dijous, 5 d’octubre del 2023

Alfonse II, Roi d' Aragon. Alfonso II, Rey de Aragón

Alfonse II, Roi d' Aragon.


Per mantas guizas m' es datz
Joys e deport e solatz;
Que per vergiers e per pratz,
E per fuelhas e per flors,
E pel temps qu' es refrescatz,
Vei alegrar chantadors:
Mas al meu chan neus ni glatz
No m' ajuda, ni estatz,
Ni res, mas dieus et amors.


E pero ges no m desplatz
Lo belh temps, ni la clardatz,
Ni 'l dous chans qu' aug pels playssatz
Dels auzelhs, ni la verdors;
Qu' aissi m suy ab joy lassatz
Ab una de las melhors,
Qu' en lieys es sens e beutatz;
Per qu' ieu li don tot quan fatz,
E joys e pretz et honors.


En trop ricas voluntatz
S' es mos cors ab joy mesclatz;
Mas no sai si s' es foudatz,
O ardimens, o paors,
O grans sens amezuratz,
O si s' es astres d' amors;
Qu' anc, de l' hora qu' ieu fuy natz,
Mais no m destreys amistatz,
Ni m senti mals ni dolors.


Tan mi destrenh sa bontatz,
Sa proeza e sa beutatz,
Qu' ieu n' am mais sofrir en patz
Penas e dans e dolors,
Que d' autra jauzens amatz:
Grans bes faitz e grans secors;
Sos homs plevitz e juratz
Serai ades, s' a lieys platz,
Denan totz autres senhors.


Quan mi membra dels comjatz
Que pres de lieys totz forsatz,
Alegres suy et iratz;
Qu' ab sospirs mesclatz de plors
Me dis: “Belhs amics, tornatz,
Per merce, vas me de cors.”
Per qu' ieu tornaray viatz
Vas lieys, quar autre baysatz
No m' es delietz ni sabors.

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Alfonse II, Roi d' Aragon. Alfonso II, Rey de Aragón

Detalle de la portada del Liber feudorum maior (siglo XIII).

https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_II_de_Arag%C3%B3n
(Hay que leer la wiki con cuidadico, que se manipula mucho.)

Alfonso II de Aragón apodado «el Casto» o «el Trovador» (Huesca, 1-25 de marzo de 1157-Perpiñán, 25 de abril de 1196),​ fue rey de Aragón y conde de Barcelona entre el 18 de julio de 1164​ y el 25 de abril de 1196 y marqués de Provenza desde 1166.​ Tras el fallecimiento de su padre Ramón Berenguer IV a comienzos de agosto de 1162, Alfonso II recibió la potestad regia, pero no fue hasta 1164 cuando su madre la reina Petronila hizo la donación del reino en su favor.

Hijo primogénito de Ramón Berenguer IV, el Santo, conde de Barcelona desde 1131, y desde 1137 también príncipe de Aragón, y de Petronila, reina titular de Aragón, reinó con el nombre de Alfonso en honor a Alfonso I el Batallador hermano de su abuelo.​ La documentación de la época confirma que desde su nacimiento fue designado por los nombres de Alfonso y Ramón indistintamente.

Tanto en el pacto de Haxama (1158) como en su testamento sacramental (1162), el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV llamaba Ramón a su primogénito.​ A su vez, en el testamento de la reina Petronila I de Aragón, su madre llama a su heredero Alfonso y señala que su marido lo llamaba Ramón.​ En los dos diplomas que se conocen firmados personalmente por el futuro Alfonso II en vida de su padre Ramón Berenguer IV, usó «Alfonso» como su nombre; una vez que fue rey, todos los documentos los firmó con el nombre de Alfonso y no se documenta ningún caso en que firmara como Ramón.

Los nombres de los hijos del matrimonio eran ya los que utilizaría el linaje de la Casa de Aragón: Alfonso y Pedro.

En agosto de 1162 falleció Ramón Berenguer IV, y en su testamento confirió a su hijo primogénito la potestad regia, eso es, la capacidad de reinar y ejercer el mando​ en Aragón y Barcelona.​ De modo que el poder de gobernar le provino a Alfonso de su padre, que a su vez lo había recibido de Ramiro II.​ Tras la muerte de su padre, el primer acto que llevó a cabo Alfonso fue dar su confirmación a los fueros de Zaragoza​ ante notables aragoneses y catalanes.​ A continuación, al igual que hicieran su abuelo Ramiro II y su padre Ramón Berenguer, comenzó a viajar por el reino de Aragón para recibir el homenaje de fidelidad de los vasallos de dicho reino. En Calatayud se data su presencia el 1 de septiembre de 1162, junto con el arzobispo de Tarragona y los obispos de Barcelona, de Zaragoza y de Tarazona, además del conde de Pallars y otros magnates catalanes y aragoneses, como Guillermo Ramón de Moncada (senescal), Blasco Romeo (mayordomo), Guillermo de Cervera, Ponce de Mataplana y Guillermo de Castellvell, seguramente quienes iban a constituir el consejo de regencia que gobernaría durante su minoría de edad. En ese final de año también es reconocido en Tarazona, Alcañiz, Huesca y Jaca. El 27 de septiembre el rey Fernando II de León fue aceptado como tutor de Alfonso y de su reino por notables aragoneses y catalanes, y a su vez el rey leonés reconoció a Alfonso como rey de Aragón y conde de Barcelona.​ Pero en octubre, Petronila como reina propietaria convocó una Curia en Huesca​ donde se hicieron públicas las últimas voluntades de Ramón Berenguer. En ellas se puso de manifiesto que el rey Enrique II de Inglaterra había sido designado como tutor, lo que permitió una libertad de acción a los magnates para establecer una regencia.​ En enero de 1163 se le denomina rey de Aragón, marqués de Lérida y de Tortosa, pese a que el juramento de los tortosinos no se realizaría hasta finales de abril. Después obtuvo el juramento de los habitantes de Barcelona como sus súbditos el 24 de febrero;24​ a partir de entonces tuvo que recorrer toda la llamada «Cataluña vieja» obteniendo la fidelidad de sus vasallos en estas tierras. El 25 de abril de ese año son los habitantes de Tortosa quienes le juran homenaje vasallático.

