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diumenge, 30 d’agost del 2020

Rossello Arrom, el catalán es un dialecto.

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La construcción nacional catalana se levanta sobre mentiras y uno de los pilares sobre el que se edifica esta gran farsa es la lengua. El catalán es un invento reciente del siglo XX a través del cual los pancatalanistas han adornado sus reivindicaciones, victimismo e historia inventada.

¿Cuatro barras?

A imagen y semejanza del nacionalismo alemán, el catalanismo tiene vocación colonial. Descartada la base racial, el único instrumento que le permite expandirse en su imaginado lebensraum es el idioma. El único problema es que nunca existió esa lengua por lo que para legitimar las aspiraciones pancatalanistas fue necesario construirla con los retazos de un idioma de frontera nacido en el Imperio Carolingio, el lemosín. En la misma fundación de España, en la Marca Hispánica, la lengua lemosina descendió con la reconquista por todo el levante español y se fundió con el habla de cada lugar alumbrando diferentes dialectos.

Rossello Arrom, el catalán es un dialecto.


Una lengua no codificada y fragmentada en variantes que arraigaron en territorios dispares e incluso aislados como en el archipiélago balear hasta la autodesignada reinaixença. Incluso entonces, el fundador del Institut d’Estudis Catalans presidía la Diputación provincial de Barcelona desde la que se creó esta institución (18 de junio de 1907) que se convertiría con el tiempo, y por Real Decreto, en la autoridad única sobre el catalán en “todos los lugares de lengua y cultura catalanas” (sic). Antes de que se iniciara este proceso en 1833, Buenaventura Carlos Aribau, uno de los impulsores de la Reinaxença, escribía en su Oda a la Pàtria  que “en llemosí sonà lo meu primer vagit”.

Del proceso de normativización de la lengua se expulsó a todos aquellos que no compartían la visión catalanista y el mallorquín Antonio María Alcover tuvo que publicar por su cuenta el Diccionari català-valencià-balear. No tenían cabida en el catalanocentrismo que terminaría imponiéndose con la Gramática (1918) y el Diccionario (1932) inventados por el ingeniero industrial Pompeyo Fabra. La gran obra de un planificador barcelonés con la que se ha cometido un verdadero genocidio cultural que los valencianos han conseguido limitar gracias a la creación de una autoridad lingüística alternativa a la implantada desde Barcelona.

Gramática (1918) y el Diccionario (1932) inventados por el ingeniero industrial Pompeyo Fabra.


En Mallorca, el artículo salado ya solo se conserva en el habla popular de la gente. Desde las organizaciones pancatalanistas regadas con dinero público (balear y catalán) se ha perseguido su uso. La Universidad de las Islas Baleares ha actuado como cómplice necesario para barnizar de cientifismo este acoso cultural dictando que, salvo en situaciones “marcadamente informales”, se utilizará el artículo “literario” o “estándar”. Eso mismo nos obligaban a aprender en las escuelas, e incluso para conseguir el título de catalán exigido para optar a la mayoría de puestos de funcionario el artículo salado se tacha como “incorrecto” en los exámenes. La propia página web de lo que antes se conocía como “Junta Avaluadora del Català” deriva a recursos lingüísticos que dependen directamente del gobierno catalán. Una invasión de terciopelo que ha uniformizado todos los dialectos del lemosín para asimilarlo a la variante catalana tildando a todas las demás de “vulgares”.

Los pancatalanistas han “normalizado” también los topónimos procurando borrar todo rastro del artículo salado que cuestiona la unidad de la lengua impuesta desde el siglo XIX por el Instituto de Estudios Catalanes. El rodillo pancatalanista no ha respetado ni las calles del casco antiguo de Palma de Mallorca aunque todavía pueden encontrarse  rastros de la lengua de nuestros abuelos.

Costa de SA pols

La “Costa de sa pols” es una de esas calles en las que la antigua placa con el artículo salado ha sobrevivido. Muchas placas de las calles con su nombre en mallorquín que sobrevivieron al franquismo no han conseguido resistir al pancatalanismo democrático”.

