliado, le besó y lloró mucho con él.

LVIII.
- Raimundo, dijo el ermitaño, ¿cómo podríamos inducir al papa y a los cardenales a que hagan lo que deseamos? yo en tan noble negocio quiero siempre entender; y quiero en ello esforzarme, por ser cosa que mucho ha de enaltecer al hombre. Pésame de que antes no lo conociera, pues a conocerlo me hubiera apresurado a aprender la lengua arábiga y la ciencia vuestra, para ir a tierra de moros en defensa de la santa fé, sin temor de la muerte. Pues gran placer hubiera sido para mí morir por la honra y amor de Jesucristo; que más vale morir por él que para sí mismo vivir.


LIX. - N' ermitá, eu suy las d' aquest fayt amenar

En la córt, pus no ʻ y pux nuyla rè acabar,

E si vos voliets en la cort procurar

Aquest fayt de Jesu-Christ e vostre poder far

En la cort longuament, bé poria estar

Que el fayt vengués a fí si 'us volen escoltar

Lo papa e ‘ls cardenals; sino que quax jutglar

Vos fessets en la córt, et los Cent noms cantar,

Los quals hay fayts de Deu et pausats en rimar,

Per ço que' ls hi cantés e parlés sens duptar;

Mas no 'u hay de conseyl, per ço que meynsprear

No faés los meus libres que Deus m' ha fayts trobar.

LX.
- Ramon, s' eu en la cort estich, ¿vos, hon irets?
¿Ne perque l' hay ab mí vos no procurarets
Lo fayt de Jesu-Christ, pus que mogut l' havets?
Ne si hòm vos escarnex, e vos ¿en qu' en serets?
¿Vos mandats a mí fár ço que far no volets?
Perque ‘m par que ‘n est fayt ni en altre no valets.
Mas anem a la córt, e en res no duptets,
Et no siats d' aqueyls qui dison: - Senyors, fets (38)
Ço que eyls no farion. - Perque d' ayço devets
Esser envergoynit, e escusa no havets;
Ans fayts hypocresía, de que peccats havets,
Et lo bé que havets fayt per vergonya ‘l perdets.

LXI.
- N' ermitá, eu hay prepaus als sarrahins tornar,
Per ço que a la fe los puscha aportar;
Et vaig sens pahor de mort, que fá pus greu portar,
Que vergonya soffrir per Jesu-Christ honrar,
La qual en res no tem, ans la deu hòm amar.
Mas per ço que ma Art no faça meynsprear
En tenir la manera que tenon li jutglar:
Enquer qu' en altre loch crech mays de bé a far:
Perque ades no propòs a la córt retornar.
Et car vos tan forment me volets encolpar,
Pòt esser que ho façats per vos a escusar
Al anar a la córt; per que 'u lexem estar. -

LIX.
- Ermitaño, cansado estoy de tratar con la corte romana, sin que ninguna cosa haya podido alcanzar; y si vos queréis trabajar por la santa causa de nuestro Señor Jesucristo en la metrópoli, y en ella hacer, despacio y con diligencia cuanto os sea dado, quizás este negocio llegará a su fin, si os quieren escuchar el santo Padre y los cardenales; o sino haceos juglar en la corte, y cantad los Cien nombres de Dios, que escribí en rimas para que cantar se pudiesen. Aunque bien mirado no os doy este consejo, porque no hagáis menospreciar los libros que Dios me hizo concebir.

LX.
- Raimundo, si yo voy a la corte, vos ¿a dónde iréis? ¿Por qué no procuráis conmigo la causa de Jesucristo, pues la movisteis? Y si hacen burla y escarnio de mí, ¿a dónde estaréis vos? ¿Pretendéis acaso que yo haga lo que vos no queréis hacer? Paréceme que no me deseáis mucho a mí ni a otro en este negocio. Ea, pues, vamos a Roma, no vaciléis en nada; no seáis de aquellos que dicen: - Señores, haced lo que yo no haría.
- Avergonzado debierais estar de esto; que no tenéis excusa, antes pecáis por hipocresía: y lo que hasta aquí lograsteis, lo perdéis por vergüenza.

