dimecres, 3 d’octubre del 2018

murcianos 1266, rey de Aragón

Los murcianos del 1266 fueron testigos de la entrada de un rey de Aragón en su reino, pero jamás de uno catalano-aragonés. V.v.a.a.: Liber Amicorum. Profesor don Ignacio de la Concha, 1986


Los murcianos del 1266 fueron testigos de la entrada de un rey de Aragón en su reino, pero jamás de uno catalano-aragonés.
V.v.a.a.: Liber Amicorum. Profesor don Ignacio de la Concha, 1986

Carta de una mare gallega a son fill

Carta de una mare gallega a son fill. Traduída al chapurriau.


Fillet meu:
Te escric estes línies per a que sápigues que te escric. Aixina que si ressibíxes esta carta es perque te ha arribat, si no, avísam y te la torno a enviá.

L´atre día ton pare va lligí que segóns les encuestes fetes per la universidat de Saragossa, la mayoría de los acsidéns passen a menos de un kilómetro de casa, aixina que mon ham anat a viure una mica mes lluñ.

La casa es presiosa. Té hasta una llavadora que no estic segura si funsione o no. Ahí vach ficá roba, vach estirá de la cadena y no hay tornat a vore la roba desde entonses, pero bueno ...


Lo orache aquí no es tan roín; la semana passada sol va ploure dos vegades. La primera vegada durán tres díes y a la segona ne van sé cuatre.

Parlán de la jaqueta que volíes, ton tío Pepe va di que si la enviábem en los botóns ficats pesaríe massa y los ports siríen mol cars, aixina que li vam descusí los botóns y los vam ficá a la burchaca.

Lo dotó va vindre a casa per a vore si estábem be y me va ficá un tubet de vidre a la boca. Me va di que no la obriguera durán deu minuts y tun pare se va oferí a compráli lo tubet al preu que fore.

Ton pare, quin orgull mes gran, te conto que té una faena nova en casi 500 persones als seus peus. Lo han agarrat de jardiné al sementeridel poble.

Tan germana Pilar, la que se va casá en lo seu home, ha de tindre un fill. Si lo bebé es una chiqueta, tan germana li ficará com yo, mo se fará mol raro cridála 'Mama'. Ton pare li va preguntá a tan germana que si estaba segura de que ere de ella, y va di que estabe casi segura de que sí.


Per sert, que ton cusí Paco tamé se va casá, y resulte que li rese totes les nits a la dona, perque es virgen.

Al que no ham tornat a vore mes per aquí es al tío Venancio, lo que va morí l´añ passat.

Y ton germá Juancho... Va tancá lo coche y se va dixá les claus a dins. Va tindre que aná hasta casa a buscá lo duplicat per a pugué tráuremos a tots de dins del auto. Tots te añorám mol, pero mol mes desde que ten vas aná.

Tens que escríuremos y contámos cóm te va en la teua novia extranjera. No saps la alifara que vam fé cuan mos vas di que estabes al llit en Hepatitis. ¿Es griega, no?, com encara no mos u has aclarit...


Bueno fill meu, no te fico la direcsió a la carta perque no la sé. Resulte que la radera família gallega que va viure aquí se va emportá los números per a no tindre que cambiá de domissili.

Ta mare que te vol.

Tomasa Loureiro de Mougueriño.


P.D. Te volía enviá 100 euros, pero ya hay tancat lo sobre.


Los Mossos, legado, Felipe V, "el burbó"


https://diazvillanueva.com/2017/09/01/los-mossos-el-mas-perdurable-legado-felipe-v/



Los Mossos, el más perdurable legado de Felipe V


La historia es rica en paradojas. El nacionalismo catalán busca su legitimación en la guerra de Sucesión española (1701-1715). En aquella guerra la mayor parte de catalanes apoyaron al pretendiente de la casa de Habsburgo, mientras los castellanos hicieron lo propio con el de la casa de Borbón.

La cosa terminó mal, no tanto para el Habsburgo, que se colocó como emperador del Sacro Imperio antes de que terminase la guerra, como para sus partidarios, abandonados a su suerte en el tramo final de la contienda. Algunos de ellos, los barceloneses concretamente, siguieron guerreando en su nombre hasta que el 11 de septiembre de 1714 el duque de Berwick, general de Felipe de Borbón, más conocido por su ordinal Felipe Vtomó la ciudad después de un agónico sitio.
Una de las primeras medidas que Felipe V adoptó fue la de desarmar a los catalanes, básicamente porque no se fiaba de ellos. Para el Rey, un aristócrata francés que no hablaba una palabra de español /pero el catalán se entiende si hablas francés, ya que el provenzal - occitano es muy similar/
Occitano, 1196, Pedro II, rey de Aragón
Occitano, 1196, Pedro II, rey de Aragón (el aragonés sería bien parecido en 1196)

cuando le entregaron la corona, los catalanes eran el arquetipo de español irritante, amante de sus fuerosingobernable, que no se rinde nunca y que a la que te descuidas se recupera del palo que le acabas de dar y te degüella. Los barceloneses habían resistido hasta el final y era probable que volviesen a levantarse en armas en cuanto tuviesen la oportunidad. Desarmar a la gente desactivaba un problema pero activaba otro. No podrían rebelarse de nuevo, cierto, pero tampoco podrían defenderse de los salteadores, que por aquel entonces menudeaban por toda la geografía española, siempre despoblada y abundante en sierras y caminos de mala muerte.