El catalán es un dialecto, Ausias March era valenciano y, Raimundo Lulio, mallorquín. Los catalanes pueden seguir hablando en su dialecto que los mallorquines seguiremos hablando el nuestro, como ya escribió Mossén Alcover “que no s’escandalisin els nostres mallorquins catalanistes de que diga aquí llengo i no llengua” porque en Mallorca hemos sido aragoneses, independientes o españoles pero nunca, nunca, catalanes. Hemos soportado muchos años de neocolonialismo pancatalanista y ya es hora de que volvamos a escribir en mallorquín en lugar de usar el dialecto de Barcelona.

dilluns, 13 d’agost del 2018

Manuel de Montoliu

https://www.dolcacatalunya.com/2016/04/filoleg-de-linstitut-destudis-catalans-la-individualidad-de-la-lengua-valenciana-nadie-la-pone-en-duda/

FILÒLEG DE L’INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS: 

“LA INDIVIDUALIDAD DE LA LENGUA VALENCIANA NADIE LA PONE EN DUDA"

En Manuel de Montoliu, col.lega d’en Pompeu Fabra, no comprava la mercaderia nacionalista.

Manuel de Montoliu



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Jaime I obtuvo el título de Conquistador al rendir Valencia en 1238 e integrarla en la Corona de Aragón, dándole el título de reino. Allí se habló siempre valenciano, no llemosi, como atestiguan Joanot Martorell o Gaspar Gil Polo. Pero desde que el falangista valenciano y después nacionalista catalán Joan Fuster anunciara la consigna pancatalanista (“de Salses a Guardamar, de Mahó a Fraga, som un poble, un sol poble”), algunos valencianos se empeñan en llamar a su tierra “País Valencià” -para integrarla en los fantasmagóricos “Països Catalans”- y aseguran que el valenciano es un dialecto catalán.

¿Cuál es la razón? Según Ferran Soldevila, Valencia “fue poblada por catalanes y nuestra lengua es la misma”. Pero resulta que la lengua valenciana es autóctona, derivado del bajo latín fertilizado por la cultura ibérica. El llemosi y el valenciano aparecen -como el mallorquín o el castellano- simultáneamente de forma autóctona aunque emparentada. En el interior de Valencia se hablaba la lengua valenciana churra, que se confundió con el castellano; en la costa se hablaba la lengua valenciana litoral, que es hoy el valenciano. Durante la invasión musulmana los mozárabes siguieron hablando sus lenguas romances derivadas del bajo latín, hasta que llegaron los cristianos en la Reconquista; no dejaron su lengua (mayoritariamente churra o romance aragonés pues fueron aragoneses la mayoría de los caballeros de Jaime I), sino que encontraron las 2 que hoy se hablan en Valencia: valenciano y castellano.

Así que en Valencia no hablan llemosí porque no fue repoblada por catalanes; hablan valenciano y churra. Algo que sabia tothom fins que va arribar el nacionalisme amb el seu característic expansionisme de la Gran Catalunya. També ho sabia en Manuel de Montoliu i de Togores. Era filòleg i treballà en les Oficines Lexicogràfiques de l’Institut d’Estudis Catalans, on col·laborà en el Butlletí de Dialectologia Catalana i edità, amb Pompeyo Fabra, el Diccionari Aguiló. En 1912 se publicaron sus Estudis de literatura catalana; en 1920 fue lector de catalán y castellano en Hamburgo. Sus traducciones de Dante al catalán no han sido superadas.
Pues miren lo que dice Montoliu del valenciano:

“La individualidad de la lengua valenciana dentro de la familia de las lenguas de Oc, nadie que tenga una mediana cultura la pone en duda Hoy los escritores catalanes ya no oponen razones científicas a la fuerte personalidad de la lengua valenciana, ni se oye con tanta frecuencia como antes alegar la clasificación según la cual se le da el nombre de catalán a todas las lenguas occitanas de España”.

El valencià és català? Més enllà de la ideologia Imperial nacionalista NO, malgrat el que digui el Imperialisme. Que no ens enganyin.


Dolça i timada Catalunya

Transcrit de una revista catalana, 
Dolça Catalunya
https://www.dolcacatalunya.com/2016/04/filoleg-de-linstitut-destudis-catalans-la-individualidad-de-la-lengua-valenciana-nadie-la-pone-en-duda/

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Menéndez Pidal

Menéndez Pidal, no Ignaciete Sorolla Amela Vidal



diumenge, 5 d’agost del 2018

Burrades de Pompeyo Fabra: la Ç , cedilla

Burrades de Pompeyo Fabra: la Ç cedilla, c trencada.
Si alguien se cargó el catalán tradicional, fue el endiosado Pompeyo (Pompeu) Fabra. Será interesante ir recogiendo algunas de las “burradas” que fue pergeñando en su propuesta de reforma lingüística. Hoy hablaremos de la cedilla, la “ç”.