LXI. - Ermitaño, propóngome volver a los moros, para reducirles a la fé; y voy sin temor a la muerte, que arredra más que cualquiera escarnio sufrido por la honra de Jesucristo.
Yo no la temo, porque el hombre debe desearla. Mas a fin de que no haga yo menospreciar mi Arte, obrando a manera de juglar; y porque en otra parte pienso hacer mayor bien, no determino volver a la corte. Cuando veo la insistencia con que de todos modos me culpáis, sospecho si lo hacéis para excusaros de ir a Roma; por eso dejémoslo estar. -


LXII.

- Penedís l' ermitá con hac Ramon représ,

Et dixli, que per ço que ab éyl en córt estes,

L' havia tant forment en axí escomes.

- Ramon, dix l' ermitá, dos ayns prepaus o tres

A estar en la córt, sotsposat que no res

Mi faça; más aprés prepaus que entengués

En menar aquest fayt d' hon m' havets escomes.

Mas volgra qu' en mon loch altr' en córt estigués,

Et que tot enaxí, un tal clergue s' en fes,

Trò que aquest gran fayt a la córt se presés.


LXIII.
- N' ermitá, dix Ramon, bé havets consirat;
Car per aytal clergue pòt esser acabat
Lo fayt, qué 's bò e gran a la christiandat;
Et digats çá e lá a reys e a prelat,
Que si' l fayt tòst no 's pren, que ja es ordonat
P' els sarrahins que' ls tartres a éyls se son girat.
Et já n' han convertits una gran quantitat,
E 'ls tartres convertits en lur sarrahinat
Leu porán destruir quax tota christiandat (39);
En tant, que no será christiá ab regnat,
Ne nuyl prelat haurá cavayl gras sojornat.
Vejats donchs, n' ermitá, lo mon en qu' es tornat (40).

LXIV.
- Ramon, dix l' ermitá, fòrt volria sauber
Per qual raysó se vòl Deus axí captener
Del mon, lo qual es seu, e gita 'l a no caler
De la sua bontat; ¿còm ho pòt sostener
Que tant peccador va en infern mal haver?
Perque jo ʻus prech, Ramon, que m' en digats lo ver:
Car hon mays me direts, mays saubray retener,
Et lo fayt que 'm liurats mils poray mantener.
Car pus qu' el mon fos fayt, trò ara a mon parer,
Si es un hòm salvat, mil ne son en doler
En infern per totstemps, e ayço ¿cos pòt fer
Que l' esgleya ne hòm no 'y fá tot son poder?

LXII.
El ermitaño se arrepintió de haber reprendido a Raimundo, y manifestóle que le había hablado así, para determinarle a que emprendiese con él el camino de la corte. Raimundo, añadió entonces el ermitaño, dos o tres años quiero permanecer en Roma, aunque nada pueda alcanzar, y después deseo entender en el negocio de que me habéis hablado; mas quisiera que después otro en mi lugar fuese allá; y que de tales hombre se estableciera una orden religiosa, hasta que tan grande beneficio fuese comprendido y debidamente apreciado por la corte romana.

LXIII.
- Ermitaño, contestó Raimundo, bien pensasteis: porque con esa orden fácil fuera se llevase a ejecución cosa tan grande y provechosa para el cristianismo. Decid por todas partes a reyes y a prelados que se apresuren a hacerlo, pues los moros han pervertido ya a los tártaros, los cuales convertidos a la secta mahomética y unidos a los sarracenos, podrán destruir toda la cristiandad; tanto, que no se hallará cristiano que sea señor de reino, ni habrá prelado que tenga caballo grueso. Mirad, pues, ermitaño, a qué es venido el mundo.

LXIV.
- Raimundo, mucho deseo saber ¿por qué causa Dios quiere así olvidarse del mundo que es suyo, y porque lo deja de modo que no tiene semejanza de su bondad? Y ¿cómo puede sufrir que tantos pecadores vayan al infierno? Ruégoos, Raimundo, que me digáis la verdad y la causa de todo esto; porque cuanto más me digáis, de más cosas me acordaré, y mejor defenderé el negocio que me encomendáis. Según me parece, desde el principio del mundo hasta nuestros días, si un hombre se salva, mil se condenan en el infierno. Y ¿cómo es que la Iglesia ni nadie se esfuerza en dar a esto remedio?


LXV.

- N' ermitá, já 'us hay dit, si bé vos pòt membrar,

Que Deus mays creá hòm per sí servir e honrar,

Que per ço que en hòm hagués gloriejar.