No obstante, Petronila seguía siendo la reina, y Alfonso II no podía tener el dominio jurídico pleno del reino​ de su madre,​ hasta que el 18 de junio de 1164 la reina hizo la renuncia de la corona en su hijo.​ En dicho documento Petronila, que aparece como reina de Aragón y condesa de Barcelona, le hizo donación a su hijo, al que menciona como rey de Aragón y conde de Barcelona,c​ de todo el reino de Aragón, íntegramente tal y como lo poseyó Ramiro II.​ Tras la renuncia de Petronila, Alfonso II juró como rey de Aragón en Zaragoza el 1 de noviembre de ese mismo año.

Esto supuso la solución jurídica al problema sucesorio, y desde entonces Alfonso fue rey de pleno derecho y como tal fue reconocido por el papa.i​ Sus dominios, tras la incorporación posterior del Reino de Valencia, y desde la última década del siglo xiii, comenzarán a recibir la denominación de Corona de Aragón, si bien entre el siglo xii y el xiv la expresión más extendida para referirse a las tierras y pueblos del rey de Aragón fue la de «Casal d'Aragó».

Alfonso II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de Provenza; Iglesias Costa señala que ya se omitía el título correspondiente a Sobrarbe y Ribagorza.​ Estos eran antiguos condados unidos al Reino de Aragón en tiempos de Ramiro I. También se omitían ya los condados que llevaban varias generaciones unidos al condado de Barcelona, como los de Gerona, Osona y Besalú.

Se casó en Zaragoza con Sancha de Castilla (tía de Alfonso VIII de Castilla) el 18 de enero de 1174, a la edad de 16 años, a la que, según el Derecho Canónico, un hombre casado alcanzaba la mayoría de edad. Además, con ello fue armado caballero y pudo actuar al frente de su reino sin la tutoría de los magnates que la habían ejercido desde 1162.

Incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Rosellón y el Pallars Jussá. Firmó con su sobrino, el rey castellano Alfonso VIII, el tratado de Cazola en 1179, pero años más tarde y mediante el tratado de Huesca (1191), se alió con los monarcas de León, Portugal y Navarra contra la hegemonía castellana. Su hijo Pedro II le sucede en las posesiones peninsulares.

Amparó las artes y las normas del amor cortés y él mismo se ejercitó en la poesía, intercambiando escritos con importantes trovadores de la época, como Giraut de Bornelh.

En 1166, Ramón Berenguer III de Provenza murió durante el sitio de la ciudad rebelde de Niza, dejando solo una hija, Dulce. La regencia aragonesa, alegando la falta de descendencia masculina, consiguió que el condado de Provenza fuera a parar a manos de Alfonso el Casto, primo hermano de Ramón Berenguer III. Para conservar Provenza se hizo necesario combatir los levantamientos en la zona de la Camarga por los partidarios de Ramón V de Tolosa. En 1167, contando con el apoyo de los vizcondes de Montpellier, del episcopado provenzal y de la Casa de Baux, los regentes lograron afianzar su dominio sobre la Provenza. A pesar de eso, la casa de Tolosa siguió actuando en la zona, hasta que en 1176 Alfonso el Casto concertó la Paz de Tarascón con Ramón V.

En este tratado se estableció que, a cambio del pago de treinta mil marcos de plata, el conde de Tolosa renunciaba a sus pretensiones sobre Provenza, así como de las regiones de Gavaldá y Carladés. Esta paz supuso el fortalecimiento en Occitania de la posición de Alfonso. Entre 1168 y 1173, Alfonso aprovechó el conflicto entre Ramón y Enrique II de Inglaterra para conseguir el vasallaje de numerosos señores occitanos, gracias a su condición de aliado de Enrique II.

Firmada la paz de Tarascón, Alfonso II se pudo dedicar a sofocar una nueva revuelta en Niza y a imponerse en la zona oriental de Provenza. Además, al darse cuenta de que el condado era una región alejada de Aragón y Cataluña, y rodeada de posesiones del conde de Tolosa, Alfonso II encargó el gobierno de Provenza a su hermano Pedro, en adelante Ramón Berenguer IV de Provenza, concediéndole el título de conde. Alfonso no renunció a sus derechos, ya que Ramón Berenguer IV de Provenza regía el condado únicamente como delegado de su hermano.

Una vez aseguradas sus posiciones en Occitania, Alfonso II tomó la decisión de anular el vasallaje de Provenza hacia el emperador Federico Barbarroja, admitido en 1162 por Ramón Berenguer III en la asamblea imperial de Turín. Así, en 1178, al acto de coronación de Federico como rey de Borgoña asistió Ramón V de Tolosa pero no Alfonso ni su hermano Ramón Berenguer IV de Provenza. Por otro lado, durante la crisis de la Santa Sede, el rey Alfonso apoyó de forma inequívoca al papa Alejandro III en contra de los antipapas promovidos por la facción imperial.

En 1181 la posición de la Casa de Aragón en Occitania entró en crisis: el conde de Tolosa invadió las tierras del vizconde de Narbona y Ramón Berenguer IV de Provenza fue asesinado cerca de Montpellier. Alfonso II nombró nuevo conde de Provenza a su hermano Sancho, pero tuvo que destituirlo en 1185 por haber realizado tratos ilegales con Tolosa y Génova. Sin embargo, la situación dio un giro favorable a los intereses de Alfonso. Por un lado, en 1189, el rey Ricardo Corazón de León, hijo y sucesor de Enrique II de Inglaterra, se había aliado con el conde de Tolosa; por otro, Ramón V no pudo vencer la revuelta comunal de Tolosa, que se convirtió en una república municipal gobernada por cónsules. En esta coyuntura, Alfonso II de Aragón logró concertar con Ramón V de Tolosa una paz en los mismos términos que la de 1176 y consolidar su dominio desde Niza hasta el Atlántico con posesiones propias (Provenza, Milhau, Gavaldá y Roerga), vasallajes sobre los marqueses de Busca en el Piamonte y los señores de Montpellier, así como el reconocimiento por parte de los condes de Rasez, Carlat, Foix, Bigorra y los vizcondes de Nimes, Beziers, Carcasona y Bearne de tener sus dominios en feudo del rey de Aragón.