Qué bien y diferenciador suenan a algunos la palabra “Barça”. La cedilla parece un hecho diferenciador lingüístico entre el catalán y el castellano. Sin embargo, a mediados del XIX Pedro Labernia, en su Diccionario de la lengua catalana ya advertía: “Esta letra de verdadera fisonomía catalana … se desterró del uso a semejanza de la lengua castellana”.

Ciertamente, en el siglo XIII la cedilla, “ç”, c trencada en catalá, estaba generalizada en todas las lenguas romances, aunque propiamente su extensión y mantenimiento se debieron al castellano (especialmente a Nebrija y anteriormente a Alfonso X el Sabio).

El sonido de la cedilla fue degenerando hasta parecerse al de la “z”. Por eso hasta el siglo XVIII aún se escribía “Çaragoça”.

En 1726, la Real Academia de la Lengua la suprimió por innecesaria.

Aun así, la “cedilla” es uno de los castellanismos más antiguos que poseemos. Sólo en textos del siglo XIV en catalán (en los de Eiximenis) aparece la cedilla y exportada del castellano y se perdió siglos después.
El tonto de Pompeyo Fabra, pensaba que esta letra era una peculiaridad propia del catalán que le distinguía del castellano y la “recupera” en sus Normas Ortográficas, con una extrema y absurda euforia.


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POMPEU FABRA que per a DISTINGUIR el català lo mes possible del castellà, s'inventà, entre atres coses: la “i” llatina en lloc de la “i” com conjunció, la “X” en lloc de la CH, el punt entre els dos “LL” “L.L”, escriure “V” quan en castella s'escriu “B” i lo mateix en la “G” i la “J”. L'inteligibilitat entre dos llengües no es un criteri valit per a afirmar que se tracte de la mateixa. Tambe gallecs i portuguesos s'entenen, o suecs i noruecs, o checs i ESLOVACOS, pero la diferencia es que no existixen deliris imperialistes d'uns sobre atres. POMPEU FABRA -el que creà artificialment el "Catala estandart" per a qui no ho sapia- era un analfabet en llingüistica, i aixo no ho dic yo, ho dia Don Miquel d'UNAMUNO: "¿POMPEU FABRA? Un mal deprenent de filòlec que ha creat una llengua llombarda plagada d'arcaisme, galicismes i barbarismes ". No controlava ningu dels seus quatre camps: ni el MORFOSINTÁCTICO, ni el lexic, ni el fonètic, ni el semàntic. Per aixo, se torna "troglodita" i, mirant als Classics Valencians, se dedica a recuperar gran quantitat de "arcaismes" obsolets que la LLENGUA VALENCIANA , en la seua evolució llogica, ya havia perdut. Com per eixemple "AQUEST, "NOSALTRES", "VOSALTRES","ALTRES ". Tambe inunda el "catala estandart" de Galicismes (SORTIDA, PAS, PETIT, MALGRAT, DONCS, ALESHORES, etc...) que la Llengua Valenciana no usa. Se trague de la cofeta coses com la L brotada que mai ha existit, ha eliminat el Yo pel JO, i ha introduït els digrafs TJ, TX, TG i TZ que no existien i tot aixo, ho feu basant-se en el dialecte BARCELONÍ, provinent del LLEMOSÍ, occita i provençal FRANCES El "LIBER ELEGANTIORUM" es el primer diccionari d'una llengua romanica. JOAN ESTEVE, VENECIA 1489; "ESCRIT en llatina ET VALENTIANA LINGUA". Despuix venen els catalanistes, editen el llibre i canvien "Valentina" per "Catalana" al mes pur estil "gran germa" i santes pasqües. Durant mes d'un segle, la burguesia nacional-catalana ha anat montant una xarcia internacional estrategicament dotada i mantinguda en fondos espanyols. En l'arrogant expectativa de proclamar la possessio del "dogma universal" en llingüistica, el pancatalanisme ha anat instalant a les seues afines i intelectuals organics en rectorats i catedres internacionals pagats i mantinguts en imposts espanyols, per a fer "EL GRAN CATALUNYA". La realitat es que el que se mos impon el "CATALA ESTANDART"="BARCELONÍ,=LLEMOSÍ", perque JORDI PUJOL aixina ho volgue, i AZNAR i el PP se vengueren perque necessitaven del soport dels NACIONALISTES per a governar. I com les lleis les fan els politics i els juges soles les interpreten, despuix ix el tribunal suprem dient que l'idioma es el catala. Pero aço es en tot en lo que se basa la seua "CIENTIFISME": 1980. Se celebra el XVI Congrés Internacional de Llingüistica i Filologia Romaniques en MALLORCA, organisat per la SOCIETÉ de LINGÜISTIQUE ROMANE" (7 al 12/04/80). El grup catala presenta, al concloure, un MANIFEST contra l'independencia llingüistica de la Llengua Valenciana front al catala (dialecte BARCELONI) . Dels 830 filòlecs romanistes assistents al congrés, representant a 33 països, tan soles 32 experts romanistes firmaren la seua conformitat en les TESIS catalanes. Fon rebujat per 723 experts. En canvi, en el mateix congrés, SETCENTS XIXANTA dels assistents se pronunciaren en favor de la denominacio mallorquina-balear per a la llengua en us en Balears. Un dur REVÉS contra les arrogants ambicions d'uns fabricants de fantasies filologiques i de "CIENTIFISMES" inventats que no tenen el respala ni dels archius, ni de la ciencia rigorosa. Els tentaculs del catalanisme apleguen molt llunt, ya que en l'ART. 1º del Real Decret del 26 de novembre de 1926, a la llengua valenciana li corresponia un silló en la RAE per a representar-la com llengua independent; "La Real Academia Espanyola se compondra de quaranta i dos Academics numeraris, huit dels quals deuran haver-se distinguit notablement en el coneiximent de les llengües espanyoles distintes de la castellana, distribuint-se d'este modo: dos per al idioma catala, un per al valencià, un per al mallorquí, dos per al gallec i dos per al VASCUENCE." Esta clar, era quant la RAE se regia merament objectives i criteris tècnics, frut de l'investigació i de l'estudi dels professionals i experts en les distintes materies que dirigien dita institució, abans de que sofrira les pressions dels catalanistes en 1971, els quals obligaren als academics d'eixe moment a canviar la denominació que reconeixia a la llengua valenciana, com llengua propia. I quan dic pressions dels catalanistes, i no frut del debat científic, no ho dic yo, es perque aixina ho reconeixqueren, entre atres, el cardenal TARANCÓN o Camil Josep Cela

