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dimecres, 25 d’octubre del 2017

MI CONTESTACIÓN AL ARTÍCULO DE LA COMARCA de J.L. Camps

MI CONTESTACIÓN AL ARTÍCULO DE LA COMARCA de J.L. Camps

Catalanes del Matarraña
Joan Lluis Camps Joan, Cretas, Queretes, Ascuma, la comarca


Pedro J. Bel Caldú

En todo el Bajo Aragón hay un un poso histórico, que permanece en el subconsciente de la gente. Y ese poso endurecido, pero latente, tiene su origen en la “memoria olvidada” de las últimas guerras civiles que han asolado el territorio y han causado auténticas hecatombes en la población bajo aragonesa. Cabrera, el ex seminarista tortosino, practicó en nuestra tierra crueldades que fueron tema recurrente en “les contalles al racó del foc” de nuestros antepasados.

Todos los “misioneros” progres del anarquismo, bebieron sus salvíficas pócimas en las “madrasas” de Cataluña y llegaron a nuestra tierra, para anunciar la buena nueva y evangelizar a los pobres catetos de los pueblos irredentos de Aragón.

Todos sabemos lo que pasó. Antes de llegar las columnas catalanas anarquistas a Calaceite, no se había producido ni un sólo muerto, por razones políticas, en todo el Bajo Aragón.

La llegada de aquellos pacíficos ciudadanos hizo correr la sangre a raudales, destruyó todo nuestro patrimonio artístico y cultural, salvo el que ellos “salvaron” para llevárselo a Cataluña, sin ninguna intención de devolverlo, ni siquiera con sentencias judiciales firmes que lo ordenan.

Sí, ya sé que luego vino el tío Paco con la rebaja e impuso una dictadura inaceptable e injustificable.

El tió Paco murió de viejo en su cama y por fin pudimos respirar. Pero pronto volvieron a aparecer los “misioneros” autóctonos”, formados, alentados y financiados desde Cataluña.

Ahora ya no predicaban la “revolución”, ni fundaban ateneos libertarios, ahora nos anunciaron su gran descubrimiento: "a la Franja parlem catalá”. Primero tuvieron que explicarnos que era eso de “La Franja” y resultó que era un “País, tan milenario como Cataluña, y teníamos que tomar conciencia de nuestra identidad diferencial, que nos identificaba por el hecho de hablar una lengua “catalana” atomizada de localismos, que había de “normalizarse” porque eso era “culto” frente a la “cutrez” de nuestras hablas autóctonas.

Luego fueron fundando asociaciones “culturales en cada comarca natural de la inventada “Franja”. Para dar cohesión al invento y vertebrar “La Franja”, se creó la agrupación de esas “asociaciones culturales” en un organismo, al principio, unipersonal. Le llamaron ICFIniciativa Cultural de la Franja, pero realmente era un señor, de buenas formas y barba venerable, el doctor Artur Quintana. Un antiguo misionero del catalán en Alemania, que terminó recalando en La Codoñera con los honores académicos de miembro del Institut d’Estudis Catalans.

Artur Quintana con su boina


Se fundaron, y se mantienen, con socios mayoritariamente residentes en Cataluña y algún “converso” que vive en nuestros pueblos. Entre los conversos hay gente muy preparada, algunos convertidos en auténticos profesionales del activismo y la “agitación cultural”. Todo ello, con el plan preconcebido de crear en Aragón uno de los futuros “Països Catalans”, que con la eventual independencia de Cataluña formarían “La gran nació catalana”.

Íñigo o Ignacio Sorolla Vidal, de Peñarroya de Tastavins


Con el estrepitoso fracaso del proyecto independentista, que se barrunta estos días, algunos de esos “conversos” que han colaborado y colaboran en posiciones directivas de las susodichas asociaciones, han entrado en pánico. /Quimet de Calaseit, per ejemple/

Ahora intentan “ponerse la venda antes de la herida”.

Penyapork, Fórnols, Fórnoles
Penyapork de Fórnols