En 1192, tras volver de la cruzada, Ricardo Corazón de León se alió con Ramón V de Tolosa contra Alfonso II. El rey Alfonso consiguió fortalecer sus posiciones en Languedoc, al concertar el matrimonio de su hijo Alfonso con Gersenda de Sabrán, hija de Guillermo VI de Forcalquier, antiguo aliado de Ramón V de Tolosa. La paz de 1195, firmada entre Alfonso y Ramón VI de Tolosa, hijo y sucesor de Ramón V, puso fin a este conflicto sin alterar la correlación de fuerzas entre los poderes constituidos en Occitania.

La península ibérica ocupó una posición política secundaria frente a Occitania durante el reinado de Alfonso II. El rey de Aragón se implicó en el juego político de los reinos cristianos con el fin de conseguir la reanexión de Navarra, separada de Aragón desde la muerte de Alfonso I de Aragón en 1134. Por otra parte, Alfonso II también dirigió ataques contra el Al-Ándalus, ya fuera para obtener tributos o ganancias territoriales.

En 1162 la regencia aragonesa concertó una alianza entre Alfonso II y Fernando II de León para repartirse Navarra. Sin embargo, en 1168, se estableció una tregua con Sancho VI de Navarra. Quedando entonces libre el frente navarro, se inició un ataque contra Castilla. El ataque fracasó y condujo a la Paz Perpetua de Sahagún en 1170, firmada por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso el Casto. Además, poniendo en práctica un acuerdo estipulado por el Tratado de Lérida de 1157, el rey de Aragón tuvo que contraer matrimonio con Sancha, tía de Alfonso VIII.

El rey Ibn Mardanis de Murcia, que dominaba todo Xarq al-Ándalus o zona oriental de al-Andalus, asediado por los cristianos y por los Almohades, se había convertido en tributario de Aragón. A pesar de eso, en 1169 la regencia comenzó la conquista de la Matarraña seguida de la ocupación de los territorios al sur de Aragón en 1171. Se fundó Teruel, base para posibles ataques contra Valencia. En Cataluña, entre 1169 y 1170 se tuvo que reprimir seriamente una revuelta sarracena en la sierra de Prades.

En 1172, muerto ya Ibn Mardanis, Alfonso II asedió Valencia, donde concertó una alianza con el nuevo rey sarraceno a cambio de duplicar el tributo a pagar; así, el rey de Aragón, de acuerdo con el emir de Valencia, atacó Játiva y Murcia, de donde se tuvo que retirar a raíz de una incursión de Navarra en las fronteras de Aragón.

La paz de Sahagún de 1170, así como el mayor poder territorial de Castilla, supeditó la actuación peninsular de Alfonso II a los designios de Alfonso VIII; de esta forma, a cambio de haber colaborado en la conquista de Cuenca (1177), anexionada a Castilla, lo que bloqueaba las posibilidades expansivas de Aragón, Alfonso II solo obtuvo del rey de Castilla la renuncia del vasallaje aragonés para Zaragoza, impuesto por Alfonso VII de Castilla a Ramón Berenguer IV. Por otra parte, en la negociación de la futura expansión por el Ándalus al Tratado de Cazola (1179), Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón por Valencia, una vez la conquistaran.

Rollo genealógico de época de Martín I el Humano. En él aparece la reina Petronila («Peronella : reyna») con atributos reales (corona, cetro, al igual que el heredero del reino, Alfonso II de Aragón (Afons : rey)), unida al conde Ramón Berenguer IV que ofrece el anillo de desposado.

Alfonso II, Aragón, Petronila, Ramón Berenguer IV

En 1175, el valle de Arán pasa a formar parte de la Corona de Aragón, mediante el Tratado de Amparanza (de amparo o Emparança, en dialecto occitan catalan) firmado por el rey Alfonso II con los habitantes del valle, que se separaban del condado de Cominges.

En 1177 participó probablemente en el asedio de Cuenca, dirigiéndose posteriormente hacia Murcia con el fin de obligar a su rey taifa a que le pagase los tributos que le debía como vasallo.

Entre 1181 y 1186, Alfonso II concentró todos sus esfuerzos en la Provenza y en el Mediterráneo donde, además de negociar sin éxito con el rey de Sicilia la organización de una expedición contra Mallorca, ayudó a la Casa de Baus a adquirir en Cerdeña el dominio del juzgado de Arborea.

Cuando reanudó su participación en asuntos peninsulares, Alfonso II se distanció de Alfonso VIII; el rey de Castilla había abandonado una alianza pactada con el rey de Aragón de repartirse Navarra, una vez anexionada La Rioja. Además, mantenía pretensiones territoriales en las fronteras aragonesas y, finalmente, había realizado tratos con Federico Barbarroja.

Por eso, en 1190, Alfonso II llegó a un entendimiento con Navarra, León y Portugal, enemistados con Castilla. Tras la derrota de Alfonso VIII en la Batalla de Alarcos (1195), la consistencia del avance almohade como peligro común en todos los reinos cristianos peninsulares, así como las indicaciones del papa Celestino II, empujaron a Alfonso II a negociar una operación conjunta con Alfonso VIII de Castilla contra los musulmanes, operación que, sin embargo, nunca llegó a realizarse.

Dentro de la Corona de Aragón, durante el reinado de Alfonso II se consolidó la estructura jurídica y territorial de lo que sería Cataluña: se establecieron las veguerías como división comarcal, se definieron los límites del territorio en la asamblea de Paz y Tregua de 1173 como "de Salses a Tortosa y Lérida" (a Salsis usque ad Dertusam et Ilerda), y promovió la elaboración de los inventarios de los derechos condales (Liber Feudorum Maior, hacia 1194)

Teniendo que escoger ser enterrado en el mausoleo paterno en el Monasterio de Ripoll, o ser enterrado en el mausoleo conyugal del Monasterio de Sigena, escogió el Monasterio de Poblet para no levantar suspicacias.​ Su testamento especificaba que, en caso de haber conquistado Valencia en vida, debía ser enterrado en El Puig (Valencia), lugar que ya había donado al monasterio de Poblet en febrero de 1176,​ deseo expresado también por su hijo Pedro II de Aragón y muerto también sin cumplirlo.

Varios de los condes de Barcelona desde Wifredo el Velloso habían sido enterrados en Ripoll,37​ mientras que otros lo fueron en otros lugares, entre ellos el monasterio de San Pablo del Campo y las catedrales de Barcelona y Gerona.