dimecres, 20 de juny del 2018

Pompeyo Pompeu Fabra

A los chavales les hacen pronunciar "reials" cuando en textos oficiales catalanes del 1663 ponían -reals. Ocurrencias de un químico por diferenciarse del español.

Reportori de les crides reals



Ocurrencias de un químico por diferenciarse del español. Pompeyo Fabra

https://rafaeldelmorall.wordpress.com/



Pompeyo, Pompeu, Fabra


Pido perdón a quienes se sientan banderilleados al leer Pompeyo y no Pompeu como esperarían. Me atengo aquí a las normas estrictas del uso de las lenguas cuando disponen de antropónimos, topónimos y glotónimos propios. (Glotónimos, para los educados en la LOGSE, nombres de lenguas).

gramàtica, valencià, català



Si el catalán antiguo vivió, especialmente bajo el nombre de valenciano, la edad dorada de su literatura, malvivió luego somnoliento, unos tres siglos, y revive en segundo periodo de brillantez para responder a los movimientos románticos, y en el siglo XX para la proyección de la lengua en tres claros periodos. En el primer tercio del siglo, hasta la Guerra civil, abundan instituciones, publicaciones y centros de difusión. En el segundo, otra vez por la acción de los ejércitos, sufre un periodo de oscuridad que no afecta a la transmisión generacional a través de la familia. En el tercero generaliza y expande su uso en una seria apuesta por recuperar la vitalidad que tuvo en la Edad Media, época en que dispuso de dos privilegios que, una vez perdidos, son difíciles de recuperar: el monolingüismo de sus hablantes y la riqueza literaria (aquí me refiero al valenciano, claro).

Un solo catalanohablante, a quien podríamos nombrar continuador del legendario Raimundo Lulio, se responsabilizó de la normalización del catalán de Cataluña. Fue el ingeniero industrial y filólogo de vocación Pompeyo (con perdón) Fabra i Poch (1868-1948). Con solo veintitrés años publicó en castellano su Ensayo de gramática de catalán moderno donde describía por vez primera la lengua hablada con una cuidada y precisa transcripción fonética digna de todo elogio. Desde entonces y hasta su muerte, que le llegó en el exilio, se dedicó al estudio filológico de su lengua materna y consiguió rescatarla del abandono. Fabra actualizó la ortografía y llevó a tal extremo su empeño que fue capaz de completar y cerrar el proceso.
Inició su trayectoria, tan lúcida, cuando intervino, en 1906, en el I Congrés Internacional de la llengua catalana con una comunicación sobre fonética y ortografía. Su trabajo de investigación reforzó tanto su prestigio que fue elegido para dirigir la normativització lingüística. Y para cumplir con fines tan cabales se creó en 1907 el Institut d’estudis cagaláns, que propicia la aparición, en 1912, de la Gramática de la lengua catalana. Esta primera y seria descripción normativa fue redactada por Fabra, digámoslo por rigor histórico, en lengua española.


