Cataluña abáns de 1714 ere un estat tan independén que a les seues normes legislatives mensionaben que formabe part de España y se sometíe al seu rey.
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divendres, 30 de novembre del 2018
Cataluña abáns de 1714
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Cataluña, España
dimecres, 3 d’octubre del 2018
Los Mossos, legado, Felipe V, "el burbó"
https://diazvillanueva.com/2017/09/01/los-mossos-el-mas-perdurable-legado-felipe-v/
La historia es rica en paradojas. El nacionalismo catalán busca su legitimación en la guerra de Sucesión española (1701-1715). En aquella guerra la mayor parte de catalanes apoyaron al pretendiente de la casa de Habsburgo, mientras los castellanos hicieron lo propio con el de la casa de Borbón.
La cosa terminó mal, no tanto para el Habsburgo, que se colocó como emperador del Sacro Imperio antes de que terminase la guerra, como para sus partidarios, abandonados a su suerte en el tramo final de la contienda. Algunos de ellos, los barceloneses concretamente, siguieron guerreando en su nombre hasta que el 11 de septiembre de 1714 el duque de Berwick, general de Felipe de Borbón, más conocido por su ordinal Felipe V, tomó la ciudad después de un agónico sitio.
La cosa terminó mal, no tanto para el Habsburgo, que se colocó como emperador del Sacro Imperio antes de que terminase la guerra, como para sus partidarios, abandonados a su suerte en el tramo final de la contienda. Algunos de ellos, los barceloneses concretamente, siguieron guerreando en su nombre hasta que el 11 de septiembre de 1714 el duque de Berwick, general de Felipe de Borbón, más conocido por su ordinal Felipe V, tomó la ciudad después de un agónico sitio.
Una de las primeras medidas que Felipe V adoptó fue la de desarmar a los catalanes, básicamente porque no se fiaba de ellos. Para el Rey, un aristócrata francés que no hablaba una palabra de español /pero el catalán se entiende si hablas francés, ya que el provenzal - occitano es muy similar/
Occitano, 1196, Pedro II, rey de Aragón (el aragonés sería bien parecido en 1196) |
cuando le entregaron la corona, los catalanes eran el arquetipo de español irritante, amante de sus fueros, ingobernable, que no se rinde nunca y que a la que te descuidas se recupera del palo que le acabas de dar y te degüella. Los barceloneses habían resistido hasta el final y era probable que volviesen a levantarse en armas en cuanto tuviesen la oportunidad. Desarmar a la gente desactivaba un problema pero activaba otro. No podrían rebelarse de nuevo, cierto, pero tampoco podrían defenderse de los salteadores, que por aquel entonces menudeaban por toda la geografía española, siempre despoblada y abundante en sierras y caminos de mala muerte.
El bandidaje era un problema antiguo que no encontró una solución más o menos definitiva hasta que, a mediados del siglo XIX, se creo la Guardia Civil.
El bandidaje era un problema antiguo que no encontró una solución más o menos definitiva hasta que, a mediados del siglo XIX, se creo la Guardia Civil.
Mossos d’Esquadra en la procesión del Corpus de Barcelona (1967) |
Para contener a los bandidos y velar por el orden público el Rey ordenó que se formasen escuadras de payeses que se hubiesen significado por su causa durante la guerra. Pero no eran muchos. La guerra, además, había criado agravios vecinales que, cuando la tortilla se dio la vuelta, se pasaron al cobro.
En 1721 solo había tres escuadras, la de Rodoñá, la de Valls y la de Riudoms, formadas por un total de 36 mozos, tres cabos y un jefe: Pere Anton Veciana Rabassa, lugarteniente del baile de Valls. Veciana se había empleado como arriero durante un tiempo, por lo que conocía todos los caminos del principado. Era, además, leal a Felipe V y lo había sido durante la guerra. Era el hombre adecuado para hacer crecer aquel cuerpo que no terminaba de implantarse.
En 1721 solo había tres escuadras, la de Rodoñá, la de Valls y la de Riudoms, formadas por un total de 36 mozos, tres cabos y un jefe: Pere Anton Veciana Rabassa, lugarteniente del baile de Valls. Veciana se había empleado como arriero durante un tiempo, por lo que conocía todos los caminos del principado. Era, además, leal a Felipe V y lo había sido durante la guerra. Era el hombre adecuado para hacer crecer aquel cuerpo que no terminaba de implantarse.
Sucedió entonces que un antiguo fusilero del bando austracista, Pere Joan Barceló, conocido como Carrasclet, entró desde Francia y atacó Reus con una compañía de exiliados armados, curiosamente, por el duque de Berwick, que en aquel momento se encontraba al servicio del rey de Francia, en guerra con su primo.