El bandidaje era un problema antiguo que no encontró una solución más o menos definitiva hasta que, a mediados del siglo XIX, se creo la Guardia Civil.
Mossos d’Esquadra en la procesión del Corpus de Barcelona (1967)
Mossos d’Esquadra en la procesión del Corpus de Barcelona (1967)

Para contener a los bandidos y velar por el orden público el Rey ordenó que se formasen escuadras de payeses que se hubiesen significado por su causa durante la guerra. Pero no eran muchos. La guerra, además, había criado agravios vecinales que, cuando la tortilla se dio la vuelta, se pasaron al cobro.

En 1721 solo había tres escuadras, la de Rodoñá, la de Valls y la de Riudoms, formadas por un total de 36 mozos, tres cabos y un jefePere Anton Veciana Rabassa, lugarteniente del baile de Valls. Veciana se había empleado como arriero durante un tiempo, por lo que conocía todos los caminos del principado. Era, además, leal a Felipe V y lo había sido durante la guerra. Era el hombre adecuado para hacer crecer aquel cuerpo que no terminaba de implantarse.
Sucedió entonces que un antiguo fusilero del bando austracista, Pere Joan Barceló, conocido como Carrasclet, entró desde Francia y atacó Reus con una compañía de exiliados armados, curiosamente, por el duque de Berwick, que en aquel momento se encontraba al servicio del rey de Francia, en guerra con su primo.

Veciana le plantó cara y consiguió que se fuese retirando hacia el norte. Tras el fin de este breve conflicto Felipe V se terminó de convencer de que hacía falta tomarse algo más en serio lo de las escuadras catalanas, hacían falta más mozos, es decir, más mossos, reclutados por los pueblos y aldeas a cambio de un sueldo. A lo largo del siglo, durante los reinados de Fernando VI y Carlos III fueron ganando efectivos y arraigo dentro de Cataluña hasta convertirse en una guardia rural a la que los catalanes cogieron cariño.
Durante siglo y medio el jefe de las escuadras siempre perteneció a la familia Veciana. En 1773 Carlos III emitió un decreto en el que ordenaba “que no salga de la casa Veciana el honor de haber sido el fundador de las escuadras del Principado, por ello concedemos a don Pedro Mártir de Veciana la facultad de nombrar sustituto en el desempeño de su cargo”.

Las escuadrillas rurales para combatir la lacra del bandolerismo funcionaba, por lo que se multiplicaron por España cuerpos de policía local similares. Inspirándose en los Mossos se crearon los Migueletes de Guipúzcoa, los Miñones de Vizcaya y Navarra, los Fusileros de Aragón, los Escopeteros Voluntarios de Granada y Sevilla o los Guardabosques Reales de Extremadura.
En muchos casos los Veciana ejercían de consultores asesorando a las autoridades de otras partes del reino. Lo del tradicional consultor catalán, tipo fiable y concienzudo que sabe mucho de lo suyo, como se ve, no es cosa de ahora. Con el tiempo los Veciana llegaron a ser algo realmente importante, tanto dentro como fuera de Cataluña. Uno de ellos, José Baltasar Veciana Civit, llegó a ser nombrado mariscal de los reales ejércitos, gobernador de la costa de Granada y comendador de la orden de Santiago.
Pero nada dura por siempre por más que Carlos III creyese lo contrario. El cargo de jefe de los Mossos terminó saliendo de la casa de Veciana, pero porque la revolución de 1868, la Gloriosa, suprimió el cuerpo. Los progresistas españoles de entonces, entre los que se encontraba el reusense Juan Prim, lo consideraban algo propio del antiguo régimen ya sin cabida en la nueva España liberal y centralizada al modo francés.

Volverían en 1876 con la restauración borbónica de Alfonso XII y así hasta que Franco volvió a disolver el cuerpo tras la Guerra Civil. Reaparecerían en plena dictadura, en 1951, cuando el Gobierno autorizó a la diputación de Barcelona a revivirlos, pero solo como algo folclórico y con efectivos provenientes del ejército y la Guardia Civil.


Reaparecerían en plena dictadura, en 1951, cuando el Gobierno autorizó a la diputación de Barcelona a revivirlos, pero solo como algo folclórico y con efectivos provenientes del ejército y la Guardia Civil.

El retorno del Borbón en 1975 les trajo de nuevo buena fortuna. El cuerpo fue cedido a la Generalidad y desde entonces es la policía autonómica. En breve se cumplirán 300 años de la revuelta de Carrasclet, que es cuando realmente se constituyen como tales. Pocas cosas quedan en España de hace tanto tiempo. Una de ellas son los Mossos. Els Mossus. Deberían tener el retrato de Felipe V en su sede, y no precisamente vuelto del revés.
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Mi bourbon favorito, el Jack Daniel´s