En 1913 aparecieron las Normes ortogràfiques que desataron, como siempre con estos asuntos, tantas adhesiones como rechazos, y que fueron completadas en 1917 en el Diccionari ortogràfic. Uno de los puntos enfrentados de aquella norma de escritura se refería a los criterios para reflejar la pronunciación dialectal, escorada del castellano a diferencia del acercamiento del valenciano. Pero las ortografías son discutidas mientras son novedosas. Una vez asentadas toman solera y vuelven a ser clásicas. Es evidente que en la solución para la eñe eligió una combinación poco razonable: Catalunya, y no Cataluña. A los gallegos no les pareció incorrecto usar la eñe castellana.


las batallas de la ñ, Rafael del Moral

Con la adopción como oficial de la gramática en 1918 se inicia una etapa que culmina en 1932 con el Diccionari general de la llengua catalana, popularmente conocido como el Fabra, y también con el Curs mitjà de gramàtica catalana, pensado especialmente para los escolares y germen de futuros y bien aprovechados usos. Aquel mismo año el filólogo accede, con el brillante currículo de su prestigio, a la Cátedra de lengua catalana de la Universidad de Barcelona.


Eran firmes y progresivos los pasos incluso cuando en el periodo del general Primo de Rivera (1923-1930) pidió el dictador a los hablantes regionales que difundieran la lengua predominante «como único medio eficaz de ensanchar y fortalecer la base racial y espiritual de la España grande».


En el periodo de la Segunda República (1931-1939) Cataluña recuperó buena parte de sus instituciones, o al menos dos importantes: la Generalitat, y el estatus de lengua oficial para el catalán. La constitución de 1931 señalaba en su artículo cuarto: «…a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional». Y añadía en el cincuenta:

