Escena XI
DICHOS, MARÍA y ANTÓN por la izquierda. Después GALÁN (oculto).
Antón. ¡Hola, maño!... Tanto güeno po esta casa.
Cavila. Hola, Antoñejo.
María. Adiós, tío Cavila.
Antón. (A Serafín.) ¿Y tú tan reondico?
Serafín. ¡Je!...
María. Sentaros, sentaros.
Antón. (A Valentina.) Chacha; sácate la retacía y el chapurriau, que tomen una copica.
Valentina. Voy.
Cavila. Que no se incomode.
María. No es incomodo.
Valentina. (Que saca lo pedido y sirve.) ¡Qué va a ser! (Al tío Cavila.) ¿De cualo?
Cavila. De éste. (Le sirve Valentina.)
Valentina. (A Serafín.) ¿Y tú, salao?
Serafín. Metá y metá. Más metá de éste que del otro.
Valentina. Tiés güen gusto. (Le sirve.)
Serafín. ¿Ti tiembla el pulso?
Valentina. ¡De vete a tú!...
Antón. (Bebiendo. A Cavila.) ¿Qué te paice?...
Cavila. ¡Qué güeno es!... ¡Y qué juerza tié el ladrón!... Yo tamién hago un chapurriau que no tié parecido.
Antón. ¿Que no?
Valentina. Este lleva metá de anís y metá de arrope.
Cavila. Hombre, tamién hago yo un arrope que no hay otro que se le iguale.
Antón. ¿Que no?
Valentina. (Mirando a su padre.) ¡Dice que no! Nosotros lo hacemos del mosto mejor. Este es de la viña moscatel.
Cavila. Pos no será tan majo como el de la mía del Pizarral.
Antón. ¿Que no?
Valentina. Padre, dice que no...
Cavila. Miá tú que da un vinico claretico, claretico como agüica dorada; pero anda, anda, metete con él, que no tendrás frío, no.
Antón. (Irónico y molesto.) ¡Tú siempre tiés de lo mejor en to!
Valentina. Se lo fegura él.
Cavila. Es que se pué prebar. Díselo a unos franceses que vinieron por vinos esta Sanmiguelada, que al pronto paicía que lo tomaban a broma, y luego no hacían más que
icir, le li, le li... que creo que es que pedían la cama.
Valentina. Pos a un inglés que prebó del nuestro tuvieron que llévaselo en una pollera, pa que no se matara po el camino.
Antón. Conque compara.
María. Güeno, güeno; dejase de peleas y no metamos la burra en las coles, y amos a lo que estamos, que es lo e los chicos, ¿no sus paice?
Serafín. Mejor será.
María. Eso digo yo.
Antón. ¡Por mí!... El es el que tié que escomenzar.
Cavila. Güeno, pos ya sabís que yo soy el tutor de éste... Y como tú m’ has dicho que no verías con malos ojos que tu chica... amos... y éste... me dijo que viniera a
iciros... pos... pos vusotros diráis...
María. Yo por mí no digo na; pero sí digo que a ver lo que icen ellos, que son los interesaos.
Antón. Claro... por más que mi chica, lo que yo le diga... Pero amos.
Cavila. Pos éste, cuando m’ ha hecho dar este paso...
Serafín. ¡Je!...
Antón. (A Serafín.) ¿Quié
icirse que tú... quiés a la Valentina?
Serafín. ¡Más que el enterraor a las pestes!
María. (A Valentina.) ¿Y tú qué ices a esto?
Valentina. Pos eso tamién... que yo... pos... al preguntale a una... no sé si me esplico...
Antón. ¡Repacho!... Como esplicate... no creas que mucho... ¿Quié icise que tú quiés casate con éste... no?
Valentina. Yo querer... amos... una cosa es querer... y otra... pero amos... ¿qué va a icir una?
Antón. Güeno... en resumidas cuentas... ¿Tú lo quiés pa marido?
Valentina. Hombre, yo... como querelo pa marido... no es que vayamos a icir una cosa ni otra... pero ustés s’ harán cargo...
Antón. ¡Idiós!... ¡Esvanza d’ una vez a ver si te entendemos, porque yo...
Valentina. ¡Pos me paice que hablo bien claro!... Y como yo tengo palabra, pos digo, lo dicho y na más.
Cavila. Güeno, pero ¿qué es lo que has dicho?
Valentina. Pos eso... porque claro... una no sabe hablar de estas cosas... y una... ustés s’ harán cargo.
María. Güeno, pos en vista de lo satisfatorio del resultao... ahí sus quedáis. (Vase.).
Cavila. Hasta dispués.