El rey Alfonso II fue enterrado en la pared del presbiterio, en una caja. Tras la reforma de las sepulturas reales impulsada por Pedro el Ceremonioso, el sepulcro quedó instalado en el primer arco del conjunto escultórico.

El 18 de enero de 1174 se casó en la Catedral del Salvador de Zaragoza con Sancha de Castilla. De este matrimonio nacieron:

Pedro II de Aragón, el Católico (1178-1213), rey de Aragón, con el nombre de Pedro II y conde de Barcelona, con el nombre de Pedro I;

Constanza (1179-1222), casada en 1198 con Emerico I de Hungría y en 1210 con Federico II Hohenstaufen, Sacro Emperador Romano Germánico, rey de Sicilia y rey de Jerusalén;

Alfonso (1180-1209), conde de Provenza, con el nombre de Alfonso II;

Leonor (1182-1226), casada en 1202 con Ramón VI de Tolosa:

Sancha (1186-1241), casada en 1211 con Ramón VII de Tolosa;

Sancho, muerto joven.

Ramón Berenguer, muerto joven.

Fernando (1190-1249), entró como monje cisterciense en el Monasterio de Poblet y en 1205 fue sacado de Poblet para convertirse en abad de Montearagón.

Dulce (1192-¿?), entró como monja en el Monasterio de Sijena, llegando a ser comendadora de la Orden de San Juan.

En su testamento, Alfonso II dispuso que, a su muerte, ocurrida en abril de 1196, sus territorios se repartieran entre sus dos hijos: Pedro, rey de Aragón y conde de Barcelona (1196-1213), y Alfonso, conde de Provenza, Millau y Condado de Gévaudan (1196-1209).

Con esta disposición testamentaria, además de dotar de un dominio a su hijo menor, el rey sancionó la necesidad de Provenza de disponer de un gobernador propio. En 1185, Alfonso II había nombrado conde de Provenza a su hijo Alfonso, menor de edad; por eso, el rey encargó el gobierno provenzal a procuradores, como Roger Bernardo I de Foix (1185-1188), Barral de Marsella (1188-1192) y Lope Jiménez.

Notas:

Alfonso II tenía poco más de cinco años cuando sucedió a su padre, que en su testamento oral había dispuesto que fuese tutor Enrique II de Inglaterra (1154-1189). Esta disposición planteó problemas, pues Fernando II de León (1157-1188) se atribuyó tal tutela. Y las fuentes tardías catalanas presentan como tutor a Ramón Berenguer III, conde de Provenza (1162-1166). La cuestión, sin embargo, es compleja, y se resolvió mediante la transmisión del reino y la potestad hecha por la reina Petronila el 18 de junio de 1164, y la anterior constitución de una especie de consejo de regencia, donde alternaron algunos obispos, nobles y posiblemente representantes de las ciudades, que ya tenían conciencia de su propia personalidad. Precisamente con este motivo se reunían en Zaragoza el día 11 de noviembre de 1164 las primeras Cortes documentadas, donde el rey establecía paces y treguas con el consejo del arzobispo de Tarragona y demás obispos de la «Corona», con el de «los barones de mi reino» y con el de los representantes de las ciudades de Zaragoza, Daroca, Calatayud, Jaca y Huesca. La burguesía entraba por vez primera en la institución que conocemos con el nombre de Cortes.

 Alfonso II el Casto, hijo de Petronila y Ramón Berenguer IV, nació en Huesca en 1157.

 Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona «aragonensis regina et barchinonensis comitissa» dona a su hijo Alfonso y a toda su descendencia —a quien en su testamento su marido llamaba Ramón— todo el reino íntegro «dono [...] tibi, dilecto filio meo Ildefonso, regi aragonensi et comiti barchinonensi, qui in testamento eiusdem viri mei vocaris Raimundus, et omni posteriotati tue omne regnum integriter», en documento fechado en Barcelona, a 18 de junio de 1164.​

 Ante las circunstancias de que Don Ramiro cediese la posesio y que Doña Petronila fuese hembra, se derivó que podían mantener la potestas, pero no la gestio. Consecuentemente la posición del Conde Ramón fue la de ser administrador de la Casa, regente del Reino. Del que seguía siendo señor, padre y rey, Ramiro II, hasta que murió el 16 de agosto de 1157. Luego su hija Doña Petronila sería la reina titular hasta que el 18 de junio de 1164 renunció en favor de su hijo Alfonso II, niño de siete años, nacido en Huesca en marzo de 1157; renuncia que se efectuó cuando ya hacía dos años que el Conde había muerto en el burgo de San Dalmacio, junto a Turín, el 7 de agosto de 1162.

 [...] a petición de la nobleza aragonesa y de todo el mundo, el único hermano de Alfonso, Ramiro el Monje, llamado así por haber entrado años atrás en un convento, tuvo que salir de este en 1134 y, contra los deseos del papado que no le otorgaba bula ni libertad, casarse con Inés de Poitiers, engendrando con ella una hija en 1136: doña Petronila. Y fue poco después, en 1137, cuando esa niña que no tenía siquiera un año fue dada en matrimonio al conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, quien ya se había encontrado con Ramiro en la defensa de Zaragoza en 1134 y luego en tierras gerundenses en 1135 frente a grupos islámicos, pero que también podían ser castellanos o franceses.

Hasta ahora no estoy diciendo nada que no sea conocido, incluyendo las capitulaciones matrimoniales de Barbastro fechadas el 11 de agosto de 1137. No obstante, sí quisiera insistir aquí en que el rey aragonés sabía lo que hacía, pese a los veintitrés años de edad que el conde barcelonés le sacaba a su hija Petronila y posible niña-esposa del catalán. Lo sabía porque, fruto de las leyes del reino que impedían el poder a la mujer pero no la titularidad del derecho ni la transmisión del mismo a terceros, el «matrimonio en casa» aseguraba —pasara lo que pasara— el mantenimiento del reino. A fin de cuentas había muchas posibilidades de que la niña, con la muerte que revoloteaba tanto sobre la infancia, no llegara a ser mujer y, en ese supuesto, aquel acuerdo de 1137 otorgaba a Ramón Berenguer la transmisión del poder real aragonés casara con quien casara después.