«Es obligatorio el uso de la lengua castellana y ésta se utilizará también en todos los Centros de instrucción primaria y secundaria de las regiones autónomas».
Vivió Fabra su exilio a partir de 1939 en Francia, donde murió seis años después en Prada de Conflent, cerca de la frontera con la Cataluña del sur ? / norte . 66500 Prades /
La historia de la lengua catalana transcurre en tres etapas: la monolingüe, la ambilingüe y otra muy reciente, la de la ruptura en Cataluña.
El periodo monolingüe se extiende desde las más antiguas muestras de identidad hasta los inicios del siglo XVI. Durante esa etapa medieval de algo más de tres siglos el catalán es lengua única y habitual de sus hablantes, y desarrolla en Valencia, donde es llamado valenciano, una literatura que ocupa un lugar de privilegio entre las grandes de la humanidad.
El periodo ambilingüe abarca los cinco siglos siguientes, y se inicia cuando la vitalidad de la lengua se desvanece porque sus hablantes, que pertenecen a la corona de Castilla, se apropian del castellano, lengua imperial, para el uso habitual de la comunicación. La lengua del imperio eclipsa también al valenciano, gallego, vasco, asturiano y aragonés. De la misma manera el latín había oscurecido a las lenguas mediterráneas de la antigüedad; y el toscano, hoy más conocido como italiano, por la misma época, a las docenas de lenguas de la península itálica. El proceso no esconde violencia ni imposición. Son los hablantes quienes se apropian de una lengua que les resulta útil. Un caso más reciente lo encontramos en la India y la adopción del inglés. Desde entonces, y hasta ahora, el catalán y las otras lenguas hispánicas viven su periodo de observación del mundo compartido con el castellano, que se instala en la cotidianeidad con la misma naturalidad que las lenguas maternas, es decir, sin esfuerzo alguno, con toda llaneza y sencillez, sin tapujos.
El periodo de ruptura se inicia a principios de los años 1980 cuando España se divide para su administración en diecisiete autonomías. Buena parte de las competencias se concedieron a las regiones, y éstas desarrollaron sus propias leyes. Fue entonces cuando los poderes públicos autonómicos, en un paradójico intento de identificación, señalaron como lenguas propias de Cataluña, del País Vasco y de Galicia al catalán, gallego y vasco, respectivamente. Un embarazoso error, en mi opinión, porque faltó considerar que mucho más propio de los citados territorios es el español, lengua también propia o materna de sus hablantes, asentada durante más de treinta generaciones.
Los poderes públicos regionales, con normativas favorables a las lenguas minoritarias, dictaron leyes que debilitaron las normas elementales de respeto y convivencia, y que en Cataluña condicionaron la libertad de quienes solo hablan castellano, que son mayoría en esa y en todas las demarcaciones hispánicas.
Pero el caso del catalán de Cataluña se hizo más complejo. Veamos las razones.
Se habla catalán o valenciano o balear, que así pueden llamar sus hablantes a la lengua, en los siguientes territorios administrativos:
  1. La ciudad de Alger en la isla italiana de Cerdeña, donde sus hablantes pueden llamarlo alguerés
  2. El territorio francés del Rosellón donde la ciudad más poblada es Perpiñán.
  3. El Principado de Andorra, donde convive con el francés y el español, pero tampoco cuenta con hablantes monolingües.
  4. La Comunidad Autónoma de Aragón
  5. La Comunidad Autónoma de Cataluña donde la ciudad más poblada es Barchinona.
  6. La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares donde sus variedades pueden recibir el nombre de malloquí, menorquí o ibicenco.
  7. La Comunidad Autónoma de Valencia, donde recibe el nombre de valenciano.
  8. Y la Comunidad Autónoma de Murcia, donde es también llamado valenciano.
Durante unos cinco siglos los hablantes de catalán-valenciano-balear lo han sido también de italiano, francés o español como lengua complementaria. Pero en las últimas décadas un sector de los hablantes ambilingües de Cataluña, y solo ellos, reivindican su lengua, desde el poder, como única en su dominio autonómico. Para ello han tomado medidas para frenar y eclipsar la presencia del español, que pueden resumirse en las siguientes:
– Desaparición como lengua vehicular en la enseñanza. En Cataluña se puede estudiar en francés, en inglés, en italiano o en alemán, pero no en castellano.
– Prohibición de su uso en la administración (consultas, folletos, documentos, impresos, correspondencia, indicaciones de tráfico…).
– Ausencia del castellano en tantas cuantas indicaciones públicas se esparcen por el territorio ambilingüe.
– Prohibición de rotular en castellano, única lengua que llega a todos los hablantes, y sanción económica a quienes lo hacen. Las otras lenguas del mundo, sin embargo, están autorizadas.
Necesitaríamos una estadística que mostrara con transparencia cuántos son los catalanes monolingües y cuántos los ambilingües, pero ese es el secreto mejor guardado. Para enmascararlo, no se pregunta en las encuestas por la lengua materna o propia de los hablantes, sino por si entiende, lee, habla o escribe, que es la mejor manera de confundir los resultados. Es sabido que mostramos una tendencia natural a engrandecer nuestros conocimientos, y mucho más en lo que se refiere al de las lenguas cuando nadie ha de comprobarlo. De esa manera la implicación del ciudadano con el catalán es, como cabría esperar, casi absoluta. La misma encuesta en Extremadura, donde el estudio de una lengua extranjera es obligatorio en todos los centros de enseñanza, podría deducir que el ochenta por ciento de los jóvenes extremeños leen, entienden, hablan o escriben en inglés.
Los catalanes monolingües, especialmente los jóvenes, imposibilitados para cursar estudios en castellano, lo hacen en catalán y se protegen, si lo desean, con la consigna que el gobierno regional ha dictado de manera subrepticia, que conocer dos lenguas es un bien, por lo tanto nosotros somos más que el resto de españoles, pues ellos solo hablan una. La demagógica consigna oculta lo innecesario de obligar a una comunicación en la lengua menos útil, y sobre todo la privación de un bien inalienable: la libertar para elegir la lengua en que uno quiere formarse.
El catalán de Cataluña, que no el hablado en las otras siete demarcaciones administrativas, se alza así como una lengua que pretende erradicar al español de su territorio, aunque el español sea el único idioma común de los catalanes. Es fácil encontrar museos o exposiciones donde, ajenos a los más elementales principios de respeto a la lengua materna, se usa el catalán y el inglés, y no el español. Cuando visité hace unos años la exposición de los Guerreros de terracota de Xian, un video en catalán se proyectó de manera obligada para los visitantes, mayoritariamente españoles de distintas procedencias, aunque, eso sí, con subtítulos en inglés.
No añadiré, por innecesario, que el conflicto no se repite en ninguna de las otras legislaciones europeas sobre la presencia de lenguas minoritarias en sus territorios.
DOMINIOS AMBILINGÜES DEL CATALÁN-VALENCIANO
TerritorioPaísPoblaciónHablantes ambilingüesLengua principalPolítica
Lingüística
CataluñaEsp7.500.0002.700.000españolImposición del catalán. Eclipse imposible del castellano.
ValenciaEsp5.000.0002.000.000españolLibre elección de la lengua de enseñanza
BalearesEsp1.120.000400.000españolVariaciones según el gobierno regional.
RosellónFra450.00035.000francésSin política lingüística. Iniciativas municipales para el catalán.
AragónEsp1.300.00033.000españolSin política lingüística. Los hablantes no la solicitan
AndorraAnd77.00026.000esp/fraTres lenguas habituales. Libertad de elección.
AlguerIta 44.0008.000italianoSin política lingüística.
MurciaEsp1.500.000350españolSin política lingüística.
TOTAL16.991.0005.169.350
Diremos, para resumir, que las lenguas propias de Cataluña son,  desde el siglo XVI, dos, el catalán y el castellano. Desde entonces los grandes escritores de Cataluña suelen elegir, pues poseen ambas con igual destreza, el castellano. Si en el pasado hubo hablantes monolingües de catalán, hoy ya no existen. Los monolingües de castellano superan, como hemos dicho, a los ambilingües, pero las políticas lingüistas, sin embargo, se conciben como si solo existiera una lengua propia en Cataluña, el catalán.
Se ha instalado la moda, incentivada por las clases políticas, de expresarse en catalán sin tener en cuenta la lengua del interlocutor porque los nacionalistas exaltados han decidido, en falsa reciprocidad, que los hablantes monolingües deben entenderlos como ellos entienden el castellano. El ningún otro momento de la historia de la humanidad se ha desarrollado, a mi entender, tanta irracionalidad en las políticas lingüísticas.
Y se expresan algunos hablantes con tal ligereza y arrogancia que empieza a ser educado en Cataluña humillar a los monolingües. Y ha llegado a tal extremo la exigencia que resulta obligatorio mostrar conocimientos de catalán en distintos grados, aunque los ambilingües sean minoritarios. De cualquier manera, y en contra de todo principio elemental de convivencia, se impone en muchos ambientes por iniciativa del grupo más fuerte la lengua menos útil.