Veciana le plantó cara y consiguió que se fuese retirando hacia el norte. Tras el fin de este breve conflicto Felipe V se terminó de convencer de que hacía falta tomarse algo más en serio lo de las escuadras catalanas, hacían falta más mozos, es decir, más mossos, reclutados por los pueblos y aldeas a cambio de un sueldo. A lo largo del siglo, durante los reinados de Fernando VI y Carlos III fueron ganando efectivos y arraigo dentro de Cataluña hasta convertirse en una guardia rural a la que los catalanes cogieron cariño.
Veciana le plantó cara y consiguió que se fuese retirando hacia el norte. Tras el fin de este breve conflicto Felipe V se terminó de convencer de que hacía falta tomarse algo más en serio lo de las escuadras catalanas, hacían falta más mozos, es decir, más mossos, reclutados por los pueblos y aldeas a cambio de un sueldo. A lo largo del siglo, durante los reinados de Fernando VI y Carlos III fueron ganando efectivos y arraigo dentro de Cataluña hasta convertirse en una guardia rural a la que los catalanes cogieron cariño.
Durante siglo y medio el jefe de las escuadras siempre perteneció a la familia Veciana. En 1773 Carlos III emitió un decreto en el que ordenaba “que no salga de la casa Veciana el honor de haber sido el fundador de las escuadras del Principado, por ello concedemos a don Pedro Mártir de Veciana la facultad de nombrar sustituto en el desempeño de su cargo”.
Las escuadrillas rurales para combatir la lacra del bandolerismo funcionaba, por lo que se multiplicaron por España cuerpos de policía local similares. Inspirándose en los Mossos se crearon los Migueletes de Guipúzcoa, los Miñones de Vizcaya y Navarra, los Fusileros de Aragón, los Escopeteros Voluntarios de Granada y Sevilla o los Guardabosques Reales de Extremadura.
Las escuadrillas rurales para combatir la lacra del bandolerismo funcionaba, por lo que se multiplicaron por España cuerpos de policía local similares. Inspirándose en los Mossos se crearon los Migueletes de Guipúzcoa, los Miñones de Vizcaya y Navarra, los Fusileros de Aragón, los Escopeteros Voluntarios de Granada y Sevilla o los Guardabosques Reales de Extremadura.
En muchos casos los Veciana ejercían de consultores asesorando a las autoridades de otras partes del reino. Lo del tradicional consultor catalán, tipo fiable y concienzudo que sabe mucho de lo suyo, como se ve, no es cosa de ahora. Con el tiempo los Veciana llegaron a ser algo realmente importante, tanto dentro como fuera de Cataluña. Uno de ellos, José Baltasar Veciana Civit, llegó a ser nombrado mariscal de los reales ejércitos, gobernador de la costa de Granada y comendador de la orden de Santiago.
Pero nada dura por siempre por más que Carlos III creyese lo contrario. El cargo de jefe de los Mossos terminó saliendo de la casa de Veciana, pero porque la revolución de 1868, la Gloriosa, suprimió el cuerpo. Los progresistas españoles de entonces, entre los que se encontraba el reusense Juan Prim, lo consideraban algo propio del antiguo régimen ya sin cabida en la nueva España liberal y centralizada al modo francés.
Volverían en 1876 con la restauración borbónica de Alfonso XII y así hasta que Franco volvió a disolver el cuerpo tras la Guerra Civil. Reaparecerían en plena dictadura, en 1951, cuando el Gobierno autorizó a la diputación de Barcelona a revivirlos, pero solo como algo folclórico y con efectivos provenientes del ejército y la Guardia Civil.
Volverían en 1876 con la restauración borbónica de Alfonso XII y así hasta que Franco volvió a disolver el cuerpo tras la Guerra Civil. Reaparecerían en plena dictadura, en 1951, cuando el Gobierno autorizó a la diputación de Barcelona a revivirlos, pero solo como algo folclórico y con efectivos provenientes del ejército y la Guardia Civil.
El retorno del Borbón en 1975 les trajo de nuevo buena fortuna. El cuerpo fue cedido a la Generalidad y desde entonces es la policía autonómica. En breve se cumplirán 300 años de la revuelta de Carrasclet, que es cuando realmente se constituyen como tales. Pocas cosas quedan en España de hace tanto tiempo. Una de ellas son los Mossos. Els Mossus. Deberían tener el retrato de Felipe V en su sede, y no precisamente vuelto del revés.
//Mi bourbon favorito, el Jack Daniel´s
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dimecres, 25 d’octubre del 2017
1714, REFRESCANDO LA MEMORIA A LOS ADOCTRINADOS
Artículo de FB de Fernando Pacheco Herrera
REFRESCANDO LA MEMORIA A LOS ADOCTRINADOS:
En 1714, Barcelona era un poblacho de 37 mil habitantes, Madrid tenía 120 mil habitantes. Cádiz, Sevilla, Bilbao..., eran ciudades que duplicaban en habitantes y riqueza a Barcelona.