Este supuesto no sucedió, pero en el caso de haber ocurrido estaba claro que el reino de Aragón y su titular buscaban una unión dinástica con uno de sus vecinos más fuertes: con ese conde de Barcelona que estaba aglomerando las tierras de lo que luego sería el principado de Cataluña, además de que se expansionaría hacia el sur, como señalaré. Con ese conde de Barcelona que jamás fue rey de Aragón porque Ramiro II mantuvo su privilegio de honor hasta su muerte, aunque cediera la potestad del mando. Ramón Berenguer IV fue príncipe de Aragón y como tal se le juró fidelidad por los aragoneses al tiempo que la mayoría de edad de Petronila y su paso a mujer facilitó la consumación del matrimonio. Y poco después, el nacimiento de Alfonso, quien fuera desde 1164 —muerto Ramiro II y Ramón Berenguer IV— rey de Aragón y conde de Barcelona, forjó una unión dinástica de posible futuro respetando, no obstante, a súbditos, leyes y costumbres de cada territorio. Si se quisiera ver un acta fundacional de la Corona de Aragón, parece ser que ésta podía apuntar a la consolidación como rey y conde de Alfonso II. De hecho esto se ha visto así por la historiografía que durante años, si no siglos, conoce el evento.

 [...] los patronímicos de los sucesores de Ramón Berenguer portaban ya los epónimos de la casa de los Aragón: Alfonso y Pedro, nombres que se iban a utilizar en sucesivas generaciones. [...] Pocos días después del repentino fallecimiento de su padre, Alfonso II, apenas un niño de cinco años de edad, se encuentra en Zaragoza rodeado de las más altas dignidades eclesiásticas (arzobispo de Tarragona, y obispos de Barcelona y de Zaragoza), y civiles, como el conde de Pallars y los más destacados magnates aragoneses y catalanes (el senescal Guillermo Ramón de Moncada, el mayordomo real Blasco Romeo, y los nobles Guillermo de Cervera, Ponce de Mataplana y Guillermo de Castelvell), que estarían gestando, sin duda, el consejo de regencia del monarca y su tutoría. En Zaragoza lo vemos confirmando los fueros de la ciudad, y un documento, de agosto de 1162, suscrito por todos aquellos nobles y eclesiásticos, lo intitula ya como «Dei gratia rex Aragonensi», recordando a su padre «conde de Barcelona y príncipe de Aragón», pero también a sus antecesores por línea materna, los reyes de Aragón, «el rey Alfonso, mi tío, el rey Ramiro, mi abuelo», aunque jurídicamente no podía obtener el pleno dominio del reino hasta la renuncia de su madre Petronila. [...] Alfonso II viajará sucesivamente por las ciudades del reino (Zaragoza, Calatayud, Tarazona, Alcañiz, Huesca y Jaca), con la finalidad de que le reconozcan y juren como nuevo rey de Aragón. En enero de 1163 la cancillería le denomina, además de rey de Aragón, como marqués de Lérida y Tortosa, y en febrero está celebrando su primera curia o cort en Barcelona, donde fue jurado como conde de Barcelona el 24 de febrero de 1163. La solución jurídica al problema sucesorio se alcanzó cuando el 18 de junio de 1164 la reina Petronila, a la vez que confirmaba las disposiciones testamentarias de su fallecido esposo, renunciaba a sus derechos sobre el reino [...]

Cuando muere Ramón Berenguer en 1162, su hijo (habido con Petronila) Alfonso II pasa a ser rey, ya ejercer el poder sin ninguna restricción, lo que indica que el poder de reinar lo hereda de su padre, al que se lo había concedido Ramiro.

 «[...] abdicación de la reina a favor de Alfonso el Casto en 1164»

Alfonso II recibió de su padre el reino de Aragón y el condado de Barcelona (1162), en concepto de honor, y de su madre el dominio de la tierra y el principado, es decir, el regnum (1164). Pudo titularse con pleno fundamento rey de Aragón, y así fue reconocido por la Curia romana.

Entre los siglos XII y XIV, la documentación poco habla de Corona de Aragón y más del Casal d'Aragó, si bien la expresión de Corona de Aragón ya se observa con Jaime el Justo, prevaleciendo así el título jerárquico del reino por delante del de condado y principado.

El título de rey lo asumieron su hijo, Alfonso el Casto (Alfonso II para los aragoneses y Alfonso I para los catalanes, como Conde de Barcelona), y sus sucesores, quienes al igual que sus antecesores se reconocen reyes de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, aunque se silencian los dos últimos al gusto de los escribas y notarios del momento. En los escatocolos de los documentos ajenos a la cancillería regia, como eran los monacales de Alaón, Obarra, Roda de Isábena…, siempre se nombraron por el reinado de Ramón Berenguer, Alfonso, Pedro, etc.

 En el siglo XII, las absorciones mencionadas de los condados de Cerdaña-Berga, Besalú, Rosellón y Pallars Jussá no alargan la titulación del conde, porque encajan en un sentido hiperbólico de la denominación del condado de Barcelona. Así se corrobora la obsolescencia del modelo condal, que ya solo se empleará para designar las unidades que mantienen su singularidad jurisdiccional respecto de la casa barcelonesa, es decir, Ampurias, Urgel y Pallars Sobirá, este mencionado a partir de ahora como Pallars.

Como señala Ubieto, el año 1157 incluye los meses enero-marzo del año 1158 a que hace referencia el documento.

Cuando surge Aragón - nación

  1.  Ubieto Arteta, Antonio
  2. Ubieto Arteta, Agustín
  1.  Cfr. «Alfonso II "el Casto"», en Gran Enciclopedia Aragonesa
  2.  Saltar a: Ubieto Arteta, 1987, pp. 177-184.
  3.  Mateu Ibars, Josefina (1980). Colectánea paleográfica de la Corona de Aragon: Siglo IX-XVIII 1. Publicacions de la Universidat de Barcelona. p. 546. ISBN 84-7528-694-1.
  4.  Miquel Rosell, Francisco (1945). Liber feudorum maior; cartulario real que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón 1. Escuela de Estudios Medievales (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). p. documento 17.
  5. El atontado de Vicente de Cuéllar, Benito (1995). «Los "condes-reyes" de Barcelona y la "adquisición" del reino de Aragón por la dinastía bellónida»Hidalguía (Instituto Salazar y Castro) (252): 630-631. ISSN 0018-1285.
  6.  Belenguer, Ernest (2006). «Aproximación a la historia de la Corona de Aragón». En Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), ed. La Corona de Aragón. El poder y la imagen de la Edad Media a la Edad Moderna (siglos XII–XVIII). Lunwerg. pp. 25-26. ISBN 84-9785-261-3. Archivado desde el original el 20 de marzo de 2012. Consultado el 28 de mayo de 2012.