Et car hòm no está en la fí de crear,

En quant mays desira per a sí procurar

Salvació, que Deu honrar e ben estar;

Et per ayço aytal hòm no pòt en grat estar,

Ans está en peccat assís en l' abissar,

Perque lo mon se pèrt, e no 's vòl despertar,

gés no ‘m maraveyl si Deus no 'l vòl amar;

Ne si leixa 'l demoni en lo mon tan mal far,

Perque del tòrt que pren, se puscha fòrt venjar.


LXVI.

- L' ermitá e Ramon preserent comiat (41),

Et sonse en plorant baysat e abraçat,

Et cascú dix a l' altre, que a Deu fós comanat,

Et en oració l' un per l' altre membrat.

Al partir se sguardaron ab molt gran caritat,

Pietat e dolor, e ab lo gynoyl ficat,

Cascú senyet a l' altre e puys agraciat.

Lo hu 's pertí del altre ab mant sospir gitat,

Car may no proposaven que fóssen assenblat

En est mon, mas en l' altre, si a Deu ven de grat.

Et quant lá un de l' altre se fó un pauch lunyat,

Tantost foron cascú per l' altre desirat.


LXVII.
L' ermitá, remembret lo trebayl e l' afayn
En que Ramon havía estat trist en mant ayn,
Et enquer qu' es metia en perill qu' es molt gran,
Al cel levá sos uyls, mans juntes, jonoylan,
Ab gran çel e amor a Deu dix en plorán:
- Ah! Deu gran, piadós! Per mercé vos demán
Que ab vos sia Ramon, e qu' el guardets de dan:
A vos, Deus poderós, a amich Ramon coman (12).
Et al mont trametets homens qu' hajon talan
De mòrt per vostre amor, e que vajon mostran
Veritat de la fe, per lo mon preycan,
Segons que ja Ramon ho va bé començan.


LXV.
- Ermitaño, si bien lo recordáis, ya os dije que Dios crió al hombre, más para que le sirviera y honrara, que para que alcanzase gloria. Los hombres no cumplen el fin de la creación, cuando más desean y procuran su salvación que la honra de Dios: por eso no pueden tales hombres estar en gracia de Dios, antes viven en pecado. Este es el abismo, por el cual va deslizándose el mundo, y el mundo no quiere despertar de su letargo.
Por eso no me maravillo si Dios no le ama, y si deja hacer al espíritu maligno tanto mal, en venganza de las ofensas que recibe.


LXVI.
El ermitaño y Raimundo mutuamente se despidieron, y llorando se abrazaron y besaron; y el uno dijo al otro, que a Dios le encomendaba, y que por él en sus oraciones rogaría.
Al separarse miráronse con mucho amor, piedad y sentimiento, e hincadas al suelo las rodillas, cada uno al otro santiguaba y bendecía; y después partieron exhalando ambos tiernos suspiros, porque creían no volverse a ver más en este mundo, sino en el cielo, mediante la voluntad de Dios. Y cuando estuvieron algo distantes los dos se desearon mucho.

LXVII.
El ermitaño se acordaba del trabajo y las fatigas que Raimundo había, durante tantos años, arrostrado, y de que aún iba a ponerse en gran peligro. Alzó los ojos al cielo, y de rodillas, con las manos juntas, y con ardiente celo, caridad y lágrimas, dijo: - O Dios piadoso! por merced os pido que no desamparéis a Raimundo y que le guardéis de mal.
A vos, poderoso Señor, os lo encomiendo; enviad al mundo hombres dispuestos a morir como él por vuestro amor, y que como él vayan mostrando la verdad de la santa fé, predicando por todo el orbe.

LXVIII.

Quant Ramon remembret la molt gran tempestat

En la qual longuament hac estat tabuxat,

Et membret l' ermitá qui a éyl s' era dat:

Adonchs ploret molt fòrt, e hach d' eyl pietat,

Et dix a Jesu-Christ, mans juntes, jonoylat:

- ¡O vos, ver Deus e hòm, per quí eu hay trebaylat,

Con fossets per lo mon conegut e amat,

Si a dretura plau que vos m' en hajats grat,

Playa 'us que l' ermitá sia remunerat,

Pus que s' es mes tant fòrt en ma societat,

Et fayts per éyl complir ço en qu' hay pauch avançat,

Et a mí ajudats a avançar christiandat. -


LXIX.