El comercio de Indias estaba monopolizado por los puertos del antiguo Reino de Castilla y Cataluña era una de las regiones más miserables de España. El denostado Borbón cambió el destino de las mercaderías al puerto de Barcelona, los puertos atlánticos se empobrecieron y Barcelona subió como un trueno. En 50 años cuadruplicó su población, a finales del siglo XVIII tenía 130 mil habitantes, y toda Cataluña emergió de la pobreza. Nos deben una.
El denostado Borbón puso el comercio de esclavos desde África a las Indias, en manos de la burguesía catalana, en régimen de monopolio. Los ingentes beneficios de este vil comercio sirvieron para montar la incipiente industria textil catalana. Nos deben dos.
Durante el siglo XIX y primer tercio del siglo XX, el denostado Borbón protegió a la incipiente y poco competitiva industria textil catalana aplicando unos aranceles aduaneros exorbitantes a los paños ingleses y flamencos. Una vara de paño flamenco pasó de costar 2 pesetas a costar 6 pesetas, así los paños catalanes que costaban 5 pesetas se podían vender al resto de España. Eso trajo como consecuencia que a la lana y trigo castellanos que se exportaban a Holanda e Inglaterra les aplicasen los mismos aranceles y dejaron de venderse. Así, una fanega de trigo castellano pasó de costar 10 pesetas a costar 5 pesetas. Los catalanes compraban el trigo y la lana más baratos y los castellanos compraban los paños más caros. El resultado fue un empobrecimiento de Castilla y un enriquecimiento de Cataluña. Nos deben tres.
Después de la guerra civil, el franquismo en su Plan de Desarrollo invirtió el 40% del dinero destinado al INI (Instituto Nacional de Industria) en Cataluña, con la factoría SEAT a la cabeza, el 20% en el País Vasco y otro 20% en Madrid. El resto, otro 20%, lo invirtió en el resto de España. El despegue económico de estas zonas fue rápido, el resto de España siguió en la miseria. Nos deben cuatro.
Así que, cuando ahora escucho o leo que los catetos catalanistas dicen que "España les roba", me entra la risa cabreante. Ni en 1000 años los catalanes pagarán lo que el resto de España les ha dado.
Así ha expoliado Cataluña al resto de España durante 300 años.
REFRESCANDO LA MEMORIA A LOS ADOCTRINADOS:
En 1714, Barcelona era un poblacho de 37 mil habitantes, Madrid tenía 120 mil habitantes. Cádiz, Sevilla, Bilbao..., eran ciudades que duplicaban en habitantes y riqueza a Barcelona.
El comercio de Indias estaba monopolizado por los puertos del antiguo Reino de Castilla y Cataluña era una de las regiones más miserables de España. El denostado Borbón cambió el destino de las mercaderías al puerto de Barcelona, los puertos atlánticos se empobrecieron y Barcelona subió como un trueno. En 50 años cuadruplicó su población, a finales del siglo XVIII tenía 130 mil habitantes, y toda Cataluña emergió de la pobreza. Nos deben una.
El denostado Borbón puso el comercio de esclavos desde África a las Indias, en manos de la burguesía catalana, en régimen de monopolio. Los ingentes beneficios de este vil comercio sirvieron para montar la incipiente industria textil catalana. Nos deben dos.
Durante el siglo XIX y primer tercio del siglo XX, el denostado Borbón protegió a la incipiente y poco competitiva industria textil catalana aplicando unos aranceles aduaneros exorbitantes a los paños ingleses y flamencos. Una vara de paño flamenco pasó de costar 2 pesetas a costar 6 pesetas, así los paños catalanes que costaban 5 pesetas se podían vender al resto de España. Eso trajo como consecuencia que a la lana y trigo castellanos que se exportaban a Holanda e Inglaterra les aplicasen los mismos aranceles y dejaron de venderse. Así, una fanega de trigo castellano pasó de costar 10 pesetas a costar 5 pesetas. Los catalanes compraban el trigo y la lana más baratos y los castellanos compraban los paños más caros. El resultado fue un empobrecimiento de Castilla y un enriquecimiento de Cataluña. Nos deben tres.
Después de la guerra civil, el franquismo en su Plan de Desarrollo invirtió el 40% del dinero destinado al INI (Instituto Nacional de Industria) en Cataluña, con la factoría SEAT a la cabeza, el 20% en el País Vasco y otro 20% en Madrid. El resto, otro 20%, lo invirtió en el resto de España. El despegue económico de estas zonas fue rápido, el resto de España siguió en la miseria. Nos deben cuatro.
Así que, cuando ahora escucho o leo que los catetos catalanistas dicen que "España les roba", me entra la risa cabreante. Ni en 1000 años los catalanes pagarán lo que el resto de España les ha dado.
Así ha expoliado Cataluña al resto de España durante 300 años.
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