  7.  Martínez Ferrando, Jesús Ernesto (1958). Archivo de la Corona de Aragón. Guía abreviada. Dirección General de Archivos y Bibliotecas. p. 8.
  8.  Suárez Fernández, Luis (1976). Historia de España Antigua y media. Rialp. p. 599. ISBN 9788432118821.
  9.  .
  10.  Jordi Ventura, Alfons el Cast, Editorial Aedos, Barcelona, 1961, pág. 84.
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Augier. Guilhem, Guillem Augier Novella, Ogier de Vienne, Augier de Sant Donat, Ogier de Saint-Donat

Augier.


Per vos belha dous' amia
Trag nueg e jorn greu martire,
Que d' als no pens ni cossire,
Ans vai doblan tota via
L' amors e la benvolensa,
Per qu' ieu ai gran temensa
Qu' el deziriers m' aucia:
On mais vos bays, doussa res, e vos toc,
Ieu m' en vauc plus prion en aisselh foc.


En plus franca senhoria
No pogra mon cor assire,
Qu' ieu non cre qu' el mon se mire
Don' ab tan de cortezia,
Ni que de beutat vos vensa:
E non ai ges crezensa,
Per nulha ren que sia,
Puesca guerir, s' ieu no complisc lo joc,
E visques tan cum Helias et Enoc.


Ai! quantas vetz plor lo dia,
E quantas vetz mi fai rire
L' amors que m vens e 'l dezire,
E m destreing lo cor e m lia;
E 'l vostr' onrada valensa
Fetz en mon cor semensa,
Plus que far non solia.
Ara sai ieu qu' eu ai begut del broc
Don bec Tristan qu' anc pueis garir non poc.


Vostr' hom suy ses tricharia,
E si us platz, podetz m' aucire;
Qu' om non poiria devire
Qui 'l cor del cors no m trazia;
Quar en vos nays e comensa
Beutatz e conoyssensa,
Miels qu' om dir non poiria:
Si m destrenhetz mon fin cor en un loc,
Ben a tres ans qu' anc d' un voler no y s moc.


E ja al jorn de ma via
No serai d' autra jauzire;
Tan vos sui hom e servire
Francx e lials ses bauzia,
Que ses la vostr' atendensa
No volgr' aver Proensa
Ab tota Lombardia:
Quan m' auretz dat so don m' avetz
dig d' oc,
Serai plus ricx qu' el senher de Marroc.


A l' Emperaire agensa,
E ten a cortezia,
Quant hom li quer autreyar e
ditz d' oc,
Mas ja als faitz no s pren ren qui no 'l loc.

//
https://fr.wikipedia.org/wiki/Guilhem_Augier_Novella

Guilhem ou Guillem Augier Novella, dit aussi Augier de Vianes ou Ogier de Vienne ou Augier de Sant Donat ou Ogier de Saint-Donat (v. 1185 Saint-Donat-sur-l'Herbasse - ?), est un troubadour dauphinois de langue occitane ayant principalement vécu en Lombardie. Neuf de ses compositions nous sont parvenues.

Augier. Guilhem, Guillem Augier Novella, Ogier de Vienne, Augier de Sant Donat, Ogier de Saint-Donat

Geoffroi Rudel. Jaufré Rudel de Blaye, Jaufrés Rudèls de Blaia, plana lengua romana,

Geoffroi Rudel.

Geoffroi Rudel



I.

Pro ai del chan essenhadors
Entorn mi, et ensenhairitz,
Pratz e vergiers, albres e flors,
Voutas d' auzelhs, e lays e critz,
Per lo dous termini suau;
Qu' en un petit de joy m' estau,
Don nulhs deportz no m pot jauzir,
Tan cum solatz d' amor valen.

Las pimpas sian als pastors,
Et als enfans bordeitz petitz;
E mias sion tals amors,
Don ieu sia jauzens jauzitz.
Qu' ieu la sai bona tot aitau
Ves son amic en greu loguau;
Per so, suy trop sove' n marrir,
Quar non ai so qu' al cor n' aten.


Luenh es lo castelhs e la tors,
Ont elha jay e son maritz;
E si, per bos cosselladors
Cosselhan, no suy enantitz,
Qu' autre cosselhs petit m' en vau:
Aitant n' ai fin talan corau,
Al res no y a mais del murir,

S' alqun joy non ai en breumen.


Totz los vezis apel senhors
Del renh, on sos joys fos noyritz;
E crey que m sia grans honors,
Quar ieu dels plus envilanitz
Cug que sion cortes leyau.
Ves l' amor, qu' ins el cor m' enclau,
Ai bon talan e bon albir,
E say qu' ilh n' a bon escien.


Ma voluntat s' en vay lo cors,
La nueit e 'l dia esclarzitz,
Laintz per talant de son cors;
Mas tart mi ve e tart mi ditz:
“Amicx, fas elha, gilos brau
An comensat tal batestau,
Que sera greus a departir,
Tro qu' abduy en siam jauzen.”

II.

Belhs m' es l' estius e 'l temps floritz,

Quan l' auzelh chanton sotz la flor;

Mas ieu tenc l' ivern per gensor,
Quar mais de joy mi escobitz.
E quant hom ve son jauzimen,
Es ben razos e d' avinen
Qu' om sia plus coyndes e guays.
Er ai ieu joy e suy jauzitz,
E restauratz en ma valor,
E non iray jamai alhor,
Ni non querrai autruy conquistz:
Qu' eras say ben a escien,
Que selh es savis qui aten,
E selh es fols qui trop s' irays.


Lonc temps ai estat en dolor
E de tot mon afar marritz,
Qu' anc no fuy tan fort endurmitz
Que no m rissides de paor:
Mas aras vey, e pes, e sen
Que passat ai aquelh turmen;
E non hi vuelh tornar jamays.