- Fenit es lo Desconort que Ramon ha escrit;

E en lo qual del mon l' ordonament ha dit;

Et en rimas pausat per tal que no s' oblit,

Car poria esser que mant hòme ardit

Se metra en lo fayt, trò que sia complit

Ço que tant ha Ramon al papa requerit,

Car si per lo papa lo fayt s' era stablit,

E que li cardenal hi hajon consentit,

Porán esser del mon tot li mal departit,

Et tot lo mon será a Deu tan abeylit,

Que a la fe christiana no será contradit:

Aquest beyl Desconort dó al Sanct Spirit.


LXVIII.
Cuando Raimundo recordó la gran tempestad que por tanto tiempo le combatiera, y pensó en que el ermitaño se había puesto de su parte, lloró mucho, y hubo compasión de él, y dijo a Jesucristo con las manos juntas y arrodillado: - ¡O verdadero Dios y hombre, por quien tanto he trabajado, para que seáis de todos conocido y amado! Si a vuestra justicia place que esto me agradezcáis, plázcaos también que por ello sea remunerado el ermitaño, ya que lealmente se puso en mi compañía; haced que por él se acabe lo que yo he encaminado y adelantado; y ayudadme a mí para que pueda trabajar por la prosperidad del reino cristiano.

LXIX.
Acabado es el Desconsuelo que Raimundo ha escrito, en el cual ha manifestado el orden del mundo. Lo ha compuesto en rimas para que mejor pueda conservarse en la memoria; que bien pudiera acontecer que algún varón animoso y esforzado emprendiese este negocio, hasta que fuera cumplido lo que Raimundo ha tanto suplicado al santo Pastor de la Iglesia; porque si Su Santidad lo ordenare, con asentimiento de los cardenales, se diera fin a los males de este mundo; y el orbe todo fuera ennoblecido a los ojos de Dios; y la fé cristiana se viera felizmente libre de todos sus contrarios. Encomiendo este triste llanto y Desconsuelo al Espíritu Santo.

VARIANTES.

(1) E hon mays mi conort e menys hay lo còrt fòrt,
(2) E a religiosos, ab tal ordenament
(3) Tant qu' els infaels venguessen a ver convertiment.
(4) Eu hay aço tractat trenta anys ha e verament
(5) Segons son captener un ermitá paría,
(6) E s' eu, las, resposli: - Que tal mal sentia,
(7) Car no vòl Deus que vostre fayt vaja ges avant (gens)
(8) En tractar púbblich bé de justs e de peccadors,
(9) Et n' hay estat trenta anys en sospirs e langors,
(10) E cinch vets a la córt ab mies messiós (messions, despeses; gastos)
(11) Que no 'us devien vesér ne 'us volen escoltar,
(12) Se puscha pus donar hòme qui pauch ni pro
(13) Pogués los sarrahins adur e batiar,
(14) Qui diu mal de sa ley, no puxa escapar,
(15) Perque a mí no apar utilitat lo anar;
(16) Enquer com no sabria la lur lengua parlar,
(17) No porian ab ells negun be enantar.
(18) Et en pendre lur lenguatje hòm no está longament;
(19) Ramon, molt meylor seny es en qui sab tenir
(20) Ço que es guasanyat, que en amar convertir
(21) Vostra ira, e mudats millor vostre desir.
(22) Preycar als sarrasins e han pauch avantat,
(23) Bé deu hòm departir pus sia ensenyat,
(24) E estats en un loch hon sia repausat,
(25) Que en Deus fós Trinitat, ni ab hom unió;
(26) Enten esta raysós e no sias errat,
(27) No ‘n devets per tot ço haver desconsolament.
(28) Per vos mays no valran, car no havets valor,
(29) E mays li 'n cové grat; perque segur estats
(30) E fayts ho per ço que git a oblidament
(31) Per la qual ha donada a hòm se libertat,
(32) Car s' eu fós home fat qui parlás follament;
(33) En sí honrar, servir; perque cous deuria
(34) Infans e d' altres cosas, d' hon hòm ha pagament;
(33) E a tú abast Deu per amar e tener.
(36) Et no vendriets a fí d' aço hon trebaylats;
(37) Qui sera el pasatje molt gran e mantinent,
(38) Et no siats d' aqueyls qui diuen: - Senyors, fets
(39) Leu porán destruir quax tot christiandat;
(40) Vejats donchs, n' ermitá, lo mon a qu' es tornat.
(41) N' ermitá e Ramon pregueren comiat,

LA ALQUIMIA. L'ART DE LA ALQUIMIA.

