Hay comentat aixó, a vore si u publiquen:
Ya podeu normalisá lo catalá y dili catalá al valensiá de Ausias March, al mallorquí, o al aranés, alguns escriurem en chapurriau.blogspot.com aguelosebeta.blogspot.com La franja es una cosa que se trobe entre les molles del cul, y al forat tos podeu fotre la norma de Fabra.
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El conflicto catalán se vive con especial intensidad en la franja aragonesa, cuyos lazos vecinales y culturales con Cataluña son a veces tan estrechos que cuesta marcar la frontera entre una y otra comunidad. Escuchar a los alcaldes de zonas como Matarraña o Bajo Aragón Caspe, de diferentes colores políticos, hablar de “buena convivencia”, “vecindad” y “amistad” como valores dominantes en su día a día con los catalanes nos reconcilió ayer en una jornada muy dura, donde la crispación y los intereses independentistas dominaron la fiesta tradicional de Cataluña y en la que se medía la fuerza del ‘procés’ como un plebiscito al referendum ilegal y la Ley de Transitoriedad aprobada la semana pasada.
Ambas comunidades comparten servicios, tradiciones, ríos, montañas, cultura e incluso ligas deportivas. La relación es tan estrecha que cuesta creer el punto al que llegan algunos enfrentamientos en torno a la política y la lengua. Las tensiones que inundan las instituciones no representan a una mayoría global, si bien se corre el riesgo de que perbiertan las relaciones sociales. Pese a que la potencia de sus acciones les dé más visibilidad que a una mayoría silenciosa, o silenciada, se debe seguir transmitiendo el mensaje real de unidad y cumplimiento de la ley. Hoy, pasada la Diada, cabe poner en valor la normalidad con la que cohabitan nuestros pueblos limítrofes, su capacidad de convivencia y vecindad. El pancatalanismo, en su desvarío independentista, plantea incluso anexionar a la Cataluña de los Països Catalans zonas aragonesas que abarcan desde Tamarite de Litera hasta Valderrobres. A lo largo de los años lo hemos visto en folletos, en visitas turísticas, en libros de texto, calendarios… Urge que el espíritu de convivencia de esa otra mayoría silenciosa se haga oir. Los agravios del Gobierno Central o «Madrid» con la periferia son históricos y afectan a buena parte del territorio nacional. En la última década es evidente el recorrido de errores que se han cometido, pero ahora toca mirar al futuro con una salida respetuosa y de consenso; sin imposiciones. Ayer, las pancartas de la Diada se unían en la calle Aragón. Aquí, en esta Comunidad, la intención siempre ha sido unir voluntades, incluso normalizar los usos lingüísticos de los pueblos que hablan catalán o chapurriao en nuestros municipios, dejando libertad, ampliando los lazos comunes y tendiendo la mano. Que no paguen justos por pecadores en el recorrido hasta el 1 de octubre y más allá; cuando habrá que trabajar en cesiones y concesiones; que este duro conflicto no nos haga perder la nobleza que nos caracteriza, la hospitalidad y la capacidad de tolerancia.
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