Mout mi tenon a gran honor,
Totz selhs cuy ieu n' ey obeditz,
Quar a mon joy suy revertitz;
E laus en lieys e dieu e lhor
Qu' er an lur grat e lur prezen;
E, que qu' ieu m' en anes dizen,
Lai mi remanh, e lay m' apays.
Mas per so m' en suy escharzitz,
Ja non creyrai lauzenjador;
Qu' anc no fuy tan lunhatz d' amor
Qu' er non sia sals e gueritz;
Plus savis hom de mi mespren,
Per qu' ieu sai ben a escien
Qu' anc fin' amor hom non trays.

Mielhs mi fora jazer vestitz
Que despollatz sotz cobertor;
E puesc vos en traire auctor
La nueyt, quant ieu fuy assalhitz;
Totz temps n' aurai mon cor dolen;
Quar aissi s n' aneron rizen,
Qu' enquer en sospir en pantays.


III.

No sap chantar qui 'l so non di,

Ni vers trobar qui 'ls motz non fa,

Ni conois de rima, co s va,
Si razos non enten en si:
Pero mos chans comens aissi;
Com plus l' auziretz, mais valra. a. a.


Nuls hom no s meravilh de mi
S' ieu am so que no veirai ja;
Quar nulha res tan mal no m fa
Com so qu' anc de mos huelhs no vi;
Ni no m dis ver, ni no m menti,
Ni no sai si ja so fara. a. a.


Colp de joi me fier que m' auci
Ab poncha d' amor que m sostra
Lo cor, don la crans magrira,
S' en breu merce no 'l pren de mi;
Et anc hom tan gen no mori
Ab tan dous mal, ni non sescha. a. a.

Anc tan suau no m' adormi,
Que mos esperitz no fos la
A la belha, que mon cor a,
On miei voler fan dreg cami:
Mas quant mi reveilh lo mati
Totz mos bos sabers mi desva. a. a.

Peironet, passa riu d' Ili,
Que mos cors a lieis passara;
E si li platz alberguar m' a,
Per qu' el parlamen sera fi.
Mal me faderon mei pairi,
S' amors m' auci per lieis que m' a. a. a.

Bos es lo vers s' ieu no y falhi,
Ni tot so que y es ben esta;
E selh que de mi l' apenra
Guart si que res no mi cambi;
Que si l' auzon en Caerci,
Lo coms de Tolza l' entenra. a. a.


Bos es lo vers, e faran hi
Quasque motz que hom chantara. a. a.


IV.

Quan lo rius de la fontana
S' esclarzis, si cum far sol,
E par la flors aiglentina,
E 'l rossinholet el ram
Volt, e refranh, et aplana
Son dous chantar, e l' afina,
Dregz es qu' ieu lo mieu refranha.

Amors, de terra lonhdana,
Per vos tot lo cor mi dol;
E non puesc trobar metzina,
Tro venga 'l vostre reclam,
Ab maltrait d' amor doussana,
Dins vergier, o sotz cortina,
Ab dezirada companha.

Pus tot jorn m' en falh aizina,
No m meravilh s' ieu m' aflam;
Quar anc genser Crestiana
No fo, ni dieus non o vol,
Judea, ni Sarrazina.
Et es ben paisutz de manna
Qui de s' amor ren guazanha.

De dezir mos cors non fina
Vas selha res qu' ieu pus am,
E cre qu' el volers m' enguana
Si cobezeza la m tol.
Quar plus es ponhens d' espina
La dolors que per joy sana;
Don ja no vuelh qu' om mi planha.


Quan pensar m' en fai aizina
Adoncs la bays e l' acol;
Mas pueis torn en revolina,
Per que m n' espert e n' aflam;
Quar so que floris non grana:
Lo joy que mi n' atayna
Tot mos cujatz afaitanha.


Senes breu de parguamina,
Tramet lo vers en chantan,
En
plana lengua romana,
A 'N Ugo Brun, per Filhol.
E sapcha gens Crestiana
Que totz Peiteus e Viana
S' esjau per lieys, e Guiana.

V.

Lanquan li jorn son lonc en mai,
M' es belhs dous chans d' auzelhs de lonh;
E quan mi sui partitz de lai,
Remembra m d' un' amor de lonh;
Vau de talan embroncx e clis,
Si que chans, ni flors d' albespis,
No m valon plus qu' yverns gelatz.

Be tenc lo senhor per verai,
Que formet est' amor de lonh;
Mas per un ben que m' en eschai,
N' ai dos mals, quar tant sui de lonh.
Ai! com fora dreitz pelegris,
Si ja mos fustz, ni mos tapis,
Fos pels sieus belhs huelhs remiratz.

Be m parra joi quan li querrai,
Per amor dieu, l' ostal de lonh;
E s' a lieys platz alberguarai
Pres de lieys, si be m sui de lonh:
Qu' aissi es lo parlamens fis,
Quan drutz lonhdas es tan vezis,
Ab bels digz et ab bels solatz.

Iratz e dolens m' en partrai,
S' ieu non vey sest' amor de lonh:
No m sai quora mais la veyrai,
Quar tan son nostras terras lonh,
E tant y a pas e camis;
E per aisso non sui devis,
Mas tot sia cum a lieys platz.

Jamais d' amor no m jauzirai,
Si no m jau d' est' amor de lonh:
Que mielhor ni gensor non sai
Ves nulha part, ni pres ni lonh;
Tant es sos pretz verais e fis,
Que lai, el reng dels Sarrazis,
Fos ieu per lieys chaitius clamatz!


Dieus que fetz tot quan ve ni vai,
E formet est' amor de lonh,
Mi don poder, pos talen n' ai,
Qu' ieu remir sest' amor de lonh
Verayamen en luec aizis,
Si que las cambras, e 'ls jardis,

Mi recemblon novels palatz.


Ver ditz qui m' apella lechai,
E deziran d' amor de lonh:
Que nulhs autres jois tan no m plai,
Cum jauzimen d' amor de lonh.
Mas so qu' ieu vuelh m' es tant ahis,
Qu' en aissi m fadet mos pairis
Qu' ieu ames, e no fos amatz.
Mas so qu' ieu vuelh m' es tant ahis,
Totz sia mauditz lo pairis
Que m fadet, qu' ieu non fos amatz.