LA ALQUIMIA.

Esta composición forma parte de un antiguo códice de letra del siglo XIV o últimos del XIII, que perteneció a la biblioteca del convento de Santo Domingo de Palma, y se halla hoy día en la del Instituto Balear: en cuyo códice se lee también el poema el Desconsuelo, y algunas obras en prosa de Lulio. Aun prescindiendo de su valor, esta poesía, desconocida de todos los autores y bibliógrafos que han hablado de Raimundo, se hace reparable por el objeto a que va dirigida. Ella es la prueba más patente e irrecusable de la sinrazón con que los más ardientes admiradores de las virtudes y de la ciencia del bienaventurado doctor, han tratado de negar a este la gloria de haberse dedicado al estudio y a la práctica de las operaciones de la alquimia, la de haber escrito sobre esta ciencia los voluminosos tratados que bajo su nombre corren y han corrido, y la más alta todavía de haber hecho importantísimos descubrimientos y sentado luminosos principios en este ramo del humano saber, como si la ciencia del alquimista fuese incompatible con la aureola del mártir. El libro llamado de Quinta esencia, que es uno de los consagrados a la alquimia que más se hacen notar entre los de Lulio, se omite en varios de los catálogos de las obras de éste, así como los demás de igual naturaleza y objeto. Mas la poesía de que nos ocupamos, cuya autenticidad no puede ponerse en duda, viene a demostrar cuán errados anduvieron, si es que por una preocupación tan mal entendida como censurable no cerraron sus ojos a la evidencia, los que no convencidos de los inmensos conocimientos químicos de Raimundo Lulio por las pruebas que dio de ellos en muchas de sus obras sobre el Arte general, negaron la autenticidad de sus especiales tratados sobre la materia.

Colocamos en este lugar la indicada poesía, que no lleva fecha, atendida la probabilidad que hay de que la escribiese Raimundo durante la época de 1293 en que, residiendo en Nápoles, escribió el libro sobre la Levedad y peso de los elementos, y otros, y aun quizás el de Quinta esencia; época en que mayores y más íntimas relaciones tuvo con el célebre alquimista Arnaldo de Villanueva, y en que con tanta asiduidad se dedicó a las experiencias y a la parte especulativa de la alquimia.

El contenido de esta pieza, que se presenta de suyo algo oscuro, nos hace presumir si ella más bien que una composición suelta y aislada, es la introducción de un poema didáctico de mayores dimensiones, o de otra obra en prosa sobre el arte a que va dirigida.


L'ART DE LA ALQUIMIA.

Cobles, las quals feu mestre RAMON LULL sobre l' Art de la Alquimia, de la qual Art feu un libre apellat de la Quinta essencia.


Amor me fay ayço rimar,

Ab corrupció porás saber,

Car sens ella no 's pòt liar

Generació de son esser;

Essencia fá quinta obrar

Si unitat vols d' aço fer,

no 't vuyl pas mays declarar

Covet plural amor haver.


D' aço 't daray cesta semblança.

Conexerás per l' ens extens

Del simple per concordança

L' altre qu' apeyla hom intens;

Saber haurás ab dessemblança,

D' ayre será congelaments

Qu' amor fá ab concordança

Per concordar li elemens.

Vosaltres ab li ens concrets

Per fantastiga criatura,

Si lo genus aver volets

Dels ens reals haurets mesura,

Si ens abstrachs sercar devets
Del faedor per la factura,

Especialment ho trobarets

Conexent sa propia natura.

Ab obra artificial

D' ira farás tornar amor,

Tú hi mesclant la natural

La ira fará amador;

Mas si natura no ti val
Ja tú no serás sabidor,
Per ignorar l' art altre tal
De transsubstanciar l' humor.

D' essencia e d' accident
Ab totas ses parts substancials,
Cové esser lo trasmudament
E semblantment accidentals;
Apres qu' en sia novament
Renunciant als altres senyals
Convertint en altre essent
De sos graus elementals.

Ab accident esser noveyl
Adonchs l' art no pot defaylir
Que no sia de altre peyl,
Mas defaylex per fals cosir;
Si vols entrar per est porteyl
Per tal que bé 't sapias regir,
Obs te fará portar capdeyl
Que pusques entrar e axir.