dimecres, 24 de gener del 2018

Català autèntic perdut

Tots hem sentit a dir als capitostos del nacionalisme català que la nació catalana és mil·lenària, que vam perdre la independència del país l’any 1714, que des de llavors l’hem volgut recuperar i fins i tot que amb la immigració castellanoparlant del segle XX s’ha pretès esborrar la nostra llengua i la nostra identitat.

La realitat, tanmateix, és ben diferent: abans de ser catalans ja erem hispans, aragonesos, el nostre poble mai ha estat deslligat de la resta de la Península (fins i tot quan només hi havia uns comptats autònoms que no rebien el nom de Catalunya i sí de Marca Hispànica), i el que vam perdre van ser uns furs que segellaven la nostra pertinença a la gloriosa Monarquia Catòlica d’Espanya, de la qual formàvem part, units a la resta d’espanyols, per sobre de tot, pel Tron i l’Altar. 
La malhaurada pèrdua d’aquests furs com a conseqüència d’una guerra civil i dinàstica espanyola no va suposar, tot i així, un menyscabament al nostre sentiment de pertinença a Espanya, i mai va arrelar el separatisme a Catalunya durant el segle XVIII ni el segle XIX, quan es configuraven la majoria dels estats-nació liberals d’Europa i Amèrica. Per contra, vam reafirmar la nostra espanyolitat en guerra sense quarter contra el francès impiu, que ens volia imposar els valors de la Revolució. 

Fou la guerra més crua i heroica que hem patit mai com a catalans, però d’aquesta contesa el separatisme gairebé mai en parla, perquè qualsevol historiador sap que va ser una guerra lliurada per defensar la Religió catòlica, la independència d’Espanya i el Rei legítim. I aquesta mena de guerres (que en vam tenir més d’una) no serveix per a la mitologia del nacionalisme català.
Pel que fa a la llengua catalana, la realitat és que al començament del segle XX, coincidint amb l’expansió del nacionalisme (d’arrel liberal i burgesa, mai carlina com falsament es diu), ens van robar el català autèntic, el que havien parlat els nostres avantpassats durant segles, i ens van donar gat per llebre amb l’artificial català pompeufabrenc, que és gairebé l’únic que coneixem avui al Principat. Amb l’excusa de “parlar bé”, vam deixar de parlar com els nostres pares, com demostren les següents línies d’un article aparegut el 1921 en el butlletí de la Societat Econòmica d’Amics del País de Girona (la negreta és nostra):
(…) Pod dir-se que’l català feia cents anys que estava invait, dominat pel castellà. En el segle passat que fou en el que s’inicià el desvetllament per a la reivindicació de la nostra llengua, estava aquesta tant corrompuda que no extranya gens que’ls de la ribera contraria de l’Ebre titllessin de dialecte a la nostra parla. Llegeixi’s qualsevol periòdic o llibre escrit en català de la centuria passada i es veurà la tristor que causa l’admissió de paraules netament castellanes, com són: hasta, luego, antes, decoro, bueno, medianía, socorro, colmo, pues, etz., etz., paraules totes elles avui proscrites de tota escriptura. Tant sols s’usen avui en el llenguatge més vulgar. I no parlem de la ortografia que s’estilava i que cada escriptor estenia, sense que donés el braç a tòrcer, uns per raons poc poderoses i altres per rebequeria.
Les h eren posades a dojo sense atenir-se a la etimología; les t eren suprimides en la majoria de les terminacions en que ès obligat posar-les-hi. L’article lo àdhuc en els casos que no era en sentit neutre, era tant comú que no’s concebia canviar-lo per el. La ny no es coneixia o al menys no tenía el valor de ñ i aquesta substituía a aquella veient-se escrita la paraula añ, aixís, amb tot i el mal efecte que produeix. Els apòstrofs no cal dir que es posaven al revés. La preposició i era era escrita sempre amb y. Les terminacions en plural amb a. Per x era utilitzada la ch. No més s’usava l’accent agut. Per q s’aplicava la c. En fi, el nostre idioma era tant diferent del d’avui que aquells escritors antics dirien que hem avançat massa.
Tant corrompuda estava la nostra llengua i plena de barbarismes i de mots forasters, que no era acceptat dir segell ni a reveure sense que totes les mirades deixessin de convergir a la persona que les hagués pronunciades com eixides d’algú titllat de ceva. I per sort aquesta ceva s’ha anat extenent poc a poc i avui ja no fa riure a ningú. (…)
És a dir, a més de canviar l’article lo (que no era dialectal, sinò que l’utilitzava tothom a Catalunya), ens van treure els castellanismes i ens van imposar gal·licismes foranis. Per fer-nos una idea de com parlaven realment els nostres avantpassats, podem llegir aquest opuscle de 1833: Conversa entre un pagés y lo Sr. Rector sobre indulgencias y butllas. Els tradicionalistes, com a regionalistes i amants de la nostra terra, sempre vam defensar l’ús i coneixement del català, i un dels primers pensadors carlins, el frare Magí Ferrer, ja va fer un diccionari català-castellà l’any 1836 (molt abans que el liberal esquerrà Valentí Almirall inventés l’anomenat catalanisme polític). Un altre exemple n’és el mallorquí mossèn Antoni Maria Alcover, tradicionalista integrista i enemic del separatisme, qui el 1900 va començar el famós diccionari català-valencià-balear. Desafortunadament, però, els carlins vam caure també en la trampa “purificadora”, com mostra, per exemple, el fet que algunes de les capçaleres més populars de la nostra premsa, com Lo Crit d’Espanya(1889-1892) o Lo Mestre Titas (1897-1900), reapareguessin, anys després, com El Crit d’Espanya (1920-1921) i El Mestre Titas (1910-1911).
Lo crit d'Espanya

Veient com vam deixar que ens canviessin la nostra llengua per una altra suposadament “més pura”, però menys nostra, encara ens sorprèn el blaverisme i l’oposició de tants valencians, balears i aragonesos orientals —que lògicament no volen deixar de parlar lo chapurriau— a una artificial unitat de la llengua?
Els puristes podran estar satisfets havent-nos llegat expresions franceses com a reveure, mentre que hem perdut les salutacions genuïnament catalanes com Déu vos guard! Casualitat o part del pla de secularització i descristianització del nostre poble? No en va, els carlins sempre hem considerat els liberals com el que són, successors dels traidors afrancesats, amics dels invasors contra els qui fa dos segles vam lluitar a mort els catalans i tots els espanyols per la nostra Tradició.