//

https://es.wikipedia.org/wiki/Jaufr%C3%A9_Rudel

Jaufré Rudel de Blaye, en occitano original Jaufrés Rudèls de Blaia (ca. 1113 en Blaye - ca. 1170) fue un trovador y poeta aquitano en lengua de oc.

Llamado "el príncipe de Blaye", villa cercana a Burdeos, en el estuario del Garona, de la que fue señor, era un caballero de la corte de Leonor de Aquitania originario de Saintonge y estuvo relacionado con Alfonso Jordán de Tolosa y con Hugo Bruno VII de Lusignano. Participó en la Segunda Cruzada (1147-1149), organizada por el rey Luis VII de Francia. Según la leyenda, habría oído hablar de la princesa de Trípoli y se enamoró de oídas, pero perdidamente, de ella. En el curso de la Segunda Cruzada cayó muerto en los brazos de la princesa de Trípoli.

Escribió chansons de amor en que habla de «L'amour de loin» (amor lejano), es decir, el amor imposible y sin esperanza, celebrando quizá a la condesa Hodierna de Trípoli, una dama de buen linaje e inaccesible, o según otros a Melisenda, hija del conde Raimundo I, descendiente de los condes de Toulouse, y de Hodierna de Jerusalén, hija a su vez de Balduino du Bourg y de la princesa armenia Morfia; de ella habría oído hablar a algunos peregrinos de Antioquía. Parece que falleció realmente de amor por una dama establecida en Oriente y que, por razones materiales o psicológicas, este amor fue un amor imposible, amour de loin o, en su nativa lengua provenzal, («amor de lonh» o «amor de terra londhana»). Han subsistido seis, según otros ocho poemas de Rudel, de los cuales cuatro poseen notación melódica. Fueron editados por el medievalista Alfred Jeanroy.

La leyenda se recoge en una de las numerosas rasós o vidas de trovadores provenzales que se han transmitido, y dice así: enamorado de oídas, empezó a escribir poemas a esta musa según las reglas del amor cortés, una de las cuales era no mencionar el nombre de la dama. Como su pasión crecía y no se menguaba, se le hizo necesario hacer tan largo viaje para ir a cantarle sus sentimientos de tú a tú, pero el trayecto era largo y costoso, y Jaufré era pobre y además tenía una salud precaria. Se propuso por lo menos que ella supiera de él y confió sus escritos a los caballeros que partían a Tierra Santa y les hacía prometer que los harían llegar a las manos de Melisenda. Tardó años, pero logró ahorrar lo suficiente para embarcarse y conocer a la protagonista de sus pensamientos a la que dedicaba cada verso que escribía.

Se embarcó en Marsella en una nave templaria; pero su salud ya se había quebrantado mucho y las penurias de la travesía le dieron la puntilla; llegó gravemente enfermo a Palestina. Aun así, arribó a Trípoli y se acercó al palacio pidiendo audiencia con la condesa, pero los guardias se rieron de él y le dieron largas. Su insistencia hizo, sin embargo, que la señora supiese de su presencia y murió en sus brazos, como cuenta la "vida" (reseña biográfica) anónima:

Él enfermó estando en la nave, y fue llevado a Trípoli, a un albergue y tenido por muerto. Se lo hicieron saber a la Condesa; y ella fue a él, hasta su lecho y lo tomó entre sus brazos. Y él supo que era ella, que era la Condesa y al momento recobró el oído y la respiración, y loaba a Dios que la había mantenido con vida hasta que la hubo visto. Y así él murió entre sus brazos. Y ella lo hizo sepultar con gran honor en la casa del Temple. Y luego, en aquel mismo día, ella se hizo monja, por el gran dolor que sentía por la muerte de él.

La leyenda de Jaufré Rudel les resultó un tema irresistible a los poetas del Romanticismo. Escribieron sobre él Ludwig Uhland, Heinrich Heine, Robert Browning (Rudel to the Lady of Tripoli) y Giosuè Carducci (Jaufré Rudel). Algernon Charles Swinburne retomó este tema constantemente desde su The Triumph of Time, en The Death of Rudel y en Rudel in Paradise (también titulado The Golden House) . Inspiró la pieza teatral de Edmond Rostand La Princesse lointaine (La princesa lejana) y la ópera L'amour de loin de Kaija Saariaho, sobre libreto de Amin Maalouf. También el compositor mexicano Ricardo Castro estrenó en 1906 una ópera sobre el tema titulada "La Leyenda de Rudel",con libreto de Henry Brodi. En 1926, sir Nizamat Jung Bahadur, de Hyderabad, escribió también un poema de épica culta sobre este tema, Rudel of Blaye. Recientemente, José Guadalajara ha realizado una versión de esta leyenda bajo el personaje de Jorge de Rudelia, trasunto de Jaufré Rudel, en su novela histórica El alquimista del tiempo (2015).

Belhs m'es l'estius e·l temps floritz

De monte lapis

Lanqand li jorn son lonc en mai 

Lan quan lo temps renovelha

No sap chantar qi so non di

Pro ai del chan essenhadors

Qan lo rius de la fontana

Qand lo rossignols el foillos

Qui non sap esser chantaire


Michael Barrington, Blaye, Roland, Rudel and the Lady of Tripoli: a study in the relations of poetry to life. A.D. 731 - 1950 (Salisbury, 1953)

Nick Riddle & Marcus Sedgwick, Outremer: Jaufré Rudel and Melisande of Tripoli, a Legend of the Crusades (Cambridge, 1994) ISBN 0-9524327-06

George Wolf & Roy Rosenstein, eds., "The Poetry of Cercamon and Jaufre Rudel" (New York, 1983)

Michel Teston, De quelques poètes maudits et troubadours, 2008, edición del autor, ISBN 2950993729.

Yves Leclair, Roy Rosenstein: Chansons pour un amour lointain de Jaufre Rudel, édition bilingue occitan-français, présentation de Roy Rosenstein, préface et adaptation d'Yves Leclair (Gardonne, éditions fédérop, 2011) ISBN 978-2-85792-200-1

http://www.trobar.org/troubadours/jaufre_rudel/

https://www.youtube.com/results?search_query=%22Jaufre+Rudel&aq=f

https://web.archive.org/web/20041205190419/http://perso.club-internet.fr/mboullic/jau_rud.htm

http://www.hs-augsburg.de/~harsch/gallica/Chronologie/12siecle/Rudel/